🩸𝘗𝘴𝘺𝘤𝘩𝘰 ( 𝙏𝙚𝙣 _𝙣𝙘𝙩 +18 )🩸

𝙴𝚡𝚝𝚛𝚊#2

—Deberíamos parar ya...

—No,no,no, la noche es joven querida.

—Creo que voy a...

La escena de yo vomitando en el baño del bar de anoche se repite una y otra vez en mi cabeza mientras preparo el cafébarrapostjaqueca, puesto que a mis amigas el alcohol las ha dejado K.O.

—Buenos días, chica comprometida.—Jennifer es la primera en despertarse y al girarme veo lo demacrada que la ha dejado el beber y bailar toda la noche.

—Buenos días bella durmiente—sonrío y ella hace una mueca de dolor mientras toma asiento en una de las butacas que rodean la isla de la cocina.

—Creo que de bella no me queda nada—murmura pasándose las manos por el rostro para luego observarme con una ceja enarcada.—¿que carajos haces despierta tan temprano? —pregunta y siento como mi sonrisa se congela antes de ir decayendo poco a poco, aun así respondo ocultando la verdadera razón de mi falta de sueño.

—Preparles café, por que a diferencia de "otras" yo si soy consciente de cuánto bebí.

—No me hagas de madre sustituta y sírveme de ese café—pide y yo río ante la imagen graciosa de ella con la cabeza escondida entre sus brazos en un intento fallido de repeler la luz del día que se cuela por las ventanas, hago lo que me pide y vuelve a clavar sus ojos en mi, me inquieto cuando los entrecierra dando un sorbito a su café, me aclaro la garganta y estoy a punto de cambiar de tema cuando ella me interrumpe—puedes contármelo. —pide y su rostro y el aire que nos rodea también se ha tornado serio, maldigo internamente por ser tan obvia.

Finjo una sonrisa algo nerviosa y niego con la cabeza—no se a qué te refieres.—la veo girar los ojos y resoplar antes de cruzarse de brazos y volver a hablar esta vez con un tono más suave.

—Ambas sabemos que no se te da bien mentir, así que solo dime que es lo que te tiene tan alterada—sus ojos se me hacen pesados así que desvío la mirada clavándola en mi taza de café antes de responder, intentando no titubear.

—Yo no estoy alterada —suelto una risita nerviosa y ella suspira.

—Sea lo que sea puedes contármelo, no tienes por qué lidiar con ello tu sola, ya no estás sola—dicho esto me atrevo a levantar la mirada y clavarla en ella quien desprende un aire de confianza que me hace dudar entre sí decirle lo que me ha estado atormentando o guardármelo  como lo he hecho hasta ahora.

Finalmente suspiro y veo como una sonrisa se apodera de sus labios mientras aplaude cuando tomó asiento frente a ella.

—Tiene que ver con el Tailandés.—empiezo pero me interrumpe dando un golpe sobre la encimera poniéndose de pie.

—Lo sabía, dime que te ha hecho y yo me encargo de darle su merecido.—niego y aunque eso me hubiera hecho reír en otra ocasión, esta vez no lo hago, no cuando ese tormento está rondando a mi alrededor.

—No me ha hecho nada malo, puedes estar tranquila.—ella vuelve a sentarse y esta vez parece sumamente confundida.

—¿Entonces?—pregunta incitándome a hablar, suspiro tomando aire para después soltarlo como si nada pero no puedo así que escupo todo el aire y empiezo a titubear.

—Yo... puede que... a lo mejor... bueno, creo que...—se impacienta y sus dedos chocando contra el mármol de la encimera solo aumenta mi nerviosismo.

—Venga no puede ser tan malo.—trago grueso y asiento, ella enseguida borra su sonrisa y torna sus facciones a las características de una madre preocupada—¿tan malo es?—asiento otra vez y murmuro un pequeño sí, a lo que ella queda con la mirada perdida en algún punto en espacio durante un rato hasta que vuelve a mirarme para preguntar cada vez más impaciente—joder chica, solo dilo ya.