Capítulo 17

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Este capítulo contiene fuerte contenido adulto (sexual), leen bajo su responsabilidad.

Están advertidos.


—¿Estás mejor? –preguntó Alexander, entró al cuarto con una caja de pizza y un par de gaseosas en lata. Asentí.

Después de nuestra pequeña discusión en el baño, salí de la bañera y me acosté en la cama vestida con ropa de Alexander, él había salido del cuarto para traer algo de comer.

—Quiero que te sientas lo más cómoda y a gusto posible, Samuel pagará por lo que te hizo –fruncí el ceño.

—No fue Samuel –susurré. Su expresión cambió en noción de segundos.

—¿Cómo era el sujeto? ¿Sabes cómo se llama?

—No me dijo su nombre, pero era de piel tostada, con barba y el cabello rizado, tenía tatuajes en su brazo izquierdo.

—No me dijo su nombre, pero era de piel tostada, con barba y el cabello rizado, tenía tatuajes en su brazo izquierdo

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Alexander estrelló la lámpara contra la pared provocando que me sobresaltara.

—Hijo de puta –golpeó la pared.

—Ya se quien es él, me lo confesó –dije tranquila. A pesar de su agresiva actitud el no me intimidaba lo más mínimo.

—Tenía mis dudas de si él estaba detrás de esto, pero claro que si, Alexander, eres un estúpido –tiró de los extremos de su cabello.

—Alexander –lo llamé.— estoy aquí, estoy bien, estoy contigo –hablé con suavidad, tratando de traerlo de vuelta a mi.— ven a cenar conmigo, ¿si?

Él suspiró pesadamente y asintió, se sentó a mi lado y besó mi frente.

—Todo esto es mi culpa, nunca he estado presente cuando me necesitas, soy un idiota –le hice mirarme agarrando su mejilla con delicadeza.

—No es tu culpa, son cosas que pasan –hablé con tranquilidad.— son ellos los pocos hombres que me interceden cuando estoy sola...

—Esa es la cosa, no deberías andar sola –me interrumpió.— si te llega a pasar algo me muero, Alexa –su mirada hizo que mi corazón se encogiera de ternura. Besé sus labios con suavidad.

—Gracias por cuidarme –besé su mejilla.

—¿Dices que él fue personalmente a por ti?–frunció el ceño. Asentí.— es raro, él no suele arriesgarse tanto, al menos así era cuando lo conocí.

—No pensemos más en eso por hoy, ¿vale?, comamos –el asintió.

Comimos en silencio mientras veíamos una película, de vez en cuando sentía su mirada en mi, y yo hacía como que no sabía que me estaba observando.

Sin avisar, mis ojos empezaron a cerrarse de apoco.

—Buenas noches, shawty –le escuché decir antes de quedarme dormida.













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