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Removí aquel vaso de vino blanco para luego dar otro trago mientras observaba como el cuerpo desnudo de la chica dormía plácidamente en mi costoso sofá, algo dentro de mi se removió al verla un tanto incómoda por el sitio en el que se encontraba durmiendo.

Dejé mi vaso de vino sobre la mesa de roble blanco que adornaba el salón para ir junto a ella y rodear delicadamente su cintura, así pude cargarla con cuidado hasta mi habitación donde la acomodé sobre mi cama, luego fui a por más vino blanco.

Volví a mi habitación encontrándome con ella acurrucada al borde de la cama.

Tendría frío.

Suspiré.

Me deshice de la botella de vino sobre mi mesa de luz para cubrir su cuerpo con mis sábanas blancas, después sostuve la botella de vino en una mano y mientras le daba un largo trago, mis dedos se pasearon por el rostro de la joven.

Tenía un aura tan angelical, con ese cabello rubio largo y desordenado en conjunto con esas sabanas tapando partes de su desnudo y perfecto cuerpo.

La espera valió la pena.

Dejé de acariciarla para recordarme a mi mismo la primera y única regla, y el porqué era inquebrantable.

No puede haber cabida al amor en mi vida, ni siquiera debería seguir viva, tienes razón, debiste haberla matado hace ya rato, esta vez esperaré un poco más.

¿Te estas escuchando? ¡silencio! ¡no quiero escucharte!

Mis manos se posaron a ambos lados de mi cabeza, estiré los mechones de mi cabello con frustración, me levanté y salí de la habitación encerrando a la chica dentro para estar fuera de mi alcance y no hacerle daño como estaba acostumbrado a hacer.

~

El ruido de unas llaves la despertó, pestañeó unas cuantas veces percatándose de que estaba desnuda, de inmediato los recuerdos inundaron su cabeza, sus mejillas se tornaron en color rojo.

No podía creer que lo que había pasado de verdad pasó, miró por toda la habitación buscando algún rastro del artista, pero estaba completamente sola en aquella habitación.

Se puso de pie rodeando todo su cuerpo con aquellas sábanas y buscó el baño en dónde se adentró para asearse de la manera más básica y rápida que pudo para luego salir con cautelo a buscar su ropa que yacía tirada en el salón.

Se aseguró de que estuviera sola en aquel lugar para deshacerse de lo que le cubría y vestirse apresuradamente, al no escuchar ningún ruido proveniente de toda la casa dedujo que estaba sola, tomó  sus cosas y salió de aquella casa cerrando la puerta para luego llamar a un taxi e ir rápidamente hasta su casa cambiarse y volver a pedir un taxi para ir al trabajo donde había llegado 10 minutos tarde.

—¿Dónde estabas? —nada más pisó un pie fuera del ascensor y su mejor amiga ya la regañó.

—Me quedé dormida. —mintió.

—¿Dónde? Si a casa no fuiste. —preguntó cruzada de brazos.

—Después te explico pero ahora debo trabajar. —caminó apresurada hasta su oficina.

—¡Sabes que  no te librarás de mi! —gritó a sus espaldas. 

~

Tres días habían pasado de manera  fugaz y la  pelirrubia nunca más supo nada del artista quien no había dado ni rastro de vida desde aquello en su casa, otro día de trabajo y la pelirrubia ya se  encontraba harta de no dar con el paradero del joven.

—Oye,  ¿jamás  me contarás lo que pasó aquel día? —insistió la pelirroja mientras peinaba su largo y bonito cabello.

—Me quedé dormida en casa de...-dudó por unos segundos, segundos que su amiga aprovechó para presionarla más.

—¿En casa de quien ? No conoces a otra persona en Nueva York que no sea yo.

—¿Dije casa? Más bien hotel, ¡si! fui a visitar a una prima que acaba de llegar.

—Interesante, has mejorado pero aún te falta aprender, no sabes mentir, vamos dímelo, no te juzgaré.

—Bueno, ¿quizás tuve sexo con alguien y me quedé dormida en su casa?  —la de ojos oscuros abrió la boca a más no poder impactada  por lo que su mejor amiga le acababa de revelar.

—¡¿Que tu que?! ¡¿Y no me lo ibas a contar?!

—¡Oye! ¡dijiste que no me juzgarías!

—Es que yo si sé mentir, pero dime, ¿Quién es? ¿Lo conozco?

—Es...

~

—Taeyong llamó ayer, preguntó por ti como siempre.

—Y tú le mentiste como siempre, ¿verdad?

—No puedes seguir así y lo sabes.

—¡¿Que le dijiste Mark?!  —preguntó enojado sosteniendo a su amigo del cuello.

—¡No le dije nada! —apenas respondió al sentir como el aire no llegaba a sus pulmones.

—No volveré a ese lugar. —habló mientras soltaba al menor para  luego volver a sentarse en aquel sillón viejo.

—Solo quiere ayudarte. —habló con cuidado el otro mejor amigo del pelinegro.

—Haechanieee ~ —canturreó mientras se acercaba hacia el de piel morena tensándolo por completo al ver la oscura  mirada que se cargaba el artista.— Sabes lo que pasa cuando me enfado, ¿cierto? —preguntó  de manera irónica a lo que el menor asintió con miedo.

—Ten, ¿te has tomado tus medicamentos? —preguntó el mayor de  todos, el pelinegro dejó de intimidar al menor y dirigió su vista hacia el de pelo castaño.

—Quizás se me olvidó. —río.

—Sosténgalo.











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🩸𝘗𝘴𝘺𝘤𝘩𝘰 ( 𝙏𝙚𝙣 _𝙣𝙘𝙩 +18 )🩸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora