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─Adios Aaron ─ le dijo Siena, había llevado a Marika a su primera clase de modelaje.

─Pe….

─Ningún pero, adiós ─ le dijo su madrina, pero él no se movió de su lugar, solo miraba a la rusa que escuchaba a la asistente de su madrina, que seguro le explicaba lo que harían ─ ¿se lo has dicho? ─ le preguntó la mujer con interés.

─¿Que? ─ le preguntó confundido de a que se refería.

─No eres muy discreto pequeño, se te nota en cada cada poro de tu linda cara cuando la quieres ─ le dijo ella con una sonrisa y Aaron giró la cabeza un tanto avergonzado por las palabras de la mujer que era cómo su segunda madre ─ ¿Se lo has dicho? ─

─No con palabras específicas ─ contestó.

─¿Por qué? ─

─No lo sé, temo cómo pueda reaccionar, Marika es muy….muy, diferente, nunca sé qué reacción esperar de su parte ─ le intento explicar.

─¿Temes que ella te rechace? ─ le preguntó con interés.

─Un poco ─ acepto, no lo podía dejar, cómo él dijo nunca sabía qué esperar de ella, así que no tenía ni la más mínima idea de cómo ella reaccionaría o si tenía los mismos sentimientos hacia él.

─Pues preguntaselo ─ le dijo ella con simpleza.

─No creo que sea lo apropiado ─ dijo ─ no quiero atacar la o presionarla ─

─Entonces vete y deja que tenga espacio ─ dijo ella empujandolo para que se valla.

─Ok, pero cualquier cosa me llamas ─ le dijo
─Adios Aaron ─ le dijo ella sacándolo del lugar y cerrarle la puerta en la cara y luego regresar con la rusa ─muy bien querida, empecemos ─ dijo ella.

Marika siguió atentamente las indicaciones de Siena, se sentía bastante nerviosa con todo aquello, pero había prometido que lo haría y así lo haría, por lo tanto hizo su mayor esfuerzo para que hacer las cosas bien.

Mientras Marika seguía con sus clases, Aaron regreso a su casa, aunque quería mucho quedarse con Marika, su madrina no se lo permitirá, así que prefirió regresar hasta que las dos horas pasaba, además debía terminar algunas piezas que había empezado hacer con Marika, así cuando ella regresara se los probaría para ver el resultado final.

Pasó más de media hora terminando los últimos detalles de al menos cuatro vestidos que, además de dos faldas algo cortas que estaba seguro que Marika no estaría dispuesta a usar en el desfile, porque se le notaba la gran cicatriz de su pierna, pero él ya le había dicho muchas veces que no tenía nada de avergonzarse.

─Señor Greko ─ lo llamo Hernesto desde la puerta, él era de las pocas personas que tenían permitido entrar cuando estaba trabajando.

─¿Qué pasa? ─ preguntó sin quitar la mirada de la pieza que estaba haciendo.

─Lo están buscando señor, él la señorita Giada ─ le aviso.

Aaron suspiro, la verdad no quería recibirla quería seguir seguir trabajando, pero tampoco podía ser muy descortés con ella, así que le dijo a Hernesto que le avisara a ella que bajaba en varios minutos.

*****

─No bajes la mirada Marika, siempre mantenla en alto, el piso no desaparecerá bajo tus pies ─ le dijo Siena, desde la punta de la pasarela mirándola ─ y él tacon tampoco se rompera, camina con más confianza ─ le indico.

Después de decirle algunas indicaciones, le hicieron ponerse uno zapatos de apenas unos siete centimetros, para que ella hiciera algunas vueltas en la pasarela, pero no lo estaba haciendo muy bien, ya que cada paso que daba lo hacia con duda y temor cómo si se fuera a caer en cada paso que daba.

Mi MusaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora