Capitulo 25

600 32 22
                                    

Milán

Nos encontrábamos frente a un gran edificio, donde afuera no había ni un alma y era completamente negro y tampoco se escuchaba nada.

-¿Qué es esto Mario?- pregunte un poco desconcertada y asustada.

-Esto, esto chicas es una gran fiesta gay.- dijo Mario colocándose frente a nosotras abriendo los brazos con una enorme sonrisa.

-¿Qué? ¿estás loco? Aquí no hay nadie, no ves.- dijo Isabella señalando con obviedad el lugar.

-Se ve que no son conocedoras, es una fiesta privada.

-Estoy segura que algún día nos mataran contigo al frente.- Isabella se rasco la cabeza con gran duda.

-Vengan, vamos a entrar.- Mario saco su celular y en seguida abrieron la puerta, escanearon el código que tenía Mario en su celular y nos dejaron pasar.

No podía creer lo que mis ojos veían, esto era completamente enorme, era un paraíso de pura fiesta, se olía a puro alcohol y se sentía la música por cada poro de le piel, observe a Isabella y estaba igual de asombrada que yo, Mario estaba más que acostumbrado a esto, pero no evito sorprenderse al igual.

Lo seguimos a la barra, este era su ambiente, su zona, nosotras solo lo seguíamos hasta el fin del mundo.

-Mierda y yo dije que solo iríamos a una cena.- le grite a Isabella en el odio.

-Ah ¿sí? A ¿Quién?- arqueo la ceja, a ella sí que le podía ocultar nada.

-A Máximo.- le di un gran trago a mi vaso.

-Yo sabía que algún día se acostarían.- me dijo abiertamente al igual gritando.

-Estas loca, no nos acostamos.- la corregí con extrema desesperación.

-Luego me cuentas, aquí no es para hablar.- apenas habíamos llegado y ya se había bebido dos vasos de vodka, era verdad que se dejaría morir.

Nos encontrábamos en la barra, platicando con unas francesas que nos encontramos, que han vivido en New York igual, cuando de pronto perdimos a Mario, nosotros teníamos un pacto que si veníamos 3 regresábamos 3 asique no me preocupe tanto, espero y no se dé cuenta Isabella porque se pondrá como loca, lo bueno que ya no se sabe ni su nombre.

Empezábamos a bailar en medio de la pista, con todo lo que podíamos, sentía mil manos encima de mí, pero les aseguro que en este lugar y condiciones se siente como las nubes, de pronto mire a todo mí alrededor y había perdido a Isabella, yo soy la desordenada, no sirvo para cuidar a nadie.

Cuando volteo hacia a arriba me encuentro con Isabella ebria, bailando en el tubo.

-¡JODER! ¡ISABELLA, BAJA DE AHÍ! ¡TU NO SABES BAILAR EL TUBO! ¡TE VAS A CAER!- le grite sin para, pero por obvias razones no me escuchaba, sé que se sentía una Diosa y así se veía, al fondo vi a Mario, con una sonrisa enorme de orgullo, mientras grababa a Isabela.

Me acerque como pude a él, para tratar de no volver a perderlo de vista, se encontraba rodeado de hombre, que joder estaban mejor de lo que podían, en ese momento odiaba que fueran gays y envidiaba a Mario.

-¿Dónde estabas?- le pregunte al oído.

-Con los amigos de Sebastián, luego te cuento. ¡MUEVE ESE CULO NENA!- le grito Mario a Isabella.

De pronto vimos caer a Isabella entre la gente.

-¡MIERDA! Le dije que se iba a caer.- grite con frustración mientras jalaba a Mario como niño pequeño, ahora siento lo que Isabella pasa cuando me cuida mientras estoy ebria.

Lazos Rojos (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora