Capitulo 20

688 33 14
                                    

Me había colocado un vestido rojo, sin mangas y entallado a mi cuerpo, se veía elegante y sexi a la vez.

Me mire al espejo una vez más para observar que me había quedado bien, me termine de colocar las zapatillas negras y salí de la casa, para dirigirme a la oficina, estaba un poco disgustada por el hecho que ganar la apuesta no había servido de nada.

Estaba frente el gran edificio, fastidiada, pero decidí entrar a pasos cansados, me quede parada un momento buscando a Mario, cuando vi a alguien con una gran pila de papeles dirigiéndose a mí.

Qué bueno que ya estás aquí, ven acompáñame a poner en orden todo. - no le podía ver ni la cara.

Espera deja que te ayude.- agarre gran parte de los papeles.

Nos está matando de trabajo, estamos viviendo el infierno.- entramos al elevador, para dirigirnos a mi oficina.

Ay, por Dios, no exageres, ¿de dónde podría sacar tantos papeles? - me miro con un rostro grande de cansacio y con obviedad.

Me detuve de golpe al observar mi oficina llena de pilas de papeles y por todos lados, no me podía creer todo esto, vi un cochinero de vasos de café, la impresión física que me dio Mario lo decía todo.

No puede ser, ¿Qué quiere hacer con todo esto?- mire a los ojos a Mario aun impresionada.

Que le saquemos copia, lo revisemos y si tiene algunas falta los corrijamos y luego tenemos que archivarlos. - empecé a contar mentalmente los archivo, eran 37, 37 malditos casos.

¿para cuándo quiere esto? - me acerque a ver de que era, algunos eran civiles y otros mercantiles.

Pera el viernes.

¿pero, qué le pasa? - me voltee rápidamente con saber hasta cuando lo quería.

Ya sé. - se rasco la frente, tirándose al mueble.

Y... ¿Milán?- observe a los pasillos en su búsqueda.

En su oficina, está haciendo unos informes que igual le pidieron para el viernes.

Pero, las juntas de informes son a últimos días del mes, faltan dos ¡jodidas semanas! - me empecé a frustrar y enojar, Alejandro me dijo que lo lamentaría.

Ya sé, pienso renunciar lo juro.

No, sabes que vamos hacer, primero levanta ese culo, tú te encargaras de la parte civil y yo de la mercantil, a Milán la vamos a dejar en lo que está haciendo y nos iremos de aquí hasta terminar, aunque tengamos que dormir aquí, no le daremos el gusto de ver que no pudimos.- empecé acomodar todo, para organizar el trabajo.

Llevaba apenas 6 expedientes y ya eran las 8 de la noche, nunca vi a Alejandro por estas oficinas y ni lo quería ver, de seguro lo iba a matar por esto, me había hecho un moño en el cabello mal hecho, me había quitado las zapatillas y Mario había salido a comprar provisiones para la madrugada.

Estaba tan concentrada en lo que estaba haciendo que nunca me di cuenta del transcurso del tiempo.

¿Qué haces aquí? - levante mi mirada y me quite los lentes, para tallar un poco mis ojos y volverme a colocar los lentes.

Haciendo mí trabajo. - volví a dirigir mi vista al expediente que estaba revisando.

Pensé que tenías estos días libre.- Alejandro entro a mi oficina y se sentó.

Vine a hacer el trabajo que me correspondía.- me levante rápidamente.- porque tú te has encargado de matar a mis amigos y compañero de trabajo, de seguro por tu maldito capricho.- me puse enfrente de él.

Lazos Rojos (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora