Capitulo 2

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¡Mierda! Este no será el dichoso sobrino de mi tía, ay no puede ser este arrogante mujeriego, este no es nada decente, de seguro solo me quiso traer para acostarse conmigo -pienso mientras sentía como mis músculos se tensaban, preferí no darle la dirección exacta.

- Sabes...-digo titubeando, sin parar de mirar a la venta, el estar con él me ponía un poco incomoda y nerviosa- puedes dejarme aquí, mi casa queda cerca- lo volteo a ver dándole una pequeña sonrisa nerviosa.

- ¿pasa algo? - pregunta frunciendo el ceño confundido

-no, solo que no quiero despertar a nadie en mi casa- contesto mientras acercaba mi mano a la puerta.

-espera- me detiene agarrándome del brazo- quiero acompañarte, no quiero que te pase nada.-me quedo viendo como sostenía mi brazo, haciendo que me tense un poco, mientras él lo fue soltando poco a poco, acariciando de arriba abajo; no supe cómo reaccionar el alcohol aun me tenía un poco aturdida, así que solo abrí la puerta y baje rápido, gritando un simple gracias.

Mi casa quedaba como a una cuadra y no recordaba muy bien el camino, opte por marcarle a Axel el chofer, mientras hablaba con él, veía como el carro de Alejandro se perdía, en menos de lo que pensé llego Axel y me llevo a casa de mi tía.

***

En mi cuarto entra una pequeña brisa, haciendo moverme entre la sabanas, los rayos del sol me pegaban directo a la cara, provocando que me salgan unos pequeños quejidos y muecas, mientras me siento en el respaldo de la cama, aquí la vista es linda, pone en perspectiva cada uno de mis pensamiento, el sol es tolerable, pero siempre la noche será más interesante.

Me doy una ducha rápida para bajar a desayunar, me pongo unos jeans cortos y una blusa blanca básicas, obvio deje mis pies descalzos.

Bajo rápido a las escaleras y percibo un rico olor a hot cakes y huevos.

Escucho voces en el comedor principal, se me hace un poco raro, así que me acerco y veo a mi tía desayunando con un joven.

-hola, buenos días, lamento interrumpir- me acerco a mi tía, para terminar dándole un pequeño beso en la frente, observado a aquel joven, que se me hacía un poco conocido, el no dirigió la mirada a mí, al parecer lo que leía en su iPad era más importante.

- ay no cariño, no interrumpes, anda siéntate, te presento a Alejandro, el sobrino que te conté.- cuando mi tía termino de decir esa frase, sentí como un balde de agua fría y mil imágenes se me venían encima, me deje caer en la silla y cuando el levanta su rostro para verme con su rostro serio.

-buenos días- me saluda dejando su iPad alado.

-¡mierda!- siento como toda la sangre se me salía del cuerpo, el hombre que está sentado en la mesa me vio embriagándome y solo recuerdo la cuarta parte que paso esa noche, me levanto de golpe.

-pero, ¿Qué pasa?- me pregunta mi tía un poco confundida.

-lo siento es que se me olvidaron hacer unas cosas, me dio un gusto conocerlo, discúlpenme.-Salgo corriendo del comedor, no puedo creer que quede más en vergüenza ahorita que ayer, tengo unas inmensas ganas de vomitar y dolor de cabeza, no debí de beber tequila.

Le marco a mi mejor amiga por FaceTime para contarle todo, mientras caminaba de esquina a esquina mordiéndome las uñas.

-¡Mierda! Hasta que contestas Milán, te tengo que contar muchas cosas.- empiezo mientras me tiraba a la cama.

-¡Carajo! Isabella, te has ido solo un día, que estupidez cometiste para que me levantes a esta hora.-se queja un poco frustrada y con sueño, mientras le empezaba a contar veía como se despertaba de golpe.

-Me estás diciendo que el chico sexy que te llevo a tu casa, esta desayunando en tu casa, ¿en verdad, ese es tu problema?- se burla Milán, mientras se volvía a acomodar en su cama y dando un pequeño quejido.

-¡si! Ese hombre me vio borracha y no tengo ni putas idea de lo que hice ayer, recuerdo muy poco, sabes que luego te marco, voy a averiguar cómo salir de aquí, sin ser vista.

Baje con cuidado las escaleras, ya no escuchaba ruido, di un soplido de alivio, cuando abro la puerta principal, me encuentro a mi tía despidiendo a Alejandro, esto tiene que ser una broma.

- ¡Isabella!, ¿ya acabaste con tus pendientes?- me sorprende mi tía alejándose de los brazos de Alejandro.

-amm....no, tengo que salir un momento, disculpen.- me alejo de ellos para salir.

- yo te puedo llevar- escucho a mis espaldas la voz de Alejandro, mi cuerpo se tensó, no podía respirar de los nervios, me controle un poco y me voltee.

-no te preocupes, no quiero ser una molestia.-le doy una pequeña sonrisa falsa que se que capto.

- si hija, que te lleve Alejandro, el conoce bien la ciudad- ahora me dice mi tía y ya no me puedo negar

- está bien-acepto, me acerco a mi tía para despedirme y luego subir al carro.

- tus deberes... ¿eran huir de mí?- me pregunta Alejandro cortando el silencio incomodo.

-no, como crees, no sé ni quien eres.- miento mientras veía como su ceño se fruncía sin apartar la mirada, la verdad ni yo sé de donde me salió eso.

- claro, bueno y ¿A dónde te llevo?- me pregunta viéndome por unos segundo, ¿solo dirá eso? No reprochara nada, ni me recordara nada.

- mi destino a llegar es "huir de ti" -suelto una pequeña risa.- sé que nos conocimos ayer, pero realmente no sé quién eres y no recuerdo muy bien lo que paso esa noche.- confieso, me muerdo el labio inferior y juego con mis manos, volteo a la ventana para ocultar la pequeña vergüenza que me quedaba.

- nunca imagine que eras sobrina de María, si lo hubiera sabido antes, no hubiera pasado nada de lo que paso anoche.- confiesa dedicándome una mirada picara y sonrisa coqueta.

- ¡mierda! Dime que paso anoche.- espeto y dirijo mi mirada hacia él, abriendo los ojos lo más que podía, sentí como mis manos se ponían frías.

- nada de lo que me arrepienta y no fue tan malo-se ríe de medio lado, con tono burlón. Sentí como me ponía más pálida y con ganas de tirarme en el carro.



Lazos Rojos (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora