La fuerza del mapache

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Autor: Helindir.

Diamhair aún rugía levemente con su aspecto híbrido intacto, viendo a Draco firmemente sujetado por el pocionista

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Diamhair aún rugía levemente con su aspecto híbrido intacto, viendo a Draco firmemente sujetado por el pocionista. Dumbledore aun la sostenía de un brazo y Lupin estaba listo para interponerse de ser necesario.

Tanto los magos como los pocos que habían alcanzado a ver aquel ataque, estaban tanto preocupados como asustados. La elfa demostraba ser muy peligrosa, terriblemente volátil y fuerte, y que solo era posible detener a base de un fundamento consistente.

- ¡La próxima vez que ataques a un animal o planta, frente a mí, te arrancaré la cabeza!- Gritó Diam con voz gruesa dando un paso hacia el alumno, con rostro tieso y temible, haciéndolo retroceder y aterrarse más de lo que estaba- ¡Basura inmunda!

- Diam... Diam...- Albus tiró de su brazo para que retrocediera- Ya déjalo. Aprendió la lección, déjalo en paz.

- ¿¡Este es tu modelo de alumno?!- Siseó ella, mirando fijamente al director, con sus ojos amarillos de pupilas verticales- ¿Pierdo mi tierra para proteger esta clase de escoria irrespetuosa? ¿Qué demonios tienes en la cabeza? ¿O acaso tus años ya no te dejan pensar?

- Lo sé, lo sé... Y lo siento... Pero hay cosas que no puedo hacer.

La elfa bufó, tratando de serenarse. Severus empujó a Draco y le indicó que se fuera de allí. Lo último que necesitaba era que ella decidiera volver a atacarlo.

Aun con su aspecto mixto, Diam agachó su mirada al oír un pequeño ruido cerca de sus pies. El mapache la miraba tiernamente con sus ojos marrones en ese antifaz natural que le daba un aspecto ciertamente travieso. Rechoncho y lanudo, movía lentamente su cola anillada mientras se sentaba y extendía sus patas delanteras hacia ella, como pidiéndole que lo alzara. Diamhair se agachó y lo tomó en brazos. El animal lamió levemente su rostro haciendo ruidos cortos y agudos, cargados de ternura.

La elfa rió, relajándose y volviendo a su aspecto normal, al tiempo en que la criatura intentaba subirse a sus hombros, sin éxito.

- ¿Ciod cas déan? (¿Qué intentas hacer?)- Le dijo ella en céltico, dejando entrever su voz real.

Fue en ese instante cuando Severus la vio. Ese idioma, junto con el nuevo brillo en los ojos grises de Diam, se habían combinado exitosamente como para que él distinguiera la esencia elfina que había estado oculta con tanto esmero.

"Solo con la naturaleza respondiéndole saca su verdadero yo" Reflexionó el ex mortífago "Y solo hablando en su idioma original es que noto su vida en la voz. ¿Por qué lo hace? ¿Por qué está intentando fingir? No entiendo... Así no es tan detestable..."

Severus dejó de pensar. Su mente había dado la alerta. No debería estar aceptándola tan fácilmente solo por que ahora pareciera amable y sonriente. Pero si debía reconocer algo. No era del todo mala.

Aun algo perdida por el encanto de un animal pacifico, Diamhair levantó la mirada, chocando de lleno con los ojos negros del antiguo agente doble, quien la estudiaba. De inmediato ella cayó en cuenta de su error y volvió a quedar seria, escondiendo su verdadero ser detrás de un velo de soberbia y desviando sus ojos.

Para Snape ese había sido otra cosa a tener en cuenta. La elfa había cortado el contacto visual casi de inmediato, como temiendo que él descubriera la verdad en ella. Algo por demás extraño ya que los elfos de su nivel no hacían eso. Solían batallar simbólicamente por ver quien agachaba los ojos antes, en modo de sumisión y respeto. Más que antes, Diamhair era un cúmulo de interrogantes para una mente tan analítica como la suya.

- Antes que me olvide- Dijo Albus, mirando a la visitante de Galia- Estas aquí por petición mía. ¿Qué deseas a cambio?

- ¿Cuánto tienes para dar?- Indagó ella, acariciando la cabeza del mapache en sus brazos antes de dejarlo en el suelo.

- Supongo que harás lo mejor que puedas por proteger este lugar...- Suspiró el anciano.

- Muy cierto...

- Entonces lo que me pidas...

Diam hizo una media sonrisa, cargada de ironía y doble intención.

- Para empezar, una esmeralda boreal, un elixir de purificación, doce sellos blancos y una esencia de corazón de dragón- Enumeró Diamhair, como si ya lo hubiese pensado antes.

- ¿Dónde se supone que conseguiremos eso?- Intervino Severus- El elixir podría hacerlo yo y los sellos si bien son caros, se obtienen bastante fácil. Pero la esmeralda boreal y la esencia... hasta dudo que existan aún.

- No es mi problema- Gruñó ella- Deberías estar agradecido. Podría pedir cosas aún más complejas...

- ¿Y si optamos por prescindir de tus servicios?- gruñó el ex mortífago.

- Es tarde. Ya estoy aquí. Es más, no podrías echarme ni aunque el famoso ministerio de magia quisiera- Dijo Diam, acercándose a él.

- Eso tendría que verlo- Siseó con la elfa a pocos centímetros- ¿Y que ha pasado? ¿Ahora decides hablar en nuestro idioma?

- ¿Prefieres que hable en latín? Lo haré, así no podrás entenderme ni cambiar la conversación para tu beneficio.

- No cambió la conversación... Ni siquiera sé por qué me tomo la molestia de responder a tus agresiones, elfa.

- Tendría que haberte dejado en la jaula, en manos de tus amigos... Tampoco has agradecido eso, ni el hecho de alimentarse o de crear un refugio para la noche... ¿Te olvidaste de eso?

- Yo jamás olvido nada. Si no te agradezco es por que no vales la pena...

- Tú eres el que es totalmente inútil... No te he visto hacer nada aun. ¿Sabes por lo menos hacer magia?- Siseó ella, casi tocándolo.

- ¡Basta!- Gritó Albus, separándolos y ubicándose en el medio- Terminen de pelear por favor. Diam, yo conseguiré todo, no te preocupes. Pero te suplico que no les hagas daño a los que estén aquí.

- Conoces mis condiciones- Dijo la híbrida sacando la mano de Dumbledore sobre ella, como si le diera asco.

- Si, y has atacado a Severus aunque no era necesario- Se quejó el anciano- Dos veces... Procura no hacerlo más.

- No prometo nada...- Medio sonrió ella, caminando por el patio interno y seguida de cerca por un animal.

Pronto ella desapareció por uno de los pasillos, dejando a tres magos pensando seriamente en ella. Era un problema con letras mayúsculas. Con conflictos y peticiones, los cuales ambos podrían aumentar en cantidad e índole.

Ádhmharaighe | SSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora