GUERRA MORTAL | La mayoría de las personas culpan a Dios de los problemas creados por humanos. En el apocalipsis hay miseria, muertes, guerras y muchas personas muriendo todos los días; y todo eso es por la causa de los mismos humanos destruyéndonos...
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|| Eva Ross ||
— ¿Sí? — Michonne pregunta antes de verme, al hacerlo, me sonríe. Se lo devuelvo antes de que me deje entrar por completo a su casa.
— Carol les manda estas galletas, como agradecimiento a Rick por traerle azúcar — menciono mientras mis ojos viajan por toda la entrada buscando una mirada en específico.
— Vaya, gracias... pero, apuesto que no solo por agradecimiento te ofreciste a venir, ¿verdad?
Dirijo mi mirada de inmediato hacia ella, pongo una cara de ofendida, pero, su sonrisa me descubre.
— ¿Está él? — pregunto con una sonrisa de pena.
— En la sala, está con la terapia física que le mandó Denisse — me deja pasar a la sala, cuando abro las puertas de vidrio, veo su figura, noto la venda blanca cubriendo una parte de su cabello, una música country está sonando en un toca discos.
Gracias a las expediciones que ha hecho Rick, hemos podido recuperar un par de cosas del antiguo mundo que nos han hecho la vida un poco más llevadera.
Me acerco por detrás, rodeo el sofá y antes de poder hacer algún movimiento, él deja la pelota que estaba lanzando, y se voltea.
Al hacerlo, choco con su pecho y él me abraza inmovilizando mis brazos, cuando levanto la mirada, me sonríe.
— Hola... — murmuro con una sonrisa sin dejar de ver sus labios — ¿cómo sabías que estaba aquí?
— No eres muy silenciosa que digamos — me dice y me besa.
En medio del beso sonrío como tonta, suspiro y el castaño se aleja para bajar el volumen de la música.
— Denisse mencionó que la música me ayudaba a concentrarme... — él suspira mientras se acomoda en el sofá, me siento a su lado — intenté el tiro al blanco, pero es obvio que mi puntería no será la misma de antes.
Cuando dice eso, algo en mi pecho se resquebraja, algo en mi cabeza vuelve a repetir el momento en que disparé.
— Carl... — murmuro, pero en mi garganta quedan atascadas todas las palabras que tenía pensado decir.
— Oye — me susurra, aparta un mechón de cabello de la cara y acaricia mi mejilla, me da un beso en esta para después hablar — sé lo que piensas, nada de esto fue tu culpa, ni siquiera te atrevas a mencionarlo.
— Pero si lo fue... — antes de si quiera acabar la frase, Carl me besa, con eso se lleva por completo mis miedos, mis inseguridades, mis penas y mis pensamientos.