Capitulo 09: La trampa

83 10 15
                                    

-¿Estás mejor? - preguntó Zuly a Lucy, quien aún seguía mal por lo que ese hombre les había dicho.
Ella asintió aún muy dolida y no se quería ni imaginar la reacción de sus amigos cuando les cuente todas estas cosas.
Zuly volvió acercarse a ese hombre y le dijo: -Las personas de las que nos hablaste, ¿son las responsables de las desapariciones que han ocurrido últimamente?
-Lo más probable es que si-respondió el hombre-, ellos están por encima de todo incluído la ley... Su líder por lo que he escuchado, es alguien bastante poderoso, todos aquellos que se atrevan a meterse con él, lo pagarán muy caro- les advirtió muy serio.
-Su líder será el mismísimo demonio, pero a mí no me detendrán- contestó desafiante Zuly.
-Eres valiente muchacho. Si fuera tú, iría con cuidado, no te conviene meterte con ellos, incluso nosotros temémos de lo que son capaces de hacer... No permitirán que nadie, escúchame bien, nadie se interponga en sus caminos. - La advertencia estaba más que clara, ese hombre conocía muy bien el peligro que esas personas representaban para el mundo entero, y Zuly lo sabía muy bien.
-¿En qué lugares soltaron a las criaturas?- preguntó estoico el guerrero.
-No lo sé, ese ya no es mi trabajo. Ahora solo nos pagan para eliminar a cualquiera que meta las narices donde no los han llamado...- su mirada cambio bruscamente, y Zuly podía ver las ganas que ese hombre tenía de matarlos a los dos.
Rápidamente, Lucy le comento a Zuly de un lugar donde muy probablemente se encuentren esos mounstros.
-En los bosques por la carretera saliendo de la ciudad, ahí es donde encontraron muertas a casi todas esas personas que habían desaparecido. Es muy probable que en esas regiones se encuentren.
-Bien, entonces iré hasta allá y los detendré- contestó incrédulo Zuly.
- ¡Estás loco!...- protestó Lucy mirándolo con el ceño fruncido. -¡¿Piensas enfrentarte tú solo a ésas cosas-?!
-Si los dejamos por ahí sueltos seguirán matando a más personas inocentes... Y yo voy a permitir que eso suceda- aseveró Zuly, olvidándose por completo de su misión y las advertencias del maestro Dahun, sobre no mostrar su verdadera identidad a los humanos.
Lucy por su parte, pensó que estaba bromeando, pero sus palabras sonaron demasiado serías como para tratarse de una broma.
-Oye, no tienes que hacerte el héroe o el valiente- dijo, pensando que lo hacía para tratar de quedar como héroe. -¡Además lo escuchaste bien, no dejarán que nadie se interponga en sus caminos!
-Prefieres que más personas mueran.
-No he dicho eso. Solo digo que existen diferentes maneras de hacerlo-.
-Lo escuchaste Lucy, están por encima de todo, incluyendo la ley. Ninguna autoridad querrá ayudarnos, lo más probable es que nos tomen por locos o mentirosos... Lucy escúchame...- la mira detenidamente mientras la toma de sus hombros- si yo no los detengo, nadie más lo hara-.
-¿Pero por qué tú?- le preguntó la joven estando ahora sí, preocupada por lo que Zuly fuera a queres hacer. -¿Por qué mejor no buscamos ayuda? Tal vez si lo llevamos a la policía para que hable, querrán ayudarnos- propuso ella, tratando de buscar alguna solución que no implique que alguien termine herido o peor aún, muerto.
-Tranquilízate- le contestó Zuly, que sabía que decía eso porque estaba asustada; pero como él se lo había prometido, no la iba a dejar sola en esto. -No pienso hacerlo solo Lucy. Tú vendrás conmigo y me ayudarás-.
Cuando lo escucho decir eso, su semblante cambio por completo y quedó muy confundida, se sintió halagada que él la considerará a ella para que lo ayudara; pero por el otro, sabía que era una completa locura.
-¿Qui-Quéres... que yo te acompañe-?
-Bueno, eso fue lo que dijiste cuando estábamos en mi apartamento, además se que me serás de mucha ayuda. Y cuándo llegue la hora, nos cubriremos las espaldas mutuamente.
-¿Pero cómo vamos a enfrentarlos?- dijo topando un punto bastante importante, si iban hacer eso, debían al menos tener una idea de cómo parárlo. -No sabemos ni cuántos son, ni si tienen puntos débiles o algo por el estilo.
Zuly volteó nuevamente hasta el hombre de negro, y le pregunto: -¿Sabés si esas criaturas tienen puntos débiles?
Él les respondió: -Eso dependerá del tipo de infectado. Están clasificadas en transmisoras y no transmisoras. Las transmisoras son las que por medio de fluidos o rasguños, transmiten la infección, sus puntos débiles varían entré la cabeza o el corazón, no suelen ser muy listas y se las puede despistar fácilmente... Las no transmisoras son las nuevas armas, pese a que no transmiten la infección, son muy letales, ágiles, bastante fuertes, y muy inteligentes... Su mayor debilidad es su sensibilidad a la luz solar, por eso solamente atacan en la noche y en el día, se esconden en cuevas o cualquier lugar donde el sol no pueda tocarlas, y caen en un sueño tan profundo que nada es capaz de despertarlas- informó el hombre dando detalles bastante interesantes que les servirían de mucha ayuda.
-Me doy cuenta que sabes mucho sobre el tema- dijo Zuly bastante impresionado.
Iba hacerle otra pregunta, pero justo en ese momento, llegaron dos autos negros a fuera de la casa de los cuales, salieron unos ocho hombres con trajes negros y máscaras en la cara, estaban armados y se dirigieron a la casa donde ellos estaban.
El hombre de negro que seguía amarrado en la silla, comenzó a reírse y a burlarse de ellos, y les decía: -¡De nada les servirá todo lo que les he dicho! ¡Ya que no saldrán vivos de aquí!- empieza a reírse de una manera bastante fastidiosa.
Zuly muy molesto le dió un golpe la cara para que se callara, dejándolo nuevamente inconsciente.
-¡Tenemos que subir al segundo piso, rápido!- Zuly tomó a Lucy de la mano y la llevó arriba.
-¡Si, vamos!- ella lo lleva a donde era antes su cuarto y se ocultaron ahí.
Enseguida, escucharon la puerta de abajo ser derribada, Lucy corrió a la ventana que había en su cuarto para abrirla, pero se encontraba atrancada y no se podía a abrir.
Escucharon que comenzaron a subir las escaleras, Zuly pensó en enfrentar a ellos; sin embargo, eso podría llamar demasiado la atención de Lucy, -y no le apetecía para nada tener que enfrentarse a ella en una lluvia de razonables preguntas que muy probablemente le haría- así que corrió a la ventana y sin ningún esfuerzo la abrió.
-¡Rápido Lucy por aquí!
-¡Si!
Salieron por la ventana y llegaron al techo de la casa, se escondieron y escucharon que abrieron la puerta.
Zuly levantó un poco la cabeza y observó a varios hombres que estaban con la misma vestimenta del hombre que habían dejado amarrado en la silla.
-¿Seguros que había alguien más aquí? - preguntó uno de ellos.
-¡Busquen bien! ¡No creo que el idiota de abajo se haya amarrado solo!
-¿Crees qué haya dicho algo?
-No lo sé, pero no podemos correr riesgos. ¡Busquen en todos los rincones de la casa, no pudieron ir lejos! - dicho esto, los hombres salieron apresurosos del cuarto, Lucy le indicó a Zuly unas pequeñas escaleras que habían en el techo, y que solía usar su padre para subir hasta arriba.
Bajaron de forma discreta y ya solo tenía que buscar la manera de salir de ahí sin ser vistos.
-Muy bien. ¿Cuál es el plan?- preguntó Lucy en voz baja.
-Tenemos que ser lo más silenciosos posibles. Vayamos por los patios traseros de las casas hasta llegar al parque donde estuvimos antes.
-Okey, es una buena idea. ¡Vamos rápido!
Estaban listos para salir, cuando de pronto, una voz los detuvo en seco diciéndoles: -¡Alto ahí ustedes dos!
Lucy y Zuly voltearon lentamente, y vieron a todos eso hombres apuntándolos con sus armas.
Lucy levantó las manos y Zuly simplemente los miraba.
-¡Vaya, vaya!- dijo uno de esos hombres acercándose a ellos en un tono burlón. -Díganme jovencitos, ¿a dónde van?
Zuly lo miró desafiante y le contestó: -A detener a los responsables del atentado de hace siete años.
-No me digas...- dijo el hombre exaltado. - Así que el tarado de Marco abrió la boca y les contó todo ¿eh?
-¿Quién es Marco? - preguntó confundido Zuly.
-El idiota al que ataron a la silla.
-Oh, ya veo... En fin, después de que acabé con ustedes, me encargaré personalmente de detener a los otros-.
Todos ellos se miraron entre sí y no pudieron contener sus risas de burla, al instante, dos de ellos tomaron a Lucy de los brazos y la llevaron hasta la mitad de la calle, los otros cinco hicieron lo mismo con Zuly y el hombre que los había interceptado, los siguió por detrás.
Los llevaron hasta la mitad de la calle y los rodearon, el hombre que iba detrás de ellos, que resultó ser su líder, sacó su pistola y apunto en dirección a Lucy mirándola fijamente.
-Les seré muy sincero. La verdad es que me duele tener que acabar con la vida de ustedes. Se ve que son buenas personas, en serio créame cuando les digo que lo lamento...- enseguida, se ríe de ellos disfrutando bastante de lo que hacía. -¡Pero nadie les mando a qué metan las narices donde no los han llamado!- fue despacio hacia Lucy y le acarició la mejilla derecha, levantó el arma y se la colocó en la frente, Lucy intento soltarse, pero los otros dos hombres que la sostenían eran demasiado fuertes.
-Bueno niñita, creo que tú serás la primera.
Lucy furiosa de que esos hombres se salieran con la suya, no iba a permitir que se burlaran de ella, y no moriría sin antes darle su merecido.
-¡Niñita tu abuela! - exclamó molesta y sin vacilar, le dió una fuerte patada en la entrepierna, para seguido, soltarse de uno de los que la tenían agarrada y darle un fuerte codazo en la cara. El otro sujeto trató de dispararle, pero ella rápidamente consiguió tomarlo del brazo y se lo dobló muy fuerte haciendo que soltará la pistola.
Los otros cinco apuntaron con sus armas a Lucy, mientras que ella agarró del cuello a su jefe y le apunto con el arma en la cabeza.
-¡Bajen sus armas! ¡Oh le vuelo la cabeza!- advirtió Lucy llendo en serio.
-¡Niña baja eso! - habló uno de esos hombres con mucha gracia. -¡Oh te puedes lastimar! - rápidamente tomaron a Zuly del cuello e hicieron exactamente lo mismo. -Sino lo haces, le volarémos la cabeza a tu novio-.
Ella estaba decidida a detener como sea a esos tipos, pero cuando escucho el comentario de ese hombre, no pudo evitar sentirse apenada y le dijo: - El... no es... m-mi novio-.
-Lo que sea. ¡Baja el arma yaaa!!!- ordenó está vez severo el de negro.
Sabiendo que no tenía más opción, bajó el arma y soltó a su líder, nuevamente la tomaron de los brazos y está vez la pusieron de rodillas de manera brusca.
El líder impresionado con una sonrisa de oreja a oreja, se acercó a la Lucy, y con su arma en mano, le dijo con mucha seriedad: -Ay pequeña, no sabes en el problemon que acabas de meter a tu amigo, novio o lo que sea... Eres ruda y eso me gusta. - Los otros cinco hombres rodearon a Zuly y lo llevaron por donde estaban los autos.
Lucy miró con desdén a ese hombre, mientras que él finalmente decidió quitarse la máscara que tenía en la cara. Se trataba de un hombre joven, de unos treinta años más o menos, con una cicatriz de cuchillo en la frente en la esquina izquierda de su ojo.
-Sabes, te contaré un secreto... Algo que solo sabremos tú y yo- acerca su boca al oído izquierdo de Lucy, y en un susurro le informa. -Los Rypers, muy pronto invadirán la ciudades del mundo, será un verdadero espectáculo... Lástima que tú no vivirás para contemplar toda esa hermosura- se ríe muy despacio.
Tenían pensando en verdad acabar con su mundo, Lucy no se imagino algo así, pero con todas las cosa que se había enterado, no quería que nadie saliera lastimado.
Miró con mucha intensidad a ese tipo, y entonces, una sonrisa arrogante apareció en su rostro, y ya que estaba ahí, aprovecharía para darle una dosis de su propia medicina .
-Todos ustedes son una basura, y siempre serán basura. Las basuras como ustedes siempre serán usadas y desechadas las veces que uno quiera, ¡son peor que la mierda, no valen nada! Y cuando ellos se cansen de jugar con ustedes, los desecharán como las basuras que son- Lucy soltó una pequeña carcajada en la cara de ese hombre.
Ese infeliz sintió su sangre arder de la cólera, no le importaba nada de lo que puediera pasar, le enseñaría a respetar y quedarse callada, en su mente tenía planeado hacerle todas las atrocidades sexuales posibles se le pudieran hacer alguien.
Levantó su arma con gran furia para golpearla, y no se iba a contener, le mostraría el mounstro que en verdad es. Lucy cerró sus ojos y agachó su cabeza, pero justo cuando el arma estaba por golpearla en el rostro, ocurrió algo sumamente inesperado.

Las Memorias De Orun: El Guerrero CelestialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora