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—Young. —comencé sosteniendo sus caderas con brusquedad, pero solo se removió entre las sábanas.

— Despierta. —aprieto mi agarre en su cadera y logro que se siente aún con los ojos cerrados.

— AHORA, Es una orden. —al oír aquello de inmediato abrió los ojos, esas dos grandes perlas de color esmeralda me vieron extrañados.

—¿Ten? ¿C-cuando llegaste? —frotó sus ojos somnolienta.

Tensé la mandíbula y aprieto los labios para evitar descontrolarme y atacar sus labios cuando ella los remoja con su lengua, ¡maldita sea! Soy tan débil.

— Yo... lo-lo siento no debí dormir en tu habitación. —suelta entre susurros, su cabello revuelto, sus mejillas rosadas y su respiración tranquila y acompasada.

Se veía tan inocente, pero nada me aseguraba que durante todos estos días se haya estad portando bien.

—Levanta. —hablé soltándola mientras me dirigía hacia la puerta, la escucho levantarse y seguirme escaleras abajo completamente en silencio.

Puedo ver cómo todo su cuerpo se tensa cuando ambos nos encontramos parados enfrente de aquella puerta detrás de la cual se encontraba un paraíso sexual.

— Jugaremos a otro juego.

Sonreí malvadamente abriendo la puerta con aquella tarjeta la cual siempre llevaba encima, ella me observó mientras tragaba saliva nerviosa, sin darle ni siquiera margen para responder o digerir lo que había dicho solo tiré de ella en el interior y cerró la puerta empujando la contra esta.

—El juego es tan simple. Solo tienes que responder a mis preguntas. —expliqué mientras inhalaba su delicioso perfume.

Su aroma me estaba volviendo loco y esa silueta con esa ropa, no creo poder aguantar si sigue viéndome así. Con esos ojos grandes abiertos de par en par tan brillosos y cargados de incertidumbre.

— Si no lo haces me voy a enojar y sabes lo que pasa cuando me pongo de mal humor. ¿Verdad?

Ella niega y yo sonrío satisfecho.

—Entonces será mejor que no me obligues a enseñártelo.

—Y-yo tengo que ir a trabajar. —desvía la mirada mientras juguetea con sus manos de forma nerviosa.

—Hoy no.

Sentencié y ahora sí que se le había olvidado cómo respirar, por el tono en el que lo dije creo que le quedó  claro que hablaba enserio, sus piernas flojearon y casi se desmaya cuando mi sonrisa queda plasmada en su cuello haciéndole cosquillas.

Young.

—¡¿Que?! —solté exaltada mientras veía desde cerca como sus labios formaban una media sonrisa.

— ¿Es una broma? —pregunté viendo desde cerca como tensaba cada una de sus facciones, oh mierda no debí decir eso.

—¿Te parece que tengo cara de bromista? —el agarre en mis caderas se volvió más fuerte.

— Ahora dime, preciosa. —empezó clavando sus ojos en los míos.

Dios si existes por favor ayúdame.

— ¿Qué hiciste este fin de semana?

—S-solo he ido a trabajar. —respondí cerrando los ojos y llevando las manos a los lados para sostenerme del marco de la puerta y evitar desplomarme en el suelo.

Esa mirada y esos toques no eran propios de él, algo no andaba bien con su forma de actuar.

¿He hecho algo mal ? ¿Acaso está enojado por haberme encontrado durmiendo en su habitación?

🩸𝘗𝘴𝘺𝘤𝘩𝘰 ( 𝙏𝙚𝙣 _𝙣𝙘𝙩 +18 )🩸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora