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Al día siguiente cuando él la rusa despertó, él italiano estaba de nuevo en su habitación dibujando la mientras ella dormía, aunque lo que en realidad ella pensaba que hacía era hacer bocetos de nuevas prendas para la línea que él haría, ya que eso era lo que él le decía, pero en realidad lo que hacía era dibujar la todo la noche.

Desayunaron tranquilos para después salir rumbo al hospital donde Marika tenía la cita con su nuevo terapeuta, algo que sorprendió mucho a la rusa es que Aaron entró junto con ella a la consulta, algo que la hizo sentir un poco extraña porque siempre había ido sola, aún cuando se supone que tenía que ir acompañada por alguien para que la ayudara. Ella le había dicho que no era necesario, pero él aún así insistió y entró con ella.

Rafael Goleck, una hombre de unos treinta y gatos, cabello negro alto, musculoso de cara dura y ojos marrones casi negros, los resivio en la consulta, es sería él nuevo terapeuta de Marika, al ellos entrar le ofreció asiento de inmediato, sin extrañarle para nada que la rusa entrará con alguien más.

—Muy bien señorita Suet, ya conoce el sistema, mi colega y su antiguo terapeuta me a enviado su historial, pero aún así le haré algunas preguntas y le haré una revisión — le dijo él hombre en italiano, Aaron estuvo a punto de intervenir, pensando que Marika no sabía italiano, cuando ella misma contestó.

—¿Será una revisión completa?— preguntó en un perfecto italiano, ella no sabía mucho, pero lo poco que sabía, lo hablaba muy bien.

—No, sólo un tanteo solamente, para saber por dónde continuaremos — le contestó Rafael — ¿A sentido dolor en los últimos días a su llegada ?— me preguntó.

—Si — contestó dejando a Aarón sorprendido. Él había pasado casi todo él tiempo con ella no entendía en qué momento había pasado.

—¿Intensidad?—

—8

—¿Tiempo?

—7 minutos — contestó

—¿Después de algún episodio sientes algo de dolor?, ¿Aunque sea poco?— preguntó.

—No, nada — contestó.

—Bien, cámbiate y sube a la camilla — le indico mientras él seguía anotando en la plantilla, Marika solo asintió, para después levantarse y caminar hasta donde estaba la bata, tomar y quitarse los pantalones que se había puesto.

Había pensado en ir con un vestido, pero al final había declinado  la idea. Cuando estuvo lista se sentó en la camilla y Rafael se acercó a ella, Aaron no le quitaba la vista de encima a ninguno de los dos.

—Bien, es posible que tenga las manos frías — le aviso antes de tomar su puerta por la parte trasera de su pantorrilla —avísame cuando algo te duela — le indico, mientras él estrechaba su pierna, Marika permaneció tranquila — recueste — le indico y Marika lo hizo, Rafael levantó su pierna al mismo tiempo que mantenía su pie en punta — ¿Cómo te hiciste esto?— preguntó tocando la parte donde Aaron le había clavado con la aguja.

—¿Qué cosa?— preguntó la rusa confundida.

—¿No lo sientes?— le preguntó presionando un poco la herida, que incluso estaba morada.

—No, no siento nada en esa parte— contestó ella.

—Dime cuando empieza a sentir mi tacto — le pidió él pasando sus dedos desde la parte trasera de su muslo bajando por está hasta casi el inicio de sus nalgas.

—Ya la siento — aviso Marika a unos pocos centímetros de su trasero.

—Es un área un poco grande — comento él soltando su pierna para que ella se sentará de nuevo —¿Sientes esto?— preguntó haciendo un poco de presión en medio de su muslo, Marika brinco en su lugar, al mismo tiempo que sujetaba su mano para que dejara de hacerlo — lo tomaré cómo un si — comento él soltando la mientras Marika se quejaba en silencio por él dolor que sentía y Aaron lo miraba con ganas de matarlo —No sientes nada en algunas partes y en otras eres demasiado sensible, supongo que ahí es donde sientes más dolor cuando tienes algún episodio — le comentó él y ella asintió —¿Aún te niegas al tratamiento?— le preguntó

—Si — contestó Marika y Aaron la miro en una combinación de sorpresa y reproche.

—Pues reconsiderarlo de nuevo el tratamiento te puede ayudar mucho a reducir el dolor que sientes, además de recuperar parcialmente el sentido del tacto que te falta — le dijo Rafael.

—Si todo eso ya me lo explicaron — dijo la rusa.

—¿Y por qué te sigues negando aún cuando es algo bueno para ti?— le preguntó Aaron.

—Porqué quiero otra tratamiento no ese — contestó Marika.

—Ese tratamiento… — empezó a decir Rafael.

—¿Es él único?— le interrumpió Marika.

—No…

—Entonces póngame otro — le interrumpió de nuevo —¿Ya me puedo vestir?— preguntó. Rafael la miraba algo irritado.

—Si, ya se puede vestir — contestó — ¿Estás segura de querer otro tratamiento?— le preguntó.

—Si — contestó segura.

—Bien, en ese caso cuando venga a su cita que será dentro de dos semanas empezaremos, en ese tiempo, le recomiendo que haga ejercicio, mantenga el cuerpo activo y ejercitado — le dijo.

—¿Algo en específico?— le preguntó Marika ya vestida de nuevo con su ropa.

—Al menos una caminata al día, sentadillas, solo para mantenerte firme — le dijo él y ella asintió.

Después de eso se despidieron de Rafael para salir del hospital donde los esperaba el chófer de Aaron.

—Te tengo dos preguntas — le dijo Aaron cuando el auto se puso en marcha.

—Dime —

—¿Por qué no quieres aceptar el tratamiento?— le preguntó.

—Ya acepte uno — le dijo ella.

—Me refiero, que porque no querías él otro — rectificó él.

—Porque es con agujas y no me gustan — contestó ella con simpleza.

—¿Entonces prefieres seguir sintiendo dolor?— preguntó él mirándola cómo si estuviera loca.

—Si es para no llenarme de agujas, si lo prefiero — contestó simple.

—Marika…

—¿Alguna vez has probado la acupuntura?— le interrumpió.

—No

—Entonces no sabes cómo es — contestó ella simple, Aaron escucho cómo su chófer se reía con cierto disimulo.

—¿Tú sabes cómo es?— le preguntó Aaron con interés.

—Si, mis padres me llevaron con alguien a los 11—

—¿Para qué?—

—Según lo que recuerdo fue para mejorar mi rendimiento en los ensayos— le contó.

—¿No salió bien?—

—Se me hinchó todo el cuerpo, además que no fue nada relajante, es mentira eso de que no duele— le dijo ella.

—Tal vez la persona con la que te llevaron no era profesional y por eso paso eso —

—Prefiero no intentarlo de nuevo — contestó simple — ¿Cuál es tu otra pregunta?—

—¿Cuándo fue que sentiste dolor?— le preguntó.

—Me estaba bañando — contestó.

—¿Por qué no me dijiste?—

—Me estaba bañando, no te iba a decir que fueras en ese momento — le dijo ella completamente roja

—Te pudo haber pasado algo— le dijo él.

—No me iba a pasar nada, estaba tomando un baño en la tina, no es cómo si me hubiera podido caer— dijo ella.

—Aun así decirte decirme —

—No, no debí y si pasa de nuevo tampoco lo haré — dijo ella sería — no es la primera vez que me pasa y cada ves siempre salí de esa situaciones sola—

—Pero ya no estás sola, así que no tienes porque pasarla sola — le dijo él — te dije que cuidaría de ti y eso haré...

Mi MusaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora