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La noticia de que Aaron Greco había encontrado a su nueva musa en el hotel, se esparció cómo él fuego sobre pólvora y la pregunta que todos, incluso él mismo Aaron se preguntaba….

¿Quién era ella?

—Necesitamos la foto de todas las jóvenes entre 18 y….¿25?— le preguntó Tomas a su amigo el cual asintió— así cómo su nombre y número de habitación — le continuó diciendo Tomas al gerente del hotel — no creo que las huéspedes se opongan a tomarse dicha foto— comenté él.

—Por supuesto que no lo harán— aseguró el gerente, es más sabía que él trabajo se le complicaría más desde ese momentos en adelante — ¿Para cuando necesitan las fotos?— preguntó.

—Lo más pronto que las puedan tener— contestó Aaron.

—Bien entonces me pondré en ello de inmediato— dijo el gerente para salir de la suite y dejarlos solos.

—¿Estás seguro de reconocerla si la ves de nuevo?— le preguntó su amigo una vez solos.

—Por supuesto, nunca olvido a una hermosa mujer— aseguró él.

********

Marika terminó otro día de trabajo sin ningún contratiempo, aunque de lo único que se escuchaba en el hotel era sobre él diseñador de modas y que esté estaba buscando a una misteriosa mujer, de verdad, de otra cosa no se hablaba.

Incluso su amiga Greta durante la última hora de trabajo, durante el camino a casa y durante la cena era de lo único que le había hablado.

—Te imaginas que seas tu la musa que busca— dijo Greta con emoción mientras ambas limpiaban los trastes que habían ensuciado.

—Según lo que dicen, él la vio patinando en el jardín del de hotel y sabes muy bien que yo no patino ahí— dijo la rusa con calma y su amiga hizo un puchero.

—Aun así vale la pena soñar— dijo ella.

—Siempre vale la pena soñar— aseguró Marika.

Después de terminar de limpiar lo ensuciado ambas amigas se pusieron a ver una película, agradeciendo a Marika no tener que seguir escuchando del famoso diseñador italiano.

Al día siguiente todo fue un poco más de su misma rutina al levantarse. Greta se mantenía al tanto de todos los chismes respecto a lo que pasaba en el hotel respecto al diseñador y la mujer misteriosa que aún no habían encontrado, pero a Marika no le podía interesar menos.

—No, no, no, no — decía Aaron mientras pasaba las fotos de las jóvenes del hotel, pero ninguna de ellas era su musa, se detuvo un poco más en cierta foto.

—¿Es ella?— preguntó con esperanza su mejor amigo.

—No, es Lilian— contestó Aaron y su amigo lo miró sin saber de qué le hablaba — fue mi musa hace dos años, hice la colección de invierno con ella— le recordó.

—¿No era morena?— preguntó ya que la mujer de la foto era rubia platino.

—Se lo habrá teñido— comentó él pasando más fotos, pero ninguna de ellas era su musa — no está en este grupo— le devolvió las fotos.

—Por suerte es el primer grupo— dijo su amigo — en la tarde traerán más— le aviso, esté solo asintió y tomó su carpeta para seguir dibujando.

Se había acostado tarde dibujando los vestido en los que había pensado mientras la vio patinar, pero para poder terminar de darle vida a dichos vestidos la necesitaba a ella con él.

Marika estaba llegando junto con Greta al hotel y otras compañeras más que se les habían unido en el camino, que para su sorpresa, sarcasmo, hablaron sobre él diseñador de modas.

—Marika— la llamó Gertrud, que estaba junto con él supervisor de las actividades deportivas del hotel, el hotel tenía muchos supervisores, para así asegurarse que en cada área los empleados cumplieran cómo era debido sus obligaciones — él señor, Galann, quiere hablar contigo— le dijo para después dejarlos solo.

—Si, dígame— dijo la rusa.

—Por hoy, mañana y me atrevo a decir que por el resto de la semana, no trabajarás cómo mucama— le dijo él hombre.

—¿Por qué?— preguntó ella confundida.

—Debido a que el señor Greko dijo que vio a su nueva musa patinar, muchas huéspedes están interesadas en aprender a patinar o al menos a poder estar de pie sobre unos patines— le contó — y solo te tenemos a ti cómo maestra de patinaje, cómo esto es algo por lo que no se te contrato se teparaga cómo horas extra— le contó.

—Entiendo, ¿Cómo serían las clases?— preguntó con interés

—Serán clases privadas, cada clase de una hora, todas huésped pidieron discreción— puntualizó.

—Soy mala para recordar las caras— dijo ella con simpleza.

—Me agrada escucharlo— dijo él — tu primera clase empieza en veinte minutos, las clases serán en la pista de hielo que está bajo techo— le contó.

—Bien iré a cambiarme para empezar con mi clase— dijo la rusa y así lo hizo, fue a cambiarse rápido, dónde le dió a su amiga un rápido resumen de lo que le dijeron, prometiéndole decirle cuáles eran las huéspedes que tomaban clases con ella.

Para agrado y suerte de la rusa, cada una de las mujeres, al menos de la mañana eran muy decididas y en menos de media hora había logrado que cada una supiera patinar sin caer en él intentó, incluso varias de ellas, le pidieron que le enseñará algún truco simple sobre los patines, Marika por supuesto no tuvo ningún problema en enseñarles.

—Sus intentos de todos modos son en vano— dijo una de sus compañeras mientras almorzaba, ahora hasta tenía menos horas para almorzar por las clases que impartía — según lo que se dice él vio a una patinadora profesional, no a una principiante— continuó diciendo.

—Supongo que ellas intentarán hacerlo cambiar de opinión al patinar para él— dijo la rusa encogiéndose de hombros— ya debo ir a mi siguiente clase— dijo para levantarse e irse. Aún le quedaban por lo menos con lo claces más, así que se iría tarde a casa.

*********

—Cómo es posible que no la encuentren— se quejó Aaron, ya habían pasado tres días en los que llevaba buscando a su musa, pero no la encontraba, incluso había ido al lago donde la vio la primera vez, pero no la encontraba.

Apenas salía de su habitación, cada vez que lo hacía las mujeres prácticamente se le tiraban encima para que las mirara, la situación lo tenía cansado, además apenas podía dormir pensando en su musa.

Tenía que encontrarla

—Señor le aseguramos que hacemos todo lo posible, ya le mostramos las fotos de todas las huéspedes con la descripción que nos ha dado— dijo el gerente.

—Quizás ella ya se fue del hotel señor— dijo él sud gerente que también estaba con él. Aaron también había pensado en esa posibilidad, pero se negaba a creer la, algo le decía que ella aún estaba en el hotel.

Mi MusaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora