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—¿Cómo lo sientes?, ¿Está muy ajustado en la cintura?— le preguntó después de casi una hora, ambos habían pasado el rato en completo silencio.

Marika no era alguien que hablara mucho y él intentaba poner toda su atención en él trabajo y no cómo su aroma y la suavidad de su piel lo enloquecían, además de no clavarle ninguna aguja en él proceso.

—No, está bien, ¿La dejarás así larga?— le preguntó mirando la larga y suelta falda que caía hasta sus pies de un bello verde oliva.

—No, la costarme por aquí — tocó la parte que estaba casi a mitad de sus muslo — la cortaré para que tenga una cola a los lados — le explico, Marika solo asintió.

Una vez termino con los últimos detalles de la falda, siguió con la parte de arriba, que consistió en una blusa corta cruzada que terminaba amarrada en la parte delantera.

—¿Que opinas?— le preguntó Aaron con mucho interés, Marika se estaba mirando en un espejo completo que había en él salón.

—Esta lindo — comento la rusa, se sentía demasiado expuesta.

—Eso lo sé, lo que me gustaría que me dijeras es cómo te sientes con él puesto, se completamente sincera — le pidió. Marika lo miro con una poco de duda antes de menear un poco su cabeza de un lado a otro trago de buscar las palabras correctas para no prenderlo.

—Me gustaría más si tuviera mangas, al menos hasta los codos — le dijo.

—Estaba casi seguro que ibas a decir que cubriera la parte del abdomen — comento él con una sonrisa, la verdad él había hecho la prenda de esa manera para probarla y saber si ella le diría si no estuviera cómoda con la ropa que él le diseñará.

—Es que tampoco me has dejado terminar — le comento ella con las mejillas rojas.

—Siempre estoy dispuesto ha hacer un cambio que mis musas quieran, pero solo un cambio — le específico — así que deside, ¿brazos o abdomen?— preguntó.

—Abdomen — comento enseguida.

—Bien, pero tendrás la espalda descubierta — le aviso, llevándola de nuevo al pedestal.

—No, ¿Por qué ?— le preguntó.

—Son prendas de verano Marika, no pueden ser muy cubiertas, recuérdalo — le dijo él — además tienes una linda espalda— una que se le antojaba mucho besar.

—Y…¿Si mejor me pone mangas?— le preguntó ella.

—Coetaria más la blusa para que quede por aquí — le dijo colocando sus dedos unos centímetros más abajo de su busto.

—Eres muy poco flexible, ¿Sabes?— se quejo — mejor deje la blusa cómo está.

—¿Segura?— preguntó, él quería hacer las otras dos para ver cómo le se verían.

—Si, para mí es más que suficiente estar así de expuesta— dijo ella.

—Esta bien, ¿Quieres tomas un descanso ahora?, ¿No te molesta estar mucho tiempo de pie?— le preguntó mientras la desvestía, deseaba tanto recorrer con sus labios él mismo camino que recorrían la tela al caer por sus piernas.

—No, no me molesta, pasaba más tiempo de pie trabajando en él hotel, pero si me gustaría ir un momento al baño — le dijo ella.

—Esta bien, déjame terminar de quitarte esto — dijo él refiriéndose a la blusa.

Cuando se lo quito ella tomo de nuevo la bata para salir e ir a su habitación y después al baño, cuando salió del baño, se percató de que su celular parpadean avisándole de un nuevo, mensaje, era un correo de su nuevo terapeuta, avisándole que tenían una cita para él día siguiente, para examinarla y fijar los días de sus citas.

Regreso con Aaron a su estudio que estaba cortando una nueva tela, está era de un color amarillo bastante claro, le contó lo que decía él mensaje y aquel hora debía ir con él que sería su nuevo terapeuta.

—No hay ningún problema — aseguro él — sujeta esto contra tu pecho — me indico — despejaremos esas horas para que puedas ir sin ninguna prisa —

Ella sintió feliz por sus palabras para después ambos volver al silencio, pero no un silencio incómodo entre ambos. Incluso Marika estaba sorprendida de lo cómoda que estaba junto al italiano, más porque no llevaba mucha ropa que digamos.

—Mierda, Marika discúlpame — dijo él, apenadl

—¿Eh?, ¿Por que?— preguntó ella confundida y él la miro con mucha sorpresa.

—Marika, ¿No tienes sensibilidad en la pierna?— le preguntó él.

—No, en las gunas partes no siento nada, aveces me golpeó y no me doy cuenta hasta que  me veo él moretón, ¿Por qué?— le preguntó algu confundida por su pregunta.

—Porque por accidente te he clavado con una aguja — le comento, eso le pasaba por estar pensando en cosas que no debía, cómo en ella en un fino traje de baño en su jacuzzi pidiéndole que le acompañará.

Nisiquiera sabía porque había pensado en eso exactamente.

—¿Hay sangre?— preguntó intentando no sonar preocupada.

—No, solo fue un pequeño piquete — le dijo él, aunque en realidad no había sido así y si tenía un poco de sangre, pero mejor no preocuparla, ella no había sentido nada de todos modos, además ella tampoco prestaba mucha atención a lo que él estaba haciendo, por lo que no se percataba de cómo él italiano limpiaba la herida y escondía la tela con pequeñas gotas de sangre.

Debía tener más cuidado.

—¿Que no sientas nada se debe a la caída?— me preguntó para distraerla y también para saber más de ella.

—Mas bien a la cirugía, para salvar mi pernas lo médicos tuvieron que correr muchos riesgos que no salieron del todo bien, pero son mejores que tenga que pasar toda mi vida en silla de ruedas —

******

Del otro lado de la propiedad de la propiedad de Aaron.

Él revisaba las noticias en línea mientras fumaba un cigarro en su amplio y un poco exagerado jardín.

—Con que después de tanto tiempo volviste a encontrar a una nueva musa con la que empezaste a trabajar Greko — comento él antes de darle una calada a su cigarro — veamos cuánto tardo en quitartela…..

Mi MusaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora