—¿Qué demonios te pasó? –los ojos de Alexa se incrustaron en mi cabeza.— ¿te cortaste? –me rasqué la nuca.
—Casi lo matan por estar de loco –respondió Dante.
—¿Qué? –la confusión se tatuó en su rostro.
—Teníamos un plan para matar a uno de los hombres más importantes del clan de Andrés esta noche, pero todo salió mal –contesté.— esto –señale mi sien.— fue el resultado de que una bala me rozara.
—¿Me estás jodiendo? –ella prácticamente salió volando desde su asiento hacia mi y empezó a examinarme la herida.
—No es nada grave, sólo me rozó –dije despreocupado.
—Ya, no es nada grave que una bala casi te diera en la cabeza –dijo sarcástica.— ¿por qué no me dijiste lo que harían?
—Si, Alexander, ¿por qué? –sonsacó Marco. Ella lo miró.
—¿Qué sucede?
—Nada –respondí restregándome los ojos, esto no sería fácil.— tú estabas incluida en nuestro plan, pero yo no te iba a exponer a un peligro así –hice una pausa.— así que te reemplazamos con otra...
—Y adivina con quien –intervino Marco. Golpee su pierna herida causando que apretara los dientes de dolor.
—¿Podrían contar la historia bien? –se cruzó de brazos.— ¿quién tomó mi lugar, Alexander? –me miró a los ojos. Maldita sea, esa mirada suya advertía el problema que se me vendría encima.
—Paulina –apreté los dientes. Ella lanzó una carcajada sin nada de gracia.
—¿Me estás diciendo que me reemplazaste por Paulina en un plan que se suponía que yo debía estar? –hizo una pausa.— ¿y sin siquiera decirme? ¿Quién te crees para tomar decisiones por mi? ¿Que maldito derecho piensas que tienes?
—Cuando se trata de tu seguridad tengo todo el puto derecho del mundo –escupí.
—Oh, si, ¿y dime que hiciste esta noche para cuidarme de esos tres hombres? –habló con sarcasmo.— nada, yo misma me defendí, sin tu puta ayuda, así que no me vengas con el discurso de que me quieres proteger porque aquí ya todos hemos visto lo que soy capaz de hacer –escupió.— deja de verme como la débil...
—¡NO TE VEO DÉBIL, MALDICIÓN, TENGO MIEDO DE QUE ALGO TE PASE! –grité golpeando la mesa. Ella suavizó su mirada.
—Lo sé y lo entiendo, pero necesito que me dejes ser y confíes en mi –habló suave.— me cansé de siempre ser la damisela en apuros... además, creí que te gustaba esta nueva faceta mía.
—Si, pero no cuando la muerte te respira en la nuca –negué.
—Alexander...
—Dejemos este tema hasta aquí, Alexa, ¿vale? –ella suspiró.
—Por hoy lo dejaremos hasta aquí –sentenció.
—¿Puedo hablar? –dijo Matías dudoso. Alexa se encogió de hombros.— vale, ya que por ahora no se van a matar el uno al otro, necesitamos ir con Paulina y preguntarle qué carajo pasó en ese cuarto.
—Sí, ¿cómo demonios esos cabrones fueron tan rápidos? –habló Dante.
—Pues andando no hay tiempo que perder, además que después de eso tenemos que ir a la bodega a interrogar al trío de imbeciles –Marco se puso de pie con dificultad.
—Yo los acompaño –Alexa se puso de pie. La miré.— tú ni opines, que me lo debes por ni siquiera consultar conmigo lo del plan.
—Ella tiene un punto, hermano –apoyó Dante. Apreté los labios.
ESTÁS LEYENDO
Lítost
Teen Fiction"Luego de todo lo que hemos pasado, no había forma de que yo me permitiera perderlo. Él se había metido en mi cuerpo como una bala sin salida, y haría todo lo que fuera por mantenerlo conmigo. Y ahí surgió una pregunta en mi cabeza: ¿Sería capaz de...