Guerra Mortal ►Carl Grimes [2]

― O3. Razonar.

『CAPITULO O3』

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↻ R a z o n a r
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|| Carl Grimes. ||

Nunca pensamos que podría pasar, llevamos aproximadamente un mes dentro de la prisión, aún nos falta quemar varios cuerpos, pero prácticamente ya es nuestra.

Podemos ir y venir tanto a las duchas, al gimnasio, a la armería. Aunque la comida esté escaseando, sé que podemos tener una vida aquí dentro. T-Dog y Daryl encontraron un generador de energía, por lo que ahora la luz no nos hace falta por las noches.

― ¿Dónde están Glenn y Maggie? ― pregunta mi padre mientras Avery, Carol, T-Dog y Travis acomodan autos alrededor de la prisión.

― Creo que están en la torre de guardia ― responde Daryl.

― ¿En la torre de guardia? Pero si estuvieron ahí anoche ― les digo, mientras Daryl les grita que necesitamos ayuda. Mi sonrisa es grande cuando Glenn sale sin camiseta y acomodándose los pantalones.

Cuando mi vista viaja detrás de la cerca que da vista al gimnasio, mi sonrisa desaparece, noto cómo Oscar y Axel nos miran.

― Pá... ― digo para después dirigirme a pasos veloces hacia ellos. ― ya están muy cerca, teníamos un trato ― digo a unos centímetros de ellos.

― Yo sé, pero por favor, chico... debes comprendernos.

― Era un trato ― dice papá detrás de mí.

― Por favor señor, no podemos vivir en ese lugar ni un minuto más, no con esos cuerpos, de gente conocida, sangre, pesadillas nos invaden.

― Nuestro trato no se negocia ― dice alto mi papá.

― Tiene que creerme... ya aprendimos, ― dice Oscar ― lo suficiente para vivir en la carretera, antes de volver a ese agujero.

― Debemos dejarlos ― dice T-Dog cuando papá nos reúne a todo el grupo.

― ¿Es en serio? ¿quieres que duerman a un lado tuyo?

― Rick, son personas, como nosotros.

― Son criminales ― habla fuerte Travis.

― Yo sé que hemos pasado por muchas cosas... pero eso no nos impide que ayudemos a otras personas ― la voz decidida de Eva nos deja pensando.

― Luchamos mucho para estar aquí ― ahora Avery habla desde las escaleras.

― Solo digo que... ― Eva mira fijamente a mi padre ― tal vez ellos tengan menos sangre en sus manos que nosotros.

― ¿La sangre de quién preferirías perder? ― salgo de mis cabales y respondo de manera un tanto agresiva ― ¿la de nosotros o la de ellos?