capitulo 44

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Isabella
Había salido a comer junto con Milán y Mario, pero al regresar veíamos corriendo a todos de lado a lado, no entendíamos porque, hasta que escuche a Alejandro gritarles a todos.

- Te toca.- me dice Mario.

- Estás loco yo no entrare ahí.- me quede viendo la sala de juntas, donde Alejandro estaba parado regañando a todos, hasta que su mirada se cruzó con la mía- mierda- susurre.

- Creo que quiere que entres.- susurro Milán a mi lado al ver que Alejandro me hacía señas de que entre.

- Es mejor quedar con la duda, hay que correr.- me doy media vuelta.

- ¡Isabella!- me habla Alejandro saliendo de la sala.- entra.- me vuelvo a girar a caminar a su dirección

Paso a su lado sintiendo todo el ambiente tenso, me siento a su lado sacando mi iPad, Alejandro siguió regañando a todos por perder un caso importante, pero se me hacía estúpido verlo tan enojado por eso.

Termina la junta y todos empiezan a salir, me quedo sentada, tengo miedo de preguntar, pero a la mierda, que sea lo que Dios quiera.

- ¿Ya me vas a decir por qué estás tan enojado?- me volteo a ver furioso, pero seguí con mi mirada neutra, respiro y se pasó una mano por el cabello.

- Teníamos un tercer socio para la cadena hotelera – empieza mientras ve por la ventana- teníamos todo listo para empezar a construir, él era dueño de los terrenos, fue un recomendado de tu padre.- empieza a caminar de lado a lado- luego me acabo de enterar que ese tercer socio era amigo del padre de Adrien Durand, le vendió todos los terrenos el, que ahora todo lo heredo Adrien

- Entiendo... sé que estás enojado, pero deberías tratar de negociar directamente tú con Adrien.

- No, con ese imbécil no se puede hablar, no va acceder conmigo.

- Déjame hablar con él.

- No, ni lo pienses, no permitiré eso.

- Pues encuentra una solución y deja de decir a todo que no.

- ¿y tú por que estas tan interesada de hablar con él?

- Ah no, no cambies las cosas, pero te la pasas enojado por esa estúpida cadena hotelera pero tampoco haces nada.- me paro ya enojada.

- ¿y crees que tu lo puedes solucionar?

- No se trata de que solo por ser yo lo resuelva, es que hablando se puede lograr algo, lo invite a cenar hoy e iremos los dos a esa cena, ¿lo entendiste?- lo vi tensarse por completo.

- No

- Pues si no vas tu yo si iré.- empecé a tomar mis cosas para irme.

- Está bien, iremos.- dice de repente – si así lo quieres, si se va hacer.

Con una sonrisa triunfal salí de la sala de juntas dirigiéndome a mi oficina.

- Ven un rato a mi oficina te necesito para unas cosas.- extrañada lo seguí, que yo sepa no teníamos nada pendiente.

Al entrar por completo escuche como cerró la puerta tras de mí, me jalo de la cintura pegándome a la puerta y empezó a devorarme la boca.

- Aun me debes muchas horas de sexo.- me habla con la voz ronca sobre mi boca restregándome su dureza en las piernas.

- Pues cóbrate.- sonreí subiéndome la falda hasta la cintura.

Me carga mientras me besa agresivamente, lo escucho tirar las cosas que tenía en su escritorio sentándome ahí, mientras me besaba la barbilla con pequeñas mordidas.

Lazos Rojos (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora