14

2.2K 234 8
                                    

─¿Quién crees que sea?─ le preguntó Tomas a Greta cuando la rusa y él italiano salieron.

─De verdad que no se me ocurre nadie, ella no tiene problemas con nadie─ dijo ella mientras preparaba café. Entonces él recordó algo.

─¿Y su supervisor?─ pregunto Tomas.

─¿Qué?─ preguntó sorprendida y confundida, entonces él le contó lo que vio aquel día que la ayudó─ Ella no me dijo nada─ comentó Greta.

─Tampoco quiso decir nada ahora y eso no es bueno─ dijo Tomas ─ ¿Tú la podrías convencer para que aceptara ser la nueva musa de Aaron?─ le preguntó.

─Puedo intentar persuadir la, pero que ella acepte es otra cosa, a veces no se que pasa en la cabeza de ella, la decisión será de ella─ le dijo Greta.

─Esperemos entonces que tome una buena decisión─ dijo él.

Minutos después ellos volvieron y le entregaron el contrato para que lo leyera con calma. Greta no dijo nada más acerca de la nota de amenaza y tampoco que ella sabía lo que ese maldito le había hecho.

─Por cierto, tu celular apareció─ le dijo Greta ─ y también lo cargue─ le aviso entregándose lo.

Al revisarlo Marika se encontró con muchas llamadas perdidas de su padre, muchos mensajes de odio de su prima, y muchísimas notificaciones de personas en las redes que le decían que era una patinadora excelente y que debería volver a patinar de nuevo, otras que sería mucho mejor que trabajara con él italiano. También muchos mensajes de odio en contra de su prima por lo que había hecho y también a sus padre porque al parecer su amiga había contado que ellos la abandonaron cuando se rompió la pierna y apenas ahora habían vuelto.

Cuando se fue acostar tomo el contrato para leerlo, las primeras cláusulas, eran para especificar la confidencialidad del trabajo de Aaron, donde la musa, osea Marika, no podía decir absolutamente nada, a nadie de las piezas que Aaron diseñará y mucho menos compartir fotos en las redes sociales de las piezas que él creara. Además de una gran suma de dinero que le pagarían al final de la temporada, además que también obtendría un treinta por ciento de las ganancias que produce la línea por todo un año, además de que ella tendría que vivir con él durante esa misma temporada. Todo se miraba muy bien con él trabajo y estaba muy inclinada a aceptar, pero había algo que ella no aceptaría por nada del mundo.

─No entiendo de qué te quejas, yo aceptaría sin problemas─ dijo Greta con seguridad después de que su amiga le contara lo que no estaba dispuesta aceptar de ese contrato.

─Pues yo no soy tu─ le recordó tomando de su jugo─ hire a hablar con él para cambiar eso, no lo hare por ningún motivo─ dijo con seguridad.

─Sigo pensando que no es nada y que lo deberias de hacer─ dijo Greta.

─No─ dijo Marika segura.

Cuando terminó de desayunar se despidió de su amiga para ir al hotel para hablar con él diseñador, al llegar todo el mundo se le quedaba mirando y la saludaba cómo si fueran amigos inseparables, cuando ella apenas sabía quién era. No tuvo ningún problema en llegar al ascensor que la llevó al piso de la suite, donde fue directo hasta la suite del diseñador para tocar la puerta, mientras esperaba que abrieran la puerta, su celular sonó en un nuevo mensaje.

Era esa entrenadora que no la dejaba en paz, el mensaje era un video de una rutina de pareja, era la que ella quería que hiciera con él otro patinador, Antón, era una rutina interesante rutina, la podía intentar.

─Marika─ dijo Aaron sorprendido de verla en su puerta.

Marika levantó la mirada para verlo y después brincar escandalizada al verlo mojado y en toalla en la puerta. Ella giró para darle la espalda mientras se cubría los ojos.

─¿Por que siempre está desnudo en su habitación?─ se quejó ella.

─Solo me estaba duchando, parece que solo vienes cuando me estoy duchando─ dijo él ─¿viniste a hablar del contrato?─ le preguntó él.

─Si─ contestó ella.

─Ok, entonces entra─ le dijo él.

─No voy a entrar hasta que se ponga ropa─ dijo ella con seguridad aun dándole la espalda y con los ojos tapados.

─¿Y te vas a quedar aquí afuera?─ le preguntó él.

─Si, aquí lo espero─ dijo ella con seguridad.

Aaron dejó la puerta de la suite abierta mientras se cambiaba rápidamente para no hacerla esperar demasiado, una vez vestido fue hasta la puerta donde ella aún estaba de espalda y con su mano cubriendo su cara.

─Ya me he vestido, puede mirar─ le dijo, no muy segura de su palabra ella giró, aún con la cara cubierta con la mano y de apoco separó sus dedos, para confirmar que él sí estaba vestido, mientras Aaron intentaba no reír lleno de ternura─ ¿Quieres que hablemos aquí o en el restaurante del hotel?─

─En el restaurante─ contestó ella segura.

─Bien, entonces vamos─ le dijo él tomando su abrigo para salir con ella.

Bajaron en completo silencio en el ascensor, ella aún estaba escandalizada por cómo se le había aparecido el diseñador de moda, de nuevo, ya en el primer piso fueron hasta el restaurante donde pidieron un reservado para hablar más cómodos.

─¿Tienes muchas dudas?, ¿preguntas?, ¿Objeciones?─ preguntó él.

─Solo una objeción, lo demás está muy claro en el contrato─ dijo ella.

─¿Y cual es esa objeción?─ preguntó él.

─La que involucra que debo trabajar desnuda con usted─ dijo ella sería.

─Si, esperaba que no te opusieras a esa parte─ dijo él.

─Claro que me voy a oponer─ dijo la rusa ofendida.

─Es parte del trabajo ─ le aseguró él.

─Entonces lo haré vestida─ dijo ella.

─Así no funciona, no debes estar usando ropa─ dijo él italiano.

─No entiendo porque debo estar desnuda para que usted diseñe ─ se quejó ella.

─Es simple la verdad─ dijo él tranquilo ─ yo soy un artista y tú serás mi lienzo, para crear mi arte necesito un lienzo en blanco…

Mi MusaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora