—Vamos, nena, tú sabes una gran parte de mi vida, ahora déjame conocer más de ti.
Alexander y yo estábamos recostados en una hamaca en su patio trasero. Yo estaba encima de él entre sus piernas, con mi espalda pegada a su pecho. Disfrutábamos de un hermoso día soleado debajo de un árbol, mientras algunos pajaritos cantaban. Amaba esta sensación de paz y tranquilidad estando con él.
—¿Qué quieres saber? –pregunté.— no llevo una vida tan interesante como tú –bromeé.
—No lo sé –balbuceó.— háblame sobre tu experiencia en el bachillerato... tus amistades, yo que sé.
—Mi experiencia en el bachillerato fue un asco –solté.— desde pequeña siempre se han burlado de mi por mi complexión delgada y el bachillerato no fue la excepción –suspiré recordando esos desagradables momentos.— se burlaban de mi por mi falta de senos y trasero, como que eso algún día llegará a lograr la paz mundial –bufé.— pero Daniel siempre me defendía... –me callé abruptamente cuando me di cuenta de la estupidez que había salido de mi boca.
—Puedes hablar de él, no me importa –besó mi sien.
—Vale, –dije.— tuve un grupo de amigas, pero al final terminamos distanciándonos y ya no tengo contacto con ninguna de ellas –dije desanimada.— la verdad es que odié cada día del bachillerato, solo quería que terminara –suspiré.— no se si era la escuela, la gente o yo misma, pero nunca sentí que encajase en ese lugar.
—¿Y cómo te sientes en la universidad? –empezó a jugar con mis dedos.
—Mejor, es decir, no tengo muchos amigos, pero ya no me enfoco en las cosas superficiales como lo hacía en el bachillerato –dije.— me escucho como una chica de término cuando apenas voy en mi primer año –bromeé.— pero si, prefiero mil veces la universidad a el bachillerato.
—¿Tan malo fue?
—Pudo haber sido mejor –afirmé.— pero no fue tan malo del todo, tuve mis buenos momentos, claro –dije.— me divertía mucho con mi grupo de amigas –dije nostálgica.
—¿Qué pasó entre ustedes?
—Me divertía con ellas, si, pero no me sentí tan apoyada por ellas como me gustaría, además ellas eran más cercanas entre ellas, ¿me doy a entender? Yo era parte del grupo, pero no del todo –suspiré.— si yo hacía algo malo, me condenaban, pero si otra lo hacía la apoyaban y buscaban una solución. Muchas veces me alejé de ellas por esa razón.
—¿Y por qué volvías?
—Porque no tenía más amigas –sonreí triste.— y no me gustaba pasar las horas de receso sola. Porque, cuando era así me la pasaba con Daniel y sus amigos, con lo que no me sentía cómoda, y cuando él faltaba la pasaba en el baño –hice una mueca.— aveces me gustaría volver el tiempo atrás y darle cursos de amor propio a la antigua Alexa –suspiré.— seguido de unas cuantas bofetadas, quiero decir, ¿sentirse mal por estar sola? ¡La soledad es lo máximo!
—La soledad lo es, sentirse solo no –dijo Alexander.
—Es cierto –suspiré.— pero así era en ese entonces, demasiado dependiente de las personas... y a pesar de todo, agradezco eso ¿sabes? De alguna manera me hizo más fuerte y resistente ante algunas situaciones.
—Ahora cuéntame un momento en el que fuiste verdadera y genuinamente feliz, alivianemos el ambiente –reí.— algo en lo que hayas dicho "carajo, amo estar viva" o siquiera te haya hecho sentir viva.
—No lo sé, he tenido muchos momentos felices, pero ninguno en el que haya pensado de esa forma –reí.— y no es que sea pesimista, es que es así.
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Lítost
Teen Fiction"Luego de todo lo que hemos pasado, no había forma de que yo me permitiera perderlo. Él se había metido en mi cuerpo como una bala sin salida, y haría todo lo que fuera por mantenerlo conmigo. Y ahí surgió una pregunta en mi cabeza: ¿Sería capaz de...