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—¿Señorita Young? Le he hecho una pregunta, ¿no piensa responder? —volvió a preguntar manteniéndose en su lugar.

Estaba sentado de manera erguida y con ambas manos en los bolsillos de aquel pantalón color crema que le sentaba bastante bien con su conjunto sin embargo lo hacía ver más serio de lo normal y de alguna forma llegaba a intimidarla.

—Y-yo...—tartamudeó pero sin embargo no pudo hablar.

El aire se había ido de sus pulmones cuando lo vio recorrerla por completo con aquellos grandes ojos de felinos que llegaban a ser bastante sexys, se veía tan serio y hablaba en un tono tan frío que ella comenzó a sentir escalofríos recorrer todo su cuerpo.

—¿Que? ¿Te comió la lengua el gato? —inquirió en un tono burlón mientras se paraba de aquel sofá para acercarse temerario lentamente paso por paso hacia ella.

— Hmm...ese olor, ¿es alcohol? —se preguntó a sí mismo cuando la rodeó para hundir su rostro en el débil cuello de la rubia haciéndole cosquillas, inhaló profundamente y asintió con una sonrisa malvada.

— ¿Por que hueles a alcohol?, acaso, ¿has bebido ? O peor, ¿has estado en un bar? —cada pregunta que formulaba lograba sacarle el aliento a ella sin darle la oportunidad de responderle.

— Vamos muñeca estas haciéndome enojar.

—Yo no bebí, el olor es por culpa de una amiga.

—Es decir que, ¿si has estado en un bar?

—Solo la acompañé por un rato.

—¡Un largo rato rodeado de chicos calenturientos quienes habrán tenido más de mil fantasías sexuales contigo!

La forma en la que pronunció aquellas palabras hizo que Young retrocediera un paso al haberse asustado ante tal reacción de su parte, por otro lado el tailandés se encontraba al límite de su enojo, el simple hecho de imaginar que ella estuviese a solas en un lugar rodeada de chicos le hervía la sangre, su subconsciente se habría paso ante la debilidad mental del pelinegro, solo piénsalo por un segundo ha ido a un bar con su mejor amiga, crees que no se habrá acostado con cualquiera, solo observa sus labios se ven hinchados como si hubieran sido mordidos con anterioridad, desvió la mirada hacia aquel objeto punzante que se encontraba reposando en uno de los muebles que adornaban su salón, un cisne de cristal con el pico bastante puntiagudo bastaría para atravesar la delicada piel de la pelirrubia, dio un paso hacia adelante acercándose hacia este y a su vez hacia ella.

Young retrocedió quedando acorralada entre él y aquel mueble, el artista sostuvo por un momento aquel cisne aunque al desviar la mirada hacia Young y unir aquellas perlas azules con sus oscuros ojos algo dentro de él se revolvió y no era hambre sino arrepentimiento ?.

Parpadeó de manera rápida soltando aquel objeto y dando un paso hacia atrás, la pelirrubia lo vio desconcertada pero de un momento a otro el joven artista seductor había vuelto, se sentó en aquel sofá devuelta y llevó la vista hacia ella.

—Ven aquí. —ordenó con voz ronca.

Young tomó una gran bocanada de aire y con las piernas temblorosas y con pasos torpes se acercó hasta quedar parada enfrente de él.

— De rodillas. —volvió a hablar con el mismo tono autoritario de  hace un momento.

Por alguna razón sus piernas cedieron y sus rodillas tocaron el suelo quedando así arrodillada enfrente de él, desde aquel punto de vista el artista se veía aún más imponente y atractivo que nunca, despejó su mente cuando vio cómo sus labios se movían lo que indicaba que había vuelto a hablar.

—Ahora pide perdón.

Un momento ¿había escuchado bien? El joven artista pronunció aquellas palabras con tal tono de orden que parecía no ser ninguna broma.

—Lo siento. —fueron las únicas palabras que su mente podía procesar en este momento.

El tailandés parecía no muy contento con aquello sin embargo la sonrisa sádica que ahora adornaba su rostro la estaba confundiendo aún más.

—De pie. —una vez más estaba acatando sus órdenes al haberse puesto de pie observó las siguientes  acciones del tailandés.

—Siéntate. —su dedo índice oprimió unas cuantas veces su muslo izquierdo en señal de que ella tomará asiento sobre estos y así lo hizo.

— Eso es preciosa.  —se sobresaltó al sentir sus grandes manos posarse en su cintura para luego pegar un respingo cuando en un hábil movimiento el tailandés la había colocado a espadas de él, con su vientre pegado a sus muslos, su rostro levantado hacia delante y su trasero a la vista del artista así había quedado esta vez, sabía que es lo que vendría ahora.

—Jamás. —comenzó dando una fuerte nalgada, un jadeo salió desprendido de los rojizos labios de ella.

— Volverás. —otra nalgada se hizo presente en aquella zona resonando en todo el lugar.

— A salir. —continuó esta vez plasmando la palma de su mano sobre el mismo lugar que antes, una notoria marca roja comenzaba a formarse en la sensible piel de  la joven quien se encontraba ya delirando de dolor.

—Sin mi permiso. —concluyó dando la última nalgada que había logrado hacer que ella gimiera de dolor.

—¿Has entendido? — preguntó pero la de  ojos claros no supo como responderle, hasta que...

—He dicho, que si has entendido. —estampó la palma de su mano sobre sus nalgas y de inmediato respondió.

—¡Si!

Sonrío satisfecho de haber escuchado aquellas  palabras por parte de ella, relajó su agarre en su débil cuerpo ayudando a que volviera a su posición anterior.

—Perfecto, por que aún no hemos acabado.

🩸𝘗𝘴𝘺𝘤𝘩𝘰 ( 𝙏𝙚𝙣 _𝙣𝙘𝙩 +18 )🩸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora