ALEXA EN MULTIMEDIA.
Cuando llegué a casa lo primero que hice fue descongelar la carne. Ya había tenido bastante problemas por hoy y no estaba de ganas por discutir con mamá.
No paraba de pensar en ese chico, Lítost, pudo haberme dejado abandonada al igual que lo hizo mi estúpido novio, algún día le devolvería el favor.
Dejé la carne bajo el agua y subí a darme una ducha, la necesitaba con urgencia. Al llegar al baño me deshice de mi ropa y empecé a asear mi cuerpo. Cuando terminé me vestí con ropa cómoda y bajé a la cocina, ya mi madre y mi hermanita Isabella habían llegado.
Mi madre trabajaba tiempo completo en el hospital, no le correspondía, pero lo hacía porque necesitábamos el dinero, ahí ella trabajaba como enfermera. Mi padre murió cuando yo tenía siete años, seis meses después del nacimiento de mi hermanita, Isabella. Desde entonces hemos sido nosotras tres contra el mundo.
—Hola, cariño –saludó mi madre.— ¿qué tal la universidad?
—Hola, mami –la abracé.— ha estado muy interesante el día de hoy –dije con doble sentido.
—¡Mi hermana será la mejor doctora del mundo! –habló Isabella.
—Así será, pequeña –la abracé.
(...)
Luego de cenar subí a mi cuarto a estudiar un poco, nunca está demás prepararse por si algún profesor se aburre de su vida y hace un examen sorpresa.
A mitad de mi estudio mi teléfono empezó a sonar, Daniel me estaba llamando. Increíble, parece que hizo un espacio en su agenda para cerciorarse de que no morí.
—¿Qué quieres? –hablé de mala manera al contestar.
—Hey, cariño, ¿cómo estás? Yo...–hizo una pausa.— ¿por qué no me seguiste? Te dije que corrieras.
—Estás bromeando, ¿no? –dije incrédula.— ni siquiera me tomaste de la mano para huir contigo, apenas escuché lo que me dijiste, y no conforme con eso, vienes y me llamas cinco horas después, es que tú...
—Perdóname, ¿vale? El pánico se apoderó de mí, no supe cómo actuar, fue demasiada presión.
—Déjame decirte, Daniel, que ninguna excusa es válida para lo que hiciste.
—¿Qué me estás queriendo decir?
—Que terminamos –dije entre dientes para que no se me escuchara que estaba llorando, lo amaba, pero eso que él hizo no tiene perdón.
—¿Qué? No puedes terminar conmigo, tenemos planes.
—Esos planes los dejaste conmigo cuando me abandonaste en ese barrio, ¡me pudieron haber violado! ¡Pude haber muerto!
—¡Pero no lo hiciste! No comprendo por qué tanto drama.
—De verdad que tú no tienes madre –negué.
—Vale, te daré tu tiempo para que pienses bien las cosas, no puedes desechar lo nuestro así sin más, Lexie.
—Daniel...
—Superaremos esto, amor, solo tómate tu tiempo –dijo y colgó.
Sequé mi rostro de las lagrimas derramadas y me acosté en la cama.
Daniel y yo hemos sido novios desde que estábamos en bachillerato, ahora en nuestro primer año de la universidad que nuestra relación se ha hecho más fuerte. Nuestros planes eran casarnos apenas acabáramos la universidad e irnos a ejercer a un país tranquilo y no muy concurrido.
ESTÁS LEYENDO
Lítost
Teen Fiction"Luego de todo lo que hemos pasado, no había forma de que yo me permitiera perderlo. Él se había metido en mi cuerpo como una bala sin salida, y haría todo lo que fuera por mantenerlo conmigo. Y ahí surgió una pregunta en mi cabeza: ¿Sería capaz de...