CAPITULO 22

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*Jared*

El dolor llena todo mi cuerpo y sé que no es por el golpe que me dieron en la cabeza ni por haber destrozado mis nudillos al golpear a Nick. No, el dolor que siento ahora no lo he sentido nunca. El dolor que siento ahora me oprime el pecho, me dificulta la respiración, me nubla la vista, me hiela la sangre; y entonces sé que me falta ella.

Cierro los ojos y veo a Alex. Pero lo que no veo son los buenos momentos que pasamos juntos. No, esos recuerdos se han desvanecido, ya no están. Ahora lo único que veo al cerrar los ojos es a Alex mirándome con odio y resentimiento absolutos como si yo la hubiese traicionado de la peor forma posible. Quiero decirle que yo no he hecho nada para lastimarla, pero ella no escucha, y si no lo hace es porque realmente está herida. Cuando estamos heridos, no escuchamos, no vemos, no creemos; sólo sentimos ese inmenso dolor en lo más profundo de nuestro ser y nada más, así que no puedo culparla.

Pero quiero explicarle, quiero decirle que está equivocada al suponer que Nick y yo somos hermanos, pero entonces recuerdo que ella se fue dejándome con mil palabras en la boca, y ahora, tal vez, nunca volverá a mí. Ese pensamiento me destroza, pero no hace que mis sentimientos desaparezcan. Alex me importa más de lo que un día llegué imaginar, y por lo tanto me preocupa lo que le pueda pasar. Cuando hablamos por, lo que pareció, ultima vez ella se fue en medio de la lluvia totalmente furiosa, eso fue hace al menos unas seis horas. Necesito saber que está bien.

Me levanto del suelo, de mi habitación, donde estoy sentado y busco mi celular. Lo encuentro en la mesita de noche a un lado de mi cama, lo enciendo y marco el número de Alex sin éxito pues suena ocupado. Llamo un par de veces más, pero resulta lo mismo. Alex debe estar hablando con alguien, pero ¿Quién? Finalmente me doy por vencido y llamo a otro número, esta vez me responden al tercer tono.

―Jared, ¿qué sucede? ―pregunta Marcus nada más al contestar.

―Es Alex―digo nervioso―. Hace horas que no sé nada de ella y...

―Tranquilo, está conmigo―me interrumpe.

― ¿Está contigo? ―pregunto incrédulo.

―Sí, conmigo―me confirma―. Llegó hace un par de horas y hemos estado hablando.

La voz de Marcus suena, peculiarmente, feliz y aliviada. Sea lo que sea de lo que habló con Alex no tuvo nada que ver con lo que sucedió está tarde en mi gimnasio.

―Oh...―me limito a decir.

― ¿Qué pasó Jared? ―me pregunta Marcus con curiosidad.

Marcus es malditamente astuto, sé que al escuchar mi tono de voz se ha dado cuenta de algo.

― ¿Por qué llamaste? ―continua―. Te noto preocupado y... alterado.

―Es que...―me interrumpo a mí mismo. No sé si deba decírselo, no sólo es mi amigo, también es el padre de Alex. Pero también sé que yo no soy culpable de nada y eso Marcus lo sabe―. Alex vino al gimnasio cuando Nick aún estaba aquí.

Rápidamente le resumo a Marcus todo lo sucedido desde que Benny me hizo tomar el mando del interrogatorio de Nick. Le digo como Nick provoco todo, le digo la reacción de Alex y como me dejó, le digo sobre la golpiza que le di a Nick y cómo fue que lograron detenerme.

―Vaya... Ahora sé porque Alex estaba llorando cuando llegó―dice Marcus cuando he terminado de hablar.

― ¿Estaba llorando? ―pregunto preocupado―. ¿Se encuentra bien?

―Sí, eso creo. Pero...―Marcus se queda callado por unos segundos―. ¿Se puede saber qué diablos pasa entre ustedes dos como para que Alex este tan dolida por saber que Nick y tú se conocen y que tú te preocupes tanto por ella?

Anhelo y Deseo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora