Llegada sorpresa

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Autor: Helindir.

Los días pasaban, transformándose en semanas, y febrero se hacia presente

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Los días pasaban, transformándose en semanas, y febrero se hacia presente.

Hasta el momento, Hogwarts no sufría embates mortífagos y Diamhair se mantenía silenciosa y quieta.

Ella se pasaba los días andando lentamente, transformándose en dragón y sobrevolando el bosque prohibido, a veces desapareciendo por horas y regresando en un completo silencio. No atacaba a nadie, solo rondaba el colegio, vigilaba, casi sin hablar con nadie, ni siquiera con Dumbledore. El director hacia grandes esfuerzos para que la elfa digiera algo mas que monosílabos, pero nada parecía funcionar. Diamhair estaba distante.

Luego de la primera semana de febrero, casi todos se sorprendieron al encontrar a una Diam diferente. Su cabello tenía un tono ligeramente rojizo y su mirada estaba lejos de ser amable. Como si en su interior hubiese existido un interruptor, había pasado de una visible depresión a un aspecto temible y peligroso. Peor aun, sin razón aparente.

Albus intentó hablar con ella, recibieno en cambio un rugido y el desprecio que había teñido sus actos desde el inicio.

Poco después, nadie se salvaba de sus rugidos, sus miradas de odio o sus golpes. Profesores y alumnos estaban bajo las alas de una híbrida agresiva.

Pero lo peor llegó a fines de febrero.

De la nada, amparado por docenas de magos vestidos de negro y una pesada serpiente, Voldemort llegó a Hogwarts, durante la medianoche.

Había sido un arribo sorpresivo, bien planeado y evidentemente había recibido ayuda extra. En un movimiento casi perfecto, el gran salón se llenó de alumnos y profesores, sentados en el suelo, controlados desde todos los ángulos por mortífagos con las varitas empuñadas. Los únicos que lograron tener libertad, eran algunos Slytherins, capitaneados por Draco, fieles al mago oscuro.

- Jugaste bien tus cartas...- Siseó Voldemort, de pie frente al director- Casi me venciste... Solo te quedó un Horrocruxe, que ahora esta en mi completo poder. ¿Qué harás ahora? Te tengo totalmente controlado...

- Aun no lo se...- Suspiró Albus, esperando la intervención de Diamhair, que aun no aparecía.

- Eres viejo... Estas cansado y débil... No puedes contra mí.

- Todo es posible aun.

- Eso crees- Sonrió malvadamente.

- Mi señor...- Susurró Lucius- Tenemos compañía...

Todos los ojos voltearon a ver de quien se trataba. Una figura delgada y liviana, tan alta como Snape, se acercaba lentamente hacia Voldemort, aliviando el peso en el corazón de varios.

- Diamhair...- Siseó lentamente el jefe de los mortífagos.

La elfa se mantenía quieta, calmada, con el cabello de color rojizo y las manos en los bolsillos de su pantalón marrón.

- ¿Y lo pactado?- Preguntó ella, sin esperar nada.

- Si... ¿Por qué no?- Sonrió Voldemort- No me interesan los elfos...

- Quiero manejar a Hogwarts.

- ¿Por qué debería permitirte eso?

- Soy fuerte. Yo sola puedo con esta manada de incompetentes. ¿Cuántos mortífagos necesitarías para mantenerlos bien vigilados? ¿Todos? Si yo los controlo, ambos salimos beneficiados. Yo obtengo cosas que quiero de aquí y tu te quedas con tu turba de mortífagos a tu alrededor. ¿Me equivoco?

- Por eso me agradas... Eres inteligente... Astuta... Concedido. Domínalos. Yo tengo tareas más importantes que hacer. No olvides algo... Me fallas y mueres. Tú y tu pueblo.

Con una sonrisa cruel, el mago oscuro y su séquito de magos se volvieron humo negro y se alejaron volando, dejando al puñado de Slytherins y la elfa, en control total de la situación.

Los restantes magos y jóvenes, no podían creer aquello. La guerrera híbrida que Dumbledore había traído por seguridad, estaba en el bando opuesto, condenándolos.

- Malfoy- Lo llamó Diamhair- Tu y los tuyos sepárense y vigilen desde los lados...

Draco sonrió, gustoso, y caminó por uno de los lados, mirando a sus rivales con egolatría y empujando alguno más de una vez.

- ¿Por qué?...- Susurró Albus, que estaba sentado no muy lejos de ella, junto a Minerva- Eras una elfa tan pura... Tenías tanto para dar... Y te aliaste a quien no debías...

- ¿Acaso tu ibas a proteger a mi pueblo?- Gruñó ella- Claro que no. No puedes con un colegio, mucho menos podrías ayudar salvando a los Galos. O hacía algo, o veía a mis hermanos morir.

- ¡Siempre hay otras opciones!- Gritó Minerva- ¡Siempre! ¡Y mejores que aliarte con él!

- Teníamos fe en ti- Dijo Tonks, entre decepcionada y triste, sentada mas atrás, junto a Remus- Confiamos...

Diam los ignoró. Continuó vigilando a todos, como si jamás hubiesen hablado. Pronto Severus se puso de pie, alertando a sus antiguos alumnos y quedando en la mira de Draco.

- Mejor siéntate...- Advirtió ella, mirándolo de reojo.

- Séan... ¿Qué hay de ella?- Preguntó Snape, mirándola directamente- ¿Era mentira o tan solo no te interesa por lo que tu madre murió?

Todos se alteraron. El pocionista estaba dándole motivos para que lo cocinara vivo o para que lo empalara entre espinas. Sentían que era cuestión de segundos para que varias ramas lo trituraran.

Sin embargo, las miradas siguieron la de Diamhair. La elfa estaba observando a un pequeño y frágil tallo, surgiendo delicadamente entre las baldosas de piedra, cerca de su pie derecho. Tallo que lentamente saco unas tiernas hojas, y un bulbo en su punta, que se abrió suavemente. Un clavel blanco quedo hermosamente expuesto, brillando levemente.

El cabello de la híbrida cambio de color, regresando a aquel amarillo pálido, su color normal, mientras una sonrisa decoraba su rostro. Para ella, ese era el momento.

Ádhmharaighe | SSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora