capitulo 26

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Alejandro

Había terminado de adelantar cada pendiente que tenía y aún tenía tiempo para tomar un vuelo a Paris, quería ir lo más pronto que tuviera.

Arregle todo para el vuelo, tendría que salir en la madrugada para llegar temprano.

Una de mis razones del porque tanto mi urgencia de ir, tenia nombre y apellido, la verdad que desde conocí a Isabella me sentía cómodo conmigo mismo y con todo lo que hacía, ella solo hace que quiera mejorar en mi día a día y estoy dispuesto a darlo todo por ella, la quiero conmigo y quiero estar con ella.

Sé que ella aun es joven, que tiene sus sueños y metas, pero no le quitaría el derecho de saber lo que realmente siento por ella.

Su gran personalidad hace que quiera partirme la cabeza, pero al mismo tiempo junta cada pedazo de mí y lo mejora, ella es todo lo que siempre había soñado.

Me encontraba de camino al aeropuerto con todas las ansias de llegar, eran las 3 de la madrugada, tome mi celular para cambiar mi agenda, quería tener algunos días libres y pasar tiempo con Isabella y hacerle ver lo que sentía.

Había escogido esa ciudad solo por ella, se lo mucho que le gusta, tal vez la investigue un poco, pero como no hacerlo si todo lo que se trate de ella es maravilloso al igual que interesante.

[...]

Había llegado a París eran aun las 11 de la mañana pero me encontraba un poco cansado, aunque primero deseo ver a Isabella y como se encuentra ya que hoy comenzamos a elaborar.

El día se encontraba de maravilla, entre al hotel y a lo lejos pude observar a Máximo, me alegro encontrarlo, ya que no le había avisado que llegaría pronto.

- ¡qué maravilla! Me encuentro con el gran máximo.- lo salude con gran entusiasmo, pero el parecía no estar tan contento- ¿no te alegra verme?- bromee un poco.

- No, no es eso, me alegra que estés aquí.- me dio un rápido abrazo, dándome unas palmadas en la espalda.- solo que debes saber algo.

- ¿Qué paso?- fruncí el ceño un poco preocupado.

- Ayer tus increíbles muchacho dijeron que saldrían a cenar, para ver un poco la ciudad, pero no los he visto y creo que no han regresado.- agacho un poco la cabeza, sé que se encontraba preocupado y yo lo empezaba a estar.

- ¿Cómo que no han regresado? ¿ya les hablaste?- asintió con la cabeza- ¿y?

- Pues no contesta ninguno, marca que eta fuera de línea.- se pasó una mano en la cabeza, alborotándose el cabello.

- Si le pasa algo te juro...- me detuve rápidamente mientras lo señalaba con el dedo. Me sentía frustrado y enojado, venía con ganas de ver a Isabella y encontrarme con esto detonaba mi mal humor.

- Si pero que no se te olvide que hay dos más que están perdidos.

- Lo sé, eso aumenta más el problema.- me retire a acomodar mis maletas.

- Ey - me volvió a llamar Max.- que no se te olvide que no estas molesto conmigo.- asentí y seguí caminando.

Estaba frustrado, enojado y desesperado por no saber de Isabella, sé que tal vez se allá quedado dormida con sus amigos, pero me es inevitable no pensar lo peor, no podía controlar mis pensamientos y emociones, no podía creer como esta mujer me hacía perder todo el control sobre mí mismo.

De algo estaba seguro, que la quería ver y la quería ver bien.

Deje todo tirado y volví a bajar, mientras más me acercaba al lobby, podía empezar a reconocer las voces, me acerque apresuradamente ya que no escuchaba a Isabella, pero si a Max muy molesto.

Lazos Rojos (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora