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Aquella característica sonrisa  pícara se plasmó en sus labios mientras se levantaba junto con ella de aquel sofá, comenzó a caminar cargándola en sus brazos mientras que con cada paso que daba aunque él mantuviera  la vista puesta al frente se sentía nerviosa y ansiosa, que haría esta vez ? Eso le asustaba tanto como la intrigaba.

—Cierra los ojos. —susurró muy cerca de su cuello erizándole la piel, la de  ojos claros acató su orden sin rechistar, lo menos que quería ahora era hacerlo enojar más de lo que ya aparentaba estar.
Sintió como si estuvieran bajando unas escaleras para luego oír un chasquido que indicaba que había abierto una puerta y justo antes de que el tailandés se adentrara con ella en aquel cuarto oscuro el timbre de  la casa resonó en todo el lugar, el pelinegro maldijo en voz baja cuando escuchó como el ruido que emitía aquel timbre no cesaba.—Salvada  por la campana. —habló a la joven quien mantenía los ojos cerrados, sin embargo ahora ya no sentía aquellos nervios que la carcomían, a pasos apresurados volvió a subir aquellas escaleras aún con la pelirrubia en sus brazos a quien dejó recostada  sobre su amplia cama desconcertándola un poco.—No te  muevas de aquí. —susurró sobre sus labios haciendo que abriera los ojos encontrándose con sus grandes y oscuros orbes viéndola desde muy, muy cerca, tragó duro y asintió para después verlo desaparecer a través de la puerta cerrándola de paso.

En parte agradecía que la persona que sea que hubiera llamado a la puerta haya aparecido, por fin pudo respirar con normalidad.

Por otro lado el joven artista se encontraba más que furioso, quien sea quien haya sido la persona que  haya interrumpido sus planes a altas horas de la noche se llevará un puesto exclusivo en su lista negra.
Se colocó aquella bata dorada justo antes de abrir la puerta a la persona quien estuviera tocando aquel timbre sin mucha paciencia.

—¿Usted que rayos hace aquí? —abrió los ojos sorprendido debido a la repentina visita de la pelinegra quien borró la sonrisa que tenía en su rostro antes de que el tailandés le abriera la puerta.

—Oh, ¡hola! ¡buenas noches!, ¿Cómo estas ? bien, ¿Y tu? —habló con cierto sarcasmo y un remarcado enfado en su tono de voz. El artista cerró los ojos y llevó uno de sus dedos a su cien emitiendo un largo suspiro como descarga de su ira.

—Jennifer, ¿Qué quieres? —preguntó intentando no sonar muy grosero, la de ojos azules se acercó hacia él con una sonrisa juguetona.

—¿A caso no puedo venir a verte? —preguntó jugando con uno de sus mechones de cabello, a decir verdad para ser unos cuantos años más mayor que él a veces pareciera ser bastante infantil.

—Pensé que aquel asunto ya estaba zanjado. —respondió ignorando sus coqueteos, no sentía ni la más mínima atracción por la jefa de la pelirrubia quien debe estar preguntándose el por que la tardanza del artista.

—Oh cariño solo vine a que me complazcas un rato, después de todo es lo que acordamos, ¿no? —la pelinegra sonrió con perversión mientras ansiaba la hora en la que el artista la tomara de una vez por todas, aunque no sintiera nada  por ella solo sería cuestión de tiempo para  que cayera a sus pies al igual que todos a los que ha manipulado y engatusado.

—Ahora mismo tengo mucho trabajo que hacer, además es demasiado tarde y estoy agotado, no podrá ser esta vez. —se excusó rápidamente intentando no hacer notar el desinterés que tenía en ella y su estúpido trato, la de ojos azules pareció no estar muy contenta con la negativa del artista.

—Joven Lee, ¿le recuerdo lo poderoso que puede llegar a ser una mujer con mi reputación?  —habló en tono de amenaza al artista quien entrecerró los ojos mientras se cruzaba de brazos dando un paso atrás y quedando así él dentro de su casa y ella afuera en el umbral de la puerta.

—Será otro día. —sentenció cerrándole la puerta en las narices y sin darle tiempo a articular ninguna otra palabra, soltó un último suspiro odiándose a sí mismo por haber olvidado el pequeño gran problema que había producido él mismo solo con el fin de que la pelirrubia fuera solo y para él.

¿Por que tarda tanto? ¿Quién lo visitaría a estas horas de la noche ? ¿Debería salir de su escondite y ver quién es ? No esa no es  una  buena idea, sin embargo la intriga la dominó así que se levantó de la cama y a pasos silenciosos se dirigió hasta la puerta la cual abrió con sumo cuidado sin hacer el más  mínimo ruido, primeramente asomó su cabeza  hacia afuera para asegurarse de que el artista no estuviera cerca, y efectivamente no se encontraba por ninguna parte, a medida que caminaba por el pasillo las voces que oía y no podía descifrar se  hacían cada  vez más audibles sin embargo justo cuando divisó al tailandés este ya había cerrado la puerta de un portazo, como estaba de espaldas pensó que no podría verla así que dio media vuelta y justo cuando iba a volver a la habitación una voz la petrificó por completo.

—Alto ahí.

Mierda.

🩸𝘗𝘴𝘺𝘤𝘩𝘰 ( 𝙏𝙚𝙣 _𝙣𝙘𝙩 +18 )🩸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora