capitulo 31- juego de gemelas.

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Milán.

Todo está mal, Alejandro lo sabe, sabe que me he metido con Máximo, me va a expulsar, mierda e Isabella no me coge el teléfono, tampoco Mario, bueno de Isabella es entendible, pero Mario, él siempre está disponible.

Luego Mario me dijo que vería a una tal Emilia, ¿será que es la que menciono Alejandro? No debería de ponerme celosa, él y yo no somos nada, solo es sexo, pero joder no quiero que alguien después de meterla en cualquier cuenca quiera venir hacer lo mismo conmigo, a nadie le gusta eso, ni siquiera a mí.

-       Señorita – alguien me toca el hombro, volteo a ver y es un prospecto de una combinación de todos los dioses.

-       Diga- pero dígame su nombre, apellido, edad y tipo de sangre.

-       Soy el abogado que hablo Mario para los permisos del casino, soy Mark Hamburg- me da la mano y quedo idiotizada por el hombre que tengo adelante.

-       Espera, ¿dijiste Mario? ¿eres gay?- mi decepción fue más que notoria, pero es que es una perdida mortal para todas las heterosexuales del mundo.

-       No, no lo soy señorita- se ríe un poco apenado y note que me he pasado.

-       Ay que bueno, dime a quien debo agradecer- me empecé a reír- lo siento era una broma, le di un pequeño choque en el hombro, sintiendo su gran brazo.

-       ¿no te gustaría trabajar en el bufet donde trabajo?

-       Si, ya me contrato Mario, pero será temporal, somos amigos desde niños.

-       Y hasta ahora me entero, Mario sí que me escuchara.- quien se guarda esto como si fuera el secreto del mundo.

-       ¿y tú eres?- llega Máximo y sé que ha llegado mi momento para ponerlo celoso.

-       Soy Mark Hamburg- le extiende la mano, pero Máximo no se la da y se posa muy cerca de mi como si tratara de demostrar que somos algo- ¿y tú eres?- dios si se pelean me muero aquí bien mojada.

-       Máximo Visser.

-       ¿de las empresas visser? – para que le dice eso que solo le levanta el ego que hablen de su imperio.

-       Bueno, nos vamos tenemos trabajo que hacer- tome del brazo a Mark que está confundido porque solo me vino a entregar los permisos.

-       Milán espera- me detiene Máximo.

-       ¿Qué?

-       ¿Cómo que que? Que no se te olvide con quien hablas.- me acerco lentamente a él.

-       Me vale una mierda quien seas.

-       No me hables así y dime de donde sacaste a este pelele.

-       Trabaja en el bufet.

-       ¡¿Qué?! Yo debería saber eso y estoy seguro que no trabaja ahí.

-       Si trabaja, es nuevo, me voy y déjame en paz  animal toxico de mierda.

-       Oh aumentamos los insultos, bien, haz lo que quieras loca.

-       Estúpido- susurro cuando me da la espalda.

-       Te escuche- dice mientras sigue caminando.

-       Me vale madres.

-       ¿Quién es el?- me pregunta Mark algo tan obvio, está bueno pero se le medio traba el cerebro.

Lazos Rojos (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora