― 22. Punzada.

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『CAPITULO 22』

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P u n z a d a
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||Eva Ross||

— ¡Ga.ti.ta! — poli me habla, sé lo que me toca hacer, según Manzanita solo debo esperar, por mi está bien, no me importa.

Me levanto con dificultad, el suelo estaba mojado donde me había sentado y mi trasero escurre. No me importa.

Camino hacia Manzanita, ella pone en mi mano la pastilla, me abraza y llora sobre mi cabeza, no hago nada, solo me trato de pasar la pastilla, no hay nada qué hacer, está bien, no me importa.

Cuando paso por la puerta, subo diez mil escalones, recuerdo el camino como si hubiera pasado por aquí diez mil veces, pero solo soy capaz de recordar esta vez. Y no me importa.

Entro a la habitación blanca de hospital, poli me recuesta con delicadeza en la cama, hago lo de siempre, me quedo viendo la mancha de sangre en el suelo esperando a que me gane el sueño.

El poli comienza a besarme el cuello, sé de memoria su procedimiento, primero el cuello, después la mejilla, y los labios. Justo cuando baja por mis pechos, es que me quedo dormida. Siempre despierto desnuda y desorientada, Manzanita siempre ha estado esperándome fuera de la habitación para guiarme a nuestra habitación.

Pero hoy no, el poli pasa de inmediato a mis pechos, lo tomo del cuello de la camisa tratando de alejarlo, él me inmoviliza las manos contra la cama.

— Al fin haces algo gatita, ya comenzaba a pensar que tendría que darte más duro para que reaccionaras.

No le contesto, mi cuerpo comienza a dormirse, mi lengua no es capaz de pronunciar ninguna palabra, puedo ver de reojo al poli besándome, pero no siento nada, ni siquiera su agarre que antes era fuerte lo siento; ahora solo se queda grabada en mi mente la mancha de sangre.










╾❦╼

Abro los ojos. La habitación ahora está a oscuras, me siento en la cama, miro al suelo, normalmente ahí es donde termina mi vestido, cuando lo localizo, me lo pongo, después mis bragas, y qué sorpresa. Mi periodo empieza hoy.

Trataré de obtener un par de toallas en la cena de hoy. Al salir de la habitación, necesito tomarme del marco de la puerta para no irme de boca, el pasillo está solo. Manzanita no ha venido por mí.

Trato de que mi vestido no se me suba, camino a mi izquierda, pero a mitad del camino me detengo, mi cerebro me obliga a ir a la derecha. "Hacia allá no hay nada" me digo.

 "Hacia allá no hay nada" me digo

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Guerra Mortal ►Carl Grimes [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora