― O1. Prisión.

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『CAPITULO O1』

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||Eva Ross||

Entro a la carpa para encontrarme una vez más con el cuerpo de la pobre Altea echa un ovillo. Sus brazos delgados cubren su cabeza, está bajo las mantas, pero casi pueden vislumbrarse sus huesos. Después de alejarnos lo suficiente de Stinivia, Altea se alejó lo más que pudo de Glenn, no deja ni que Rick se le acerque, entre Maggie y yo tuvimos que hacerle las preguntas que Rick insistió que le dijéramos.

― ¿Como te sientes?

― Igual que siempre... ― el susurro fue tan bajo, no ha querido hablar con nadie más desde que nos instalamos en medio del bosque.

― Te traje un poco de agua, ― le menciono ― la tome antes de que hagan el conteo, entonces te toca doble ración... ―ella no me responde, supongo quiere dormir ― tu descansa... ¿quieres... que le diga a Glenn que venga?

― No ― ella se levanta tan rápido que me hace dejar la vasija con agua en el piso, su bello rostro alberga ojeras, su piel es muy blanca, demasiado, casi pálida. Sus cabellos negros parecen un nido de aves, ya no usa el camisón, ni aquella extraña ropa interior. Puedo ver algunos golpes que comienzan a desaparecer.

― ¿Por qué no? Es tu hermano.

― Pero... es hombre ― dice y vuelve a acostarse.

No digo nada, la veo cerrar poco a poco sus ojos, con el dorso de mi mano reviso la temperatura de su frente, la alejo al instante.

― Estás hirviendo, debo avisar ― antes de levantarme por completo de su lado, ella toma mi muñeca.

― Por favor, no a Rick o a Glenn, prefiero a Maggie. Pero... antes, ¿puedes hacerme un favor?

― Claro que sí, dime.

― Me revisarías...la... ¿ahí? ― me dice mientras me mira con el rostro más rojo que un tomate.

― ¿Dónde?

― Mi... agh ― parece desesperarse, solo se quita la sábana y levanta las rodillas, después baja su ropa interior ― solo... ¿podrías decirme que tengo? Duele mucho.

Mi vista viaja a sus partes íntimas, veo cómo manchas rojas se extienden desde sus muslos hasta dentro de su vagina.

― Yo... esto debería verlo mejor Maggie ― le digo para cubrirla de nuevo con la sábana ― descansa, prometo que solo le diré a ella ― después de eso salgo de la tienda de dormir, no sin antes tener a Glenn atacándome con preguntas de cómo se encuentra su hermana o que si la puede ver.

― Es mejor que descanse, no la agobies, tiene miedo.

― Si... ―él se queda pensativo mientras mira la tierra debajo de nosotros ― gracias, por lo que haces por ella, Eva, de verdad, gracias.

Guerra Mortal ►Carl Grimes [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora