Capitulo 02: La cita

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Todos saludaron a su nuevo compañero, algunas chicas que se encontraban al fondo del salón, no dudaron en lanzarle silbidos y piropos.
   —¡Las estudiantes de atrás, guarden silencio por favor! — ordenó el docente —, escúchame muchacho puedes sentarte en... — pero en ese instante, el docente se da cuenta que todos los asientos estaban ocupados.
    — ¡Puede sentarse aquí conmigo!...— dijo una de las chicas del fondo levantando la mano.
    —¡No, que se siente conmigo! — intervino casi al instante otra estudiante.
    —¡Tú tienes para escoger, no fastidies! — reprochó la chica anterior.
    —Última vez, guarden silenció! — volvió a replicar el docente, está vez, algo molesto.
    Zuly extrañado, no comprendía nada de lo que pasaba, de pronto, el docente observa que al frente de su escritorio, el asiento de Lucy era el único disponible.
    —Listo muchacho, te sentarás a lado de la señorita Jones—.
    Zuly asintió y se dirigió hasta allá, al llegar la saludo amablemente. —¡Hola, mucho gusto!
    —¡Igualmente!— tomó asiento en la parte derecha de la mesa, y sacó sus materiales de trabajo, fue entonces que las clases comenzaron.
    Durante el transcurso de clases, Lucy miraba de reojo a Zuly sin que él se dé cuenta, y reconoció que era un chico bastante atractivo.

    Una vez terminaron las clases, Stefanny fue donde su amiga para despedirse, pues por alguna razón, hoy debía estar pronto en su casa.
    —Hey Lu, te veo luego, mi madre me dijo que debía estar hoy en casa temprano, al parecer tiene algo importante tiene que decirnos, adiós—.
    —De acuerdo, cuídate— dijo lucy, dándole un abracito con un beso en la mejilla.
    Stefanny le hace señas con la mirada, en dirección al chico nuevo que estaba a su lado, para luego poner una risa pícara y retirarse del salón, Lucy negó con gracias y, en eso, su bolígrafo cae al piso, ella se inclina para cogerlo, pero Zuly también hizo lo mismo, ocasionando que sus manos se toparan por unos cuantos segundos.
    Entonces, ella sintió una corriente fría recorrer su cuerpo, sus pies y manos parecían congelarse y volverse algo sensibles, y sintió como una especie de cosquilleo en su pecho, rápidamente trató de tranquilizarse y de actuar normal.
    —Perdón— se excusó Zuly tranquilo —quería levantar tu bolígrafo.
    —No pasa nada...— respondió ella con una pequeña sonrisa nerviosa.
    Zuly se levantó y se dirigió a la salida, Lucy observó como se retiraba, y extrañada se preguntó: —"¿Qué fue todo eso?"
    Se le hizo extraño, ya que hacía bastante tiempo que no sentía algo parecido, se dio cuenta que el salón estaba vacío, y era la única en estar ahí.
    Salió de ahí, y se dispuso a volver a casa, hasta que caminando lentamente en unos pasillos, escucha a su amigo Cristof llamarla por detrás. —¡Oye perdidaaa!!! — Ella voltea, y lo ve acercándole.
    —¿Qué haces aquí? — preguntó Cristof, y casi al instante le dijo. —No tenías una cita con mi colega Camilo. Está esperándote en la entrada, ¡ve a verlo rápido!
    —¡Camilo cierto! ¡Lo olvide!— Lucy corrió apresurada a la entrada, se había olvidado por completo que tenía una cita con Camilo.
    Al llegar, lo encontró conversado con unos amigos, esté al verla, sonrió y le dijo: —¡Ey! pensé que no ibas a venir.
    —¡Perdón!, es solo que tengo tantas cosas en la cabeza...
    —Bueno si ese es el caso, hoy nos divertiremos—. Ella asintió y los dos salieron de la universidad.
    Camilo la llevó a comer en un restaurante que quedaba cerca de ahí, era un restaurante muy elegante y bastante costoso, y eso Lucy lo sabía muy bien.
    —Camilo, no es necesario que me traigas aquí, podríamos ir a otro sitio—.
    —Descuida, les hice un favor una vez a los dueños, y por eso todo lo que pida me lo dejaran a mitad de precio.
    —Aun así, no estoy muy convencida... —entonces se le ocurrió algo—, escucha este es el trato, yo te acompaño, si me dejas a mi pagar lo que yo pida.
    —¡Oh vamos, eso algo que yo!... — Camilo trato de negarse, pero al ver la firme mirada de Lucy, supo que no tenía otra opción, y termino por aceptar el trato. —Bueno está bien—.
    Ingresaron y sentaron en una mesa, durante el transcurso de la cita, Camilo comenzó hablarle un poco de su vida, le contaba varias ocurrencias que le habían pasado cuando era un niño, le decía por ejemplo lo siguiente:
    —Cierto día, mi mamá y unos primos nos vimos obligados a subirnos a un bus, y vaya que si había demasiada gente, entonces, recuerdo haber estirado mi mano para tomar la de mi madre, hasta que escuchó una voz muy gruesa decirme: "Disculpa muchacho, pero creo que tomaste la mano equivocada." Voltee y era un viejo de unos... ¡Mil años! —soltó mientras se reía. —¡Me puse súper rojo! ¡Cómo diablos confundí la mano de mi madre con la de ese viejo—! —
    Lucy entre risas le decia: —¡No puedo creer que no reconocieras la mano de tu propia madre! ¡Te pasas Camilo! — y continuo riéndose.
    — Si lo sé, soy todo un caso. — Continuo contándole más anécdotas chistosas, y Lucy no paraba de reírse, al final, salir con él, no había sido tan malo después de todo.
   La cita prosiguió con total normalidad, tal y como Camilo lo había planeado, (excepto la parte de pagar la cuenta), cuando terminaron de comer, ambos salieron a caminar un rato, Lucy le decía: —De niña me gustaba mucho cantar, de hecho, aún lo sigo haciendo, pero no lo hago muy seguido.
    —¡En serio!, me gustaría escucharte un día de estos.
    —Mmm... Tal vez...— Lucy continúo hablando, mientras Camilo la observaba.
   Fue entonces, como si hubiera caído en una especie de trance, porque no podía dejar de mirarla y contemplar lo hermosa que ella era de cerca, observó su labios rojos y carnosos, los cuales deseaba tanto devorarlos ahí mismo, sintió un enorme frío recorrer su cuerpo, sus manos le sudaban y sus pies temblaban, las ganas de probar esos labios lo estaban traicionado, no pudo contenerse más, por lo que en un rápido giro, tomó a Lucy de los hombros y se acercó a ella con la intención de besarla, más ella, rápidamente hizo su cabeza hacia atrás, y usando sus antebrazos, se soltó de su agarre.
    Camilo quedo en blanco, sin saber qué hacer, su plan había fallado. —Pe-perdón... me deje llevar...
    Ella lo miro algo impresionada, pero prefirió olvidarse de todo, y con una sonrisa amigable, le dijo: —Vamos con calma amigo. No hay prisa.
    — Tienes razón. Discúlpame— Lucy lo tomó del brazo y siguieron conversando.

    Después de una par de horas, Camilo se ofreció a llevarla a su casa, Lucy asintió, y tomando un taxi, partieron para allá.
    Al llegaron, Lucy se despidió de Camilo y le agradeció por todo.
    —¡Bueno Camilo, gracias, me divertí muchísimo!
    —De nada, sería bueno volver a repetirlo—.
    —Si me gustaría—. Se dieron un pequeño abrazo, y seguido ingreso a casa.
    —¡Tía, ya llegué!— nadie respondió, examinó la casa y se dio cuenta de que no había nadie.
    Subió las escaleras y dejo sus cosas en su mesa de noche, para después acostarse en su cama y poder descansar.

    Pasado un tiempo, el celular de Lucy comenzó a sonar, lo toma y ve que se trataba de Stefanny.
    —Hola, ¿qué ocurre? — contestó algo soñolienta.
    —Lu, ¿te gustaría salir está noche, a la fiesta de cumpleaños de un amigo?
    Ella estaba cansada, así que negó la invitación. —No creo, estoy un agotada...
  Pero como su amiga es la persona más insistente del mundo, no paro hasta que diga que sí. —¡Vamos, será solo un ratito, además Cris también vendrá! ¡Vamos Lucy!, no me dejes bailando sola... ¡Vamos amiga di que sí, porfaaa!!!
    Suspiró de mala gana, y con toda la pereza del mundo, respondió: —¡Bueno está bien, te espero!
    —¡Gracias amiga! — Stefanny colgó la llamada, y Lucy con algo de sueño, se levantó de la cama y se alistó para la fiesta.

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Las Memorias De Orun: El Guerrero CelestialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora