CAPITULO 6.

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*Alex*

Cuando desperté está maña y al encontrarme en una habitación totalmente desconocida, hizo que una alarma se encendiera en mí. Cuando vi entrar a Jared con una bandeja de desayuno y al verme a mí con una única camiseta suya como pijama, el pánico me invadió y pensé lo peor. Debí verme patética al pensar que Jared se aprovecho de mí la noche anterior. Él me juró que nada había sucedido entre los dos y que no sería capaz de aprovecharse de mí y de nadie... y le creí.

Ahora que me estoy duchando, aún en la casa del padre de Jared, mientras el agua caliente recorre mi cuerpo, los recuerdos de la noche anterior vienen a mí. El tequila... mucho tequila, los chistes y risas con personas que me son desconocidas, el baile... el baile con Jared. ¡Dios Santo! ¿En serio baile con Jared? Pero eso no es lo peor, recuerdo que... ¡Santa mierda! ¡Estuve muy cerca de besar a Jared! ¡Ay, no! Pero... él fue quien se alejo de mí. Eso... eso es bueno... creo. No, sí es bueno, muy bueno. Digo, Jared es un buen chico, y para mi sorpresa, es todo un caballero pues en su lugar cualquier otro habría aprovechado mi estado de embriaguez, pero él solo cuido de mí, aún así algo entre él y yo jamás funcionaria. ¿Verdad?

Cuando termino de ducharme, me visto con mi misma ropa, pero con unos bóxers de Jared. En mi defensa, no me gusta usar las mismas bragas dos veces seguidas. En cuanto llegue a casa me cambiaré de ropa, esto de usar la ropa interior de Jared me parece muy íntimo y él y yo no somos ni amigos. Debido a que Jared me dijo que me esperaría en el bar, salgo de la habitación y camino por el pasillo hacia las escaleras. Mientras camino, me doy cuenta de que en una puerta hay un letrero que dice: "No pasar". No soy experta en chicos, pero ese me parece un letrero que un adolescente rebelde pondría en la puerta de su habitación. ¿Jared tendrá un hermano? Bueno, tampoco es que me importe.

En el bar, me encuentro a Jared y a su padre hablando como dos viejos amigos. El primero en verme, es el señor Miller y me sonríe amplia y amablemente.

―Buenos días, preciosa. ¿Cómo amaneciste? ―me pregunta el señor Miller.

Ahora, con más luz, puedo observar mejor al padre de Jared y me doy cuenta de que padre e hijo son idénticos físicamente, menos en los ojos, pues el señor Miller los tiene de un color entre verde y miel. Incluso me llama preciosa como Jared. Estoy comenzando a pensar que el ser coquetos y risueños viene de familia.

―Buenos días―le devuelvo el saludo con una sonrisa―. Amanecí con un poco de dolor de cabeza, pero bien, gracias por preguntar. Por cierto, el desayuno estuvo delicioso, gracias también por eso.

―Es un placer. Cuando quieras, puedes venir―me dice sin perder la sonrisa.

―Gracias―repito.

―Bueno, creo que debemos irnos―interviene Jared―. Connor llamó, tiene algo que decirnos.

―De acuerdo―le digo y me volteo hacia su padre―. Fue un gusto conocerlo, señor Miller. Por cierto, su bar es estupendo.

―Gracias. El gusto fue mío. Espero verte por aquí más seguido―dice guiñándome un ojo.

Tras despedirse de su padre y prometer que lo visitaría más seguido, Jared y yo salimos del bar y caminamos hasta donde dejamos mi auto el día de ayer. Esta vez, de regreso, yo conduzco y Jared va de copiloto. El viaje lo hacemos sin hablar, solo oímos la música de la radio. De vez en cuando y muy distraídamente, Jared, tararea la letra de algunas canciones. Yo me quedo impactada, tiene muy bonita voz. Cuando estamos entrando a Nueva York, Connor vuelve a llamar, nos espera en el apartamento donde se está quedando Jared, él me da la dirección, y sin demora, conduzco hasta el lugar.

Al llegar, Jared y yo bajamos de mi auto y ambos entramos a lo que parece ser un viejo gimnasio de boxeo. El lugar es enorme, en las paredes hay fotografías en blanco y negro de peleas y boxeadores, además de periódicos viejos en donde aparece el gimnasio en primera plana. Me llama la atención que en uno de los recortes de periódico, junto a la foto del gimnasio, aparece el apellido Miller. ¿Será este gimnasio propiedad de la familia de Jared? Tengo ganas de preguntárselo, pero fui yo quien puso la regla de no preguntas personales, así que me abstengo y me quedo callada.

Anhelo y Deseo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora