― 28. Lluvia.

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『CAPITULO 28』

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|| Carl Grimes ||

Seguimos caminando por la carretera, la imagen del cuerpo de Altea antes de darle piedad sigue intacta en mi mente, Glenn no ha dejado de mirar el bosque, parece ido, tal vez espera a que de él salga Altea caminando hacia nosotros con su sonrisa burlona.

Voy frente al grupo, me toma tanto esfuerzo poner un pie delante de otro, cada paso que doy hacia adelante, lo siento dar hacia atrás.

El paisaje no cambia, seguimos rodeados de bosque puro, el camino hacia Canadá está siendo cada vez más pesado.

Nueva América es nuestro nuevo destino, cada segundo que pasa, después de cada minuto, de cada día, las esperanzas no son las mismas, perdimos California, perdimos Colorado, perdimos la prisión, Terminus, ese lugar prometido no existe.

Pero tampoco podemos quedarnos en un solo lugar, hemos sobrevivido porque nos hemos mantenido en movimiento, estamos cansados de perder las ilusiones, de perder gente, de perder fuerzas, energías. Pero, tampoco podemos quedarnos estáticos.

— ¡Carl! — el grito de Carol me alerta, volteo y lo primero que mis ojos buscan es a Eva, cuando noto cómo Duncan la deja sentada en el pavimento me acerco a ellos.

— ¿Estás bien? — le pregunto.

— Yo estoy bien, es Rick — ella me mira confundida, cuando levanto la vista, me percato que el cuerpo de mi padre se encuentra recostado en el piso, todos me miran burlescos, tallo mis ojos con desesperación y me encamino hacia ellos.

Toco su frente, trae una venda puesta, se golpeó fuerte la vez que chocamos el camión donde Eva se lastimó el pie. Cuando levanto la venda, me encuentro con una herida abierta. Sus ojos se van cerrando.

— Por hoy descansaremos — hablo fuerte mientras pongo una mochila bajo la cabeza de mi padre, él parece consciente, pero muy ido.

— Pondré un perímetro — indica Glenn.

— Iré a revisar los alrededores — me dice Daryl en el oído mientras me toma del hombro, le doy un asentimiento con la cabeza.

— No... — me susurra mi papá — hay que seguir.

— No podemos seguir, estás mal — le digo mientras lo acomodo, es un terco.

— Amm... ¿Carl? — la voz de Abraham llama mi atención, cuando lo veo, él no me mira, sino a mitad de la carretera.

Cuando dirijo mi mirada hacia allá, varias botellas de agua llaman mi atención. Camino hacia ellas con rapidez, Abraham, Duncan, Roberta y Michonne me siguen.

Guerra Mortal ►Carl Grimes [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora