Capítulo 5

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DANIEL EN MULTIMEDIA.



Me giré. Lítost me veía con diversión.

—Te vi en la biblioteca hace rato, pero no te hablé porque te veías muy concentrada buscando libros –habló.

—¿Qué haces en la calle? Estás herido, ¿recuerdas? –hablé molesta.

—Tranquila, shawty, he pasado por cosas peores –lo miré mal.— eso es solo un rasguño, estaré bien –aseguró.

—Vale –arrugué los labios.— y si, yo también te vi –dije.— no sabía que leías.

—Pues si, me gusta leer.

—No pareces ser un chico que lee –alcé una ceja.

—Y tú no pareces ser una chica que se droga –contraatacó.

—Wow –dije.

Sonrió altanero.— dime, shawty, ¿te gustaría tomar un café o algo?

—No me gusta el café.

—¿Y el algo? –me miró divertido. Reí. En los pocos días que tenía conociendo a este chico me había reído más que en toda mi vida.

—Me gusta el helado de yogurt –sonreí.

—Helado de yogurt será –empezamos a caminar.

—Oh y recuerda que dijiste que me dejarías pagar la próxima.

—Así es, la próxima vez que volvamos al supermercado –lo miré con la boca abierta.

—Oh no.

—Oh si.

—¡Eres un asno!

—Y tú estás medio loca, pero, ¡hey, nadie es perfecto! –empecé a reír como loca.— que risa tan fea –arrugó la nariz. Mi risa se incrementó al ver su expresión.— shawty, para ya, nos están mirando –seguí riendo.— no la conozco –le dijo a una pareja que se nos quedó mirando.

—Eres un idiota –dije cuando terminé de reír.

—Lo siento, shawty, pero tu risa de delfín arruina mi estilo –llegamos donde el señor de los helados y le indicamos lo que queríamos.

—¿Cuál estilo? –me crucé de brazos.

—¿Qué no haz visto esto? –se señaló.

—Si y no es impresionante. Gracias –le dije al señor cuando me pasó mi helado, estaba a punto de pagar cuando Lítost se me adelantó.

—Sé más rápida la próxima vez, shawty –guiñó un ojo.

—Eres molesto –seguimos caminando mientras comíamos nuestros helados.— ¿eres así siempre? –negó.

—Sentémonos por aquí –caminamos unos metros hacia un banco frente a nosotros.— pues bien –empezó diciendo.— contigo soy así de despreocupado porque no estás metida en mi mierda y eres buena e inocente. Pero como eres mi amiga debes de estar consciente de que no todo el tiempo soy así, la mayoría de las veces estoy gritando o golpeando a alguien –mi boca se abrió en una gran "O".— no me mires así, shawty, sabes lo que soy.

—Lo sé, pero...

—Soy un gánster –dijo serio.— y es por lo que algún día me matarán, pero he aprendido a vivir sabiendo eso, y comprenderé si decides alejarte por obvias razones.

—¿Por qué me alejaría si en un principio fui yo quien quiso ser tú amiga?

—Lo dijiste anoche cuando estaba con los intestinos afuera, no tenías muchas opciones para mantenerme con vida –lancé una carcajada. Me hacía gracia lo seria que estaba su cara al hablar contrastando con la estupidez de sus palabras.

LítostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora