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—¿S- si?

—¿Acaso...estabas...espiándome ? —arrastró aquellas palabras mientras se acercaba hacia ella quien ya no sabía como respirar.

—N-no. —titubeó mientras un calor se apoderaba de todo su cuerpo por la simple cercanía del artista.

—Mientes. —aquellas palabras chocaron contra su rostro, mantenía la vista fijada en el suelo, no sería capaz de sostenerle la mirada y lo sabía.

—...— silencio durante un milisegundo reinó el silencio en aquel enorme lugar.

—¿Qué tanto escuchaste ? —preguntó llevando un mechón de su largo y pálido cabello por detrás de su oreja, tacto que la sobresaltó un poco- Y no me mientas -sentenció dejando a un lado sus caricias.

—N-nada, no e-escuché nada. —respondió con dificultad, las manos comenzaban a sudarle y un cosquilleo en su estómago la puso en alerta, nervios, son nervios y ¿Cómo rayos no ponerse nerviosa teniéndolo así de cerca?

—Mírame. —levantó su mentón obligándola a conectar sus ojos con los suyos, el aire de sus pulmones se despidió de ella dejándola sin habla, sintió su corazón palpitar de manera descontrolada cuando el tailandés relamió sus labios, gruesos, rosados y carnosos labios.

—Te has portado muy mal, pequeña traviesa. —susurró formando una sonrisa malvada cuando llevó una de sus manos hasta su cuello.— Primero...llegas tarde. —comenzó a enumerar empujándola contra la pared que yacía a un costado de ellos.— Después... mientes. —continuó esta vez dejando ambos brazos a los lados de su cabeza, acercó su rostro a su cuello donde respiró sobre su piel generando miles de sensaciones nuevas en ella.— Y ahora...¿me espías? —gruñó cerca de su oído.

—Esta vez tu castigo será peor. —sintió su sonrisa en su cuello y la estremeció.—¿Estas lista? —preguntó clavando sus ojos en los de ella, parpadeó unas cuantas veces, estaba muda su cuerpo no reaccionaba y lo único que podía hacer era observar como sus ojos se oscurecían hasta tal punto de hacerlo parecer más serio y temeroso, parecía haberse transformado en otra persona, las marcadas venas en su cuello demostraban lo enojado que estaba, su mandíbula tensa y su respiración entrecortada lo delataba y fue cuando sintió una presión en su muñeca que reaccionó, ni se dio cuenta de cuando sus piernas comenzaron a moverse detrás de él ni de cuando el tailandés se encaminó en dirección a su habitación y mucho menos se dio cuenta de cuando llegó a estar tumbada en su cama con él viéndola desde el marco de la puerta.

—Se me ocurren miles de formas en las que podría castigarte. —vaciló aflojando su corbata.— Lastimosamente para mí y para tu suerte solo tenemos las horas que quedan de esta noche. —gruñó deshaciéndose de sus cómodos zapatos para caminar en dirección a la cama en dónde ella yacía inmovilizada tratando de digerir las palabras que salían de su boca, ¿Cuándo se había dejado llevar tanto por sus caricias y palabras llenas de sentimientos indescriptibles?

—Hmm...me pregunto, ¿Cuánto dolor y placer estarías dispuesta a resistir? —esta vez el tailandés subió encima de ella recargándose con una mano mientras que con la otra acariciaba sus piernas de abajo hacia arriba jugando con su pobre corazón el cual tampoco sabía cuanto más podría resistir, si sigue así posiblemente no mucho.— Comencemos por...— vaciló llevando su mano libre hasta sus glúteos.— ¿Aquí? —presionó su agarre en aquel lugar lo que causó que soltara un pequeño jadeo del susto, sonrió al verla estremecerse debajo de su cuerpo.— O...podríamos simplemente saltarnos algunas partes. —susurró sobre sus labios paseando su traviesa mano entre las caderas de la chica pasando por su vientre bajo hasta posarse en su intimidad aún cubierta por la gruesa tela de su vaquero.
—O tal vez no. —continuó jugando con el borde de su camiseta holgada.— Dime preciosa, ¿Qué prefieres?

🩸𝘗𝘴𝘺𝘤𝘩𝘰 ( 𝙏𝙚𝙣 _𝙣𝙘𝙩 +18 )🩸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora