Guías del Destino

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Autor: Helindir.

Después de varios segundos en completo silencio, Severus optó por romper la nada que se había instaurado entre los tres, luego de esa triste explicación

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Después de varios segundos en completo silencio, Severus optó por romper la nada que se había instaurado entre los tres, luego de esa triste explicación.

- ¿Y las marcas que tienes en todo el cuerpo?- Dijo él- ¿De que son?

- Elfico- Dijo ella, levantando la mirada e intentando cambiar el brillo melancólico de sus ojos, por uno mas firme- Es de nacimiento. Algo así como el hechizo eterno que me permite ser hibrida.

- ¿La gema que es? ¿Esmeralda acaso?- Preguntó Albus.

- ¿Esta?- Preguntó ella, abriendo un poco su camisa y mostrando la piedra ovalada en su pecho, metida hasta la mitad y de un color verde claro muy hermoso- No, no es una piedra... O si... Es decir, no es mineral, aunque para nosotros si es una gema... Es Siol Dagda, la Semilla de Dios.

- Explícame eso...- Pidió el director, sentándose en una roca.

- Los Galos tenemos un Dios, al que llamamos Dagda- Explicó ella, sonriendo como orgullosa de eso- Es un ente, energía que fluye en todos los seres vivos y que nos da la chispa divina, el señor del conocimiento y la justicia, Dios de la vida y la muerte. Desde que nacemos, los Galos llevamos una Siol Dagda en nuestro pecho. Es en base, una semilla. Cuando cumplimos la misión de nuestra vida, la semilla brilla y se debe plantar. Con el tiempo crecerá un árbol, un Dámh Crann, un Guía del Destino, un testigo de que hemos cumplido en esta vida. No hay nada más gratificante para un Galo, ni que represente tanto estatus, como tener un Dámh Crann. Nuestro actual líder tiene uno. Y es lo que todos queremos tener... aunque no todos logran.

- Fascinante- Susurró Dumbledore- ¿Y que ocurre si se rompe?

- No se rompe...- Sonrió Diam- Y el Dámh Crann nunca muere, aunque muera su antiguo portador.

- ¿Y como saben cual es su misión en la vida?- Indagó Snape, que estaba mas atento a la conversación de lo que en realidad parecía- ¿Se los dicen al nacer?

- No...- Ella lo miró fijamente, con un brillo extraño en sus ojos casi grisáceos- Los druidas de Galia, es decir, los ancianos del consejo, solo te dicen si has nacido para luchar, o curar, o lo que sea. Aunque la misión diste mucho de la habilidad, eso solo se descubre cuando se cumple... Basta seguir el camino correcto y hacer el bien, que eso llegará solo... Y tú ¿Ya has cumplido tu misión en la vida? ¿Ya tienes tu Dámh Crann?

Albus rió aunque el rostro del pocionista indicaba que poca gracia le causaba.

- En fin...- Suspiró ella, fuertemente- Ser elfo es mas complicado de lo que creen... ¿Y bien? ¿Eso era lo que buscabas, anciano?

- Si, claro, gracias- Sonrió el mago de barba blanca mientras se ponía de pie- "Jovencita"

- Tengo 57... Aun me faltan unos 400 años mas...- Dijo Diamhair colocándose lo que le faltaba, un cinto lleno de pequeñas bolsas- Soy mas que joven...

Con un simple movimiento, las ramas que habían sostenido su ropa, desaparecieron en la tierra y luego apagó el fuego con una sencillez única.

Ella bostezó mientras su cabello cambiaba de color por un segundo, pasando de ese amarillo pálido usual a uno mas radiante, para luego aclararse nuevamente.

Como si en su interior hubiese un interruptor, la mirada de la elfa cambió. Volvió a mirarlos, con esa soberbia y malhumor que habían desaparecido momentáneamente en la conversación. Y ese cambio abrupto fue percibido de inmediato por ambos magos. Todo indicaba que hablar sobre su pasado la volvía vulnerable, y quizás era eso lo que la Galo intentaba evitar.

Sin siquiera decir nada más, Diamhair tomó las pocas cosas que tenia y caminó silenciosamente por la orilla del lago, alejándose de ellos, hasta perderse entre los árboles que crecían cerca.

- Valla cambio sutil- Dijo Severus, sarcásticamente mientras se giraba y comenzaba a caminar rumbo al colegio.

- Creo que se percató de que se estaba relajando demasiado con nosotros- Pensó Albus, caminando junto a él- Siempre esta alerta. Ahora dejó la guardia baja y sin dudas eso no es bueno para ella.

- Nosotros no tenemos la culpa de que la hayan torturado...

- ¿No? ¿Estas seguro? Los Correctores son magos después de todo...

- Todo es relativo ¿No? Así que deja de culparme- Gruñó Snape.

- No te culpo...

- Acabas de hacerlo... ¡Decídete por Merlín!

- Lo se, lo se... Estoy indeciso últimamente...

- Los años...

- Los problemas, querrás decir- Albus lo miró de reojo- Tu tampoco estas demasiado joven...

- Soy mas de la mitad de años mas joven que tu... Incluso unos cuantos años mas jóvenes que tu elfa...

- No es mía... Y si, numéricamente hablando si... Pero eres cascarrabias como alguien de mi edad. Hasta juraría que he notado algún cabello cano en tu cabeza...

- ¿Disculpa?- Siseó el pocionista- Si tengo algún cabello blanco es culpa de Potter y los demás... No por mi...

- Es cierto... Pero te estresas demasiado por esos jóvenes. Debes aprender a ignorarlos.

- ¿Cómo supone que ignorare esos ojos verdes? ¿Cómo?

- No digo eso...- El director miró un cúmulo de mariposas que pasaban revoloteando cerca de ellos- Me refiero a que debes aceptar que son adolescentes. No puedes evitar que sean así... Que tú, de joven, hayas sido tranquilo, no quiere decir que todos deben serlo... Tienen que importarte menos. No son tu responsabilidad... Ni siquiera Potter...

- Nada es mi responsabilidad después de todo- Suspiró Severus.

Dumbledore dejó de hablar. Había notado el cambio en su tono de voz así que optó por no hundirlo más. Pero aquella última oración lo dejo pensando. ¿Acaso Snape estaba quejándose de que no tenia nada de lo cual preocuparse? ¿Estaba comenzando a notar su falta de vida personal? Después de todo, más allá de las pociones y los pseudos alumnos, sus responsabilidades eran escasas.

Las cosas se estaban complicando. No solo con la presencia de Diamhair, sino también con ese cambio de actitud en su más leal aliado.

Ádhmharaighe | SSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora