Capitulo 17

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Me encontraba nerviosa de llegar y a la vez ansiosa, no sabía con que me encontraría o como me iría, pero estaba feliz y sabía que debería de estar enfocada porque esto es lo que yo quería, era mi decisión estar aquí, respire hondo y me empecé a calmar, íbamos caminando, ya que la firma se encontraba a una cuadra, antes de llegar entramos a un lindo café para pedir 2 cafés bien cargados, después de la larga noche que tuvimos y ahí nos encontramos a Mario.

-¡Hola! pero que hermosas están mis dos españolas favoritas - grito eufórico, llamando la atención de todo el café

-¡Hola!- lo saludamos al mismo tiempo, Milán y yo, dándole un fuerte abrazo, la verdad que me caía muy bien a pesar de que casi no lo conocía.

-¿Listas para triunfar, guapas?- nos tomó de la mano llevándonos a la puerta.

-Nosotras nacimos listas.- respondió Milán con una risa maliciosa, yo negué con la cabeza rendida y aceptando mi destino con estos dos.

Llegamos al imponente edificio, no podía creer lo que veían mis ojos y que yo tendría mis prácticas aquí durante 7 meses y tal vez me quede a trabajar aquí. El edificio tenía más de 40 pisos, en el vestíbulo todo los asientos eran de piel y las paredes y piso eran de mármol, el lugar estaba decorado con cuadros y una que otra planta, se me hacia fascinante el lugar, era mi paraíso, Mario ya estaba acostumbrado de este lugar ya que llevaba 2 años aquí y Milán casi no le tomo importancia ya que ella estaba muerta en vida en estos momentos.

Mario en este caso será el que nos muestre el lugar, el donde trabajaremos yo observaba todo como si fuera algo nuevo para mí, aunque sí, pero mayormente no me sorprendía cosas como estas, nos detuvimos enfrente de dos oficinas completamente de cristal.

-Bien aquí será su lugar de trabajo. - señala con la mano las dos puertas de cristal

-¿estás seguro? - le pregunto confundida, no puedo creer que me den una oficina.

-Si sabes que solo somos estudiantes ¿verdad? prosiguió Milán.

-Lo sé, lo sé, igual me sorprendió cuando me dieron órdenes, pero al parecer viene desde arriba. - dice Mario despreocupado metiendo sus manos en el bolsillos.

-De seguro tuvo que ver mi padre con esto. - no pude evitar poner los ojos en blanco.

-Pues querida tienes mucha suerte, solo tienes que aprender aprovecharlo. - me toma del brazo Mario introduciéndome a mi nueva oficina.

Nos pusimos a observar la oficina, cuidadosamente cada detalle.

-Es extraño, al parecer esta oficina es todo mi gusto.- pase mis dedos por cada libro del estante un poco extrañada y a la vez emocionada.

-Al parecer te dieron la mejor.- apareció Milán en el marco de la puerta

-Lo sé, no sé cómo tomarme esto.- tomo asiento en la silla del escritorio.

-Pues de la mejor manera, oye Mario.- se acerca lentamente a Mario con curiosidad.-¿De quien es la oficina que está en el fondo? - señala con el pulgar a sus espaldas.

-Ah es del jefe, tiene que no se le ve por aquí, pero mejor así, porque tiene un humor que no lo aguanta ni el diablo. - se pasa sus manos por la cabeza con cierto fastidio.

-¿Me estás diciendo que mi oficina está a unos pasos del jefe? Y encima que es peor que el diablo, me voy a morir. - me dejo caer completamente en la silla.- mi paraíso ha acabado.

-No cariño, apenas comienza, puede ser un fastidio pero para la vista es el mejor panorama. - hace gestos de enamoramiento muy exagerados.

-Esto sí que será interesante.- Milán se sienta llevando su mano a su quijada, interesada en el tema.

Lazos Rojos (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora