― 1O. Guerra. |parte 1|

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『CAPITULO 1O』

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G u e r r a
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|| Eva Ross ||

Los ruidos sordos de una persona cerca de mí es lo primero que escucho, cuando quiero mover mis manos hacia mi rostro, noto cómo estas se encuentran sujetadas a la silla. Abro los ojos poco a poco, estoy en un almacén, hay unas rendijas que dejan entrar rayos de sol, son pocos, doy una inspección rápida, me encuentro con alguien frente a mí.

Es Carl, también está amordazado al igual que yo, yo quiero gritar e ir con él, su rostro está todo golpeado. Lo veo, él trata de tranquilizarme, nunca había visto tanta sangre en él.

No trae la camiseta puesta, es la que usaron para callarlo, mis mejillas comienzan a doler, están siendo muy ajustadas por el nudo, lágrimas comienzan a salir, Carl me mira, niega con la cabeza, como queriendo decir que no llore, pero me es inevitable.

Cuando las lágrimas ya no me dejan ver, el sonido de una puerta llama mi atención, sé que alguien ha entrado.

― ¿Ya despertó la bella durmiente? ― es la voz del gobernador, jamás podría olvidarla, me provocará pesadillas en los próximos días. Carl gruñe cuando se acerca a mí ― en otra situación hubiera sido padrino de su boda, o tal vez solo les preguntaría dónde se encuentra su prisión, pero sé bien dónde está. Prefiero pedir algún tipo de recompensa, ¿qué dices tú? ¿eh bella? ― él me mira, cuando me quita la tela de la boca, lo primero que logro hacer es escupir su cara.

Él cierra los ojos, parece enojado, es ahí donde me doy cuenta del gran error, él me mira a la cara, parece que veo al mismo diablo, me pareció ver a alguien conocido, pero eso antes de que él me diera una cachetada.

Siento mi cabeza querer salirse de su lugar, Carl sigue tratando de gritar, las lágrimas ya no salen de mí, pero mi mejilla arde.

― Esto lo pagaras preciosa ― él se levanta y me vuelve a poner la tela, no tiene caso que me remueva, él aun logra mantenerme callada ― ¡ay! El amor adolescente, como me repugna... ― dice para luego dirigirse a la puerta, al abrirla entran dos hombres con un caminante, mis ojos se ensanchan, respiro con dificultad, es nuestro fin, vamos a morir, no podemos morir, no quiero morir.

Cuando el caminante se dirige a nosotros, Carl brinca con su silla, yo solo trato de respirar profundo, cuando el caminante está por lanzar una mordida, Carl lo golpea con sus pies, el caminante se aleja de nosotros, pero Carl cayó junto a su silla, solo escucho el golpe seco de está rompiéndose bajo el peso de su cuerpo.

Cuando logro ver a Carl levantarse sin la silla, mi mente vuelve en sí, él logra rematar al monstruo. Él corre hacia mí, desata primero mi boca, sigo lanzando sollozos, él me libera por completo de la silla, y lo primero que hago es abrazarlo, toda la paz que el mundo me quitaba a diario, regresó justo cuando me abraza, no dejo de llorar. Él me susurra que todo está bien, pero no puedo dejar de pensar en lo que pudo haber pasado.

Guerra Mortal ►Carl Grimes [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora