CAPITULO 26

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*Jared*

«Alguien me vigila», es el primer pensamiento que se me viene a la cabeza cuando veo una camioneta de carga negra, a unos metros de la entrada trasera de mi edificio.

En la mañana, después de que Alex se fuera, salí a correr para despejar mis pensamientos y planear bien lo que le diré a Marcus, le prometí a Alex que convencería a su padre de enfrentar a Richard Moore, pero tal vez sea más difícil de lo que creí en un principio. Después de correr por casi todo Brooklyn, decidí volver a mi apartamento y al dar la vuelta en la esquina hacia la puerta trasera del gimnasio fue cuando vi esa camioneta. En ese momento no le presté mucha atención, supuse que alguien estaría haciendo una entrega o enviando un paquete bastante grande pero, eso fue a las ocho de la mañana, ahora es más de medio día y esa camioneta sigue ahí.

El segundo pensamiento que se me viene a la cabeza es que tal vez Nick me ha puesto vigilancia para asegurarse de que Alex no me visita. O simplemente para saber todos mis movimientos y si contacto a algunos de los hombres de Benny. Sin embargo, mi instinto me dice otra cosa, algo que no me gusta, sobretodo porque siento la imperiosa urgencia de irme. Pero que yo sepa, no tengo por qué huir, además no quiero irme, no sin Alex. Quizá me estoy volviendo paranoico.

― ¿Qué tanto vez?

La voz de Marcus me hace dar un respingo a la vez que me saca de mi ensimismamiento. Me alejo de la ventana y me lo encuentro sentado en uno de los taburetes de la barra de la cocina, mirándome con un aire de suficiencia.

―Nada―respondo.

―Veo que al final decidiste quedarte.

Una sonrisa socarrona se forma en su rostro. Por un breve segundo estoy a punto de decirle que Alex supo convencerme, pero al segundo siguiente recuerdo que es su hija y si se lo digo, probablemente, me pateé el trasero así que decido guardarme mis comentarios.

―Por ahora―me limito a decir―. ¿Cómo entraste?

―Dejaste la puerta abierta―me dice.

―Ah.

― ¿Qué pasa, Jared? ―pregunta y yo lo miro confundido―. Estás pensativo y distraído al mismo tiempo. A ti te sucede algo.

«Quiero que vayas con Richard Moore y le exijas que te devuelva a tu familia», es lo que quiero decirle, pero las palabras no me salen. Recuerdo el inmenso dolor que vi en sus ojos la noche en que me contó su historia. Recuerdo lo mucho que le dolía hablar de su hija y todos los momentos que perdió a su lado. ¿Cómo sacar el tema del que tanto le duele hablar? ¿Cómo convencer a un hombre de recuperar una familia que hace mucho dio por perdida? Estoy consciente de que Marcus está más que feliz por estar de nuevo con Alex, pero ¿y si ha olvidado a Caroline? Y aunque no la haya olvidado y todavía la ame, ¿qué pasa si Caroline ya lo ha olvidado a él? Marcus es mi amigo, no quiero abrirle esas viejas heridas que tanto le costó cerrar.

Abro y cierro la boca un par de veces, como pez fuera del agua, sin saber qué decir. Marcus me mira con ceño fruncido y algo exasperado, supongo que está por preguntarme qué diablos me pasa cuando los estridentes gritos de mi primo llegan a nosotros desde la planta baja.

― ¡Jared! ¡Marcus! ―grita Connor con desesperación.

Marcus y yo nos miramos por apenas una fracción de segundo antes de bajar corriendo al encuentro de mi primo. Mientras bajamos corriendo las escaleras, observamos a Connor entrar corriendo al gimnasio.

― ¿Qué pasó? ―preguntamos Marcus y yo al unísono en cuanto estamos frente a Connor.

―Estaba en la universidad con Hannah y Andrew cuando apareció el padrastro de Alex―dice rápida y atropelladamente―. Le exigió a Hannah que le dijera dónde y con quien estaban Alex, su madre y su hermano. Hannah le dijo que no sabía nada y que aunque lo supiera nunca se lo diría. Eso molesto a Moore, pues le dijo a Hannah que le dijera a Alex que si ella, su madre y su hermano no volvían a casa está misma noche, quienes pagarían las consecuencias serían...

Anhelo y Deseo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora