—¿Y bien? —preguntó.
Habíamos llegado a la casa hace media hora y estábamos sentados frente a frente desde entonces, sin decir nada.
—¿No quieres hablar de lo sucedido? –suspiré sabiendo a lo que se refería.
Ya yo estaba del todo sobria así que podía pensar con claridad.
—Es que fue muy impactante verte golpear a ese sujeto, y luego actuar así...–negué.— pero eso no cambia nada, soy consciente de en lo que me metí cuando acepté juntarme contigo.
—Vale –asintió.— porque eso no es ni la cuarta parte de lo que soy capaz de hacer –lo miré.— y no me mires así, Alexa.
—¿Así cómo?
—Me ves y lo único que piensas es en que puedes cambiarme, déjame decirte algo, shawty, los chicos malos nunca cambian –lo miré indignada.— y no digas que no estabas pensando en eso, porque ya había visto esa mirada antes.
—¿Antes cuando?
—Antes, pasado –dijo cortante.
—Eras demasiado perfecto para ser verdad –negué.— eso de la ternura y estar siempre para cuidarme...
—Una vez mi padre me dijo que tratase a las mujeres como me gustaría que trataran a mi hija –me interrumpió.— no pienso tener hijos, pero si tuviera una hija, me gustaría y quisiera que la trataran como yo te trato a ti, –dijo serio.—y en eso te equivocaste, no soy perfecto, no sé ni por qué llegaste a creerlo, pero esto es lo que soy, Alexa, y nunca cambiaré, tú decides si te quedas o te vas.
—¡Qué no me voy a ir, carajo! –exclamé.
—Piensa bien lo que dices, una vez dicho, ya no habrá marcha atrás –me miró a los ojos, sentí que sus palabras tenían doble sentido.
—Eres el único amigo verdadero que tengo, Alexander, no quiero perder tu amistad.
—"Amigo" dices –me miró divertido.— es curioso, porque hace rato estabas loca por besarme, literalmente –sentí mis mejillas picar.
Esperen, hace un momento casi echaba humo por las orejas, y ahora está relajado y juguetón, ¿esta loco o qué?
—Fue debido al alcohol –me encogí de hombros tratando de disimular mi vergüenza.
—Ah vale, –asintió, pero estaba lejos de verse convencido.— pero si en algún momento quieres probar a un verdadero hombre, estoy disponible –guiñó un ojo. Le lancé un cojín.— ouch –río.— sin embargo, primero debes terminar con tu novio, no ando con mujeres comprometidas –dijo altanero.
—Terminar con Daniel... no creo que eso sea posible –hice una mueca.
—Shawty –me llamó.— te puedes quedar aquí si quieres, yo no tengo problema en absoluto –reí sin gracia.
—Bromeas, ¿cierto?
—Es de las pocas veces que he hablado más enserio en mi vida –dijo serio.
—No puedo, Lítost, es complicado... además, recién te conozco.
—Y yo a ti, y sin embargo te estoy invitando a vivir en mi casa. estamos en las mismas, muñeca.
—Tengo una duda –cambié de tema.— ¿por qué en la fiesta nadie debía saber mi nombre?
—Porque es mejor, así nadie sabría tu verdadera identidad y no podrían denunciarte con la policía de ser necesario –lo miré horrorizada.—, es como un álter ego –explicó.— y en parte es divertido porque por ejemplo; Alexa es reservada, tímida y obediente, y Serendipia es todo lo contrario.
ESTÁS LEYENDO
Lítost
Teen Fiction"Luego de todo lo que hemos pasado, no había forma de que yo me permitiera perderlo. Él se había metido en mi cuerpo como una bala sin salida, y haría todo lo que fuera por mantenerlo conmigo. Y ahí surgió una pregunta en mi cabeza: ¿Sería capaz de...