Capítulo 40: Secretos del Pasado

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Después del pequeño inconveniente en el parque, Camilo llevo a Lucy al sitio donde ella solía trabajar antes, Lucy miro la hora en su celular, y como era de esperarse, iba tarde. " Espero que el señor Thomas siga ahí."


Después de 20 minutos, finalmente llegaron, Lucy rápidamente se desabrochó el cinturón y tomando su mochila, miro a Camilo y le dijo: - Gracias Camilo, te debo una.

- Si gustas puedo esperarte.

- No descuida, ve con calma, te veré mañana en la universidad.

- Dale bonita, cuídate. Adiós... - se dieron un pequeño abrazo y al instante, salió del auto.

Al salir, frente a ella observo el pequeño local donde antes trabajaba, se dió cuenta que por a fuera todo seguía igual, ingresó y como era de esperarse, se encontraba lleno, se dió cuenta que durante su estadía fuera de aquel local, habían ingresado otras tres chicas más.

Camino hasta la recepción para hablar con la chica que estuviera a cargo y pedirle que la deje hablar con el dueño del local que era el señor Thomas; sin embargo, no contaba con que de toparia con una fila bastante grande.

- ¡Hay no! ¡Lo que faltaba! - Lucy se colocó detrás de una chica que tenía el cabello churon y su piel morena, al mirarla bien, se le hizo bastante conocida. - ¿Eliza? - pregunto no muy segura.

La chica voltea, y en definitiva era Eliza. - ¿Lucy? ¡Hola! ¿Qué haces aquí?

- Yo, pues bueno, vine a buscar trabajo. Hace como un año que trabaje aquí, pero por unos inconvenientes tuve que salir.

- Ya veo. Yo solo vine por un capuchino que sirven aquí, es el mejor de todos... - amabas sonríen amigablemente. - Y dime Lucy, ¿qué pasó con ese chico lindo que solía pasar contigo?

- ¿Cuál? - pregunto ella extrañada.

- Ese chico lindo que tenía hipnotizadas a todas las locas del salón. ¿Cómo se llamaba...? - Eliza trataba de recordar el nombre de aquel chico, pero no se le hacía para nada conocido.

Lucy la miro, y sospechando de más o menos a quien se refería, respondió no muy segura: - Hablas... de Santiago...

Eliza asintió con una sonrisa de oreja, y le respondió: - Ese mismo. ¿Dónde está él?

Lucy no sabía que responderle, aparte Eliza no era como las otras chicas que solían ir como perros hambrientos en busca de carne cada vez que querían preguntarle por él, entonces le dijo: - Pues... que te puedo decir Eliza. Él tuvo que irse de la ciudad y la verdad que no se a donde fue.

- ¡Se fue! ¡Oh rayos!, eso sí que es una pena. A parte era tan lindo. - Lucy soltó una leve sonrisa y agachó su mirada.

Pasaron unos tres minutos, y por fin llegaron a la recepción, Eliza ya con su pedido de capuchino en sus manos, se despidió de Lucy y le dijo: - Bueno, nos vemos Lucy. Te veo mañana en la universidad.

- Cuídate Eliza. Nos vemos. - Una vez Eliza se marchó, le tocaba el turno a Lucy.

Ella se acercó a la encargada de la recepción, y con una leve sonrisa le dijo: - Buenas tardes. Vera, me gustaría hablar con el señor Thomas. ¿Será que el se encuentra?

- ¿Quiere hablar con el dueño?

- Así es, yo trabajaba aquí antes. Él me conoce bastante bien.

- Espere aquí por favor. - la chica se marchó dejando a Lucy sola.

Ella se asombro de lo repleto que se encontraba el local, cuando trabajaba ahí, jamás llegó a verlo así de lleno.

La mujer salió y le dijo: - Está en una reunión con alguien. Dice que no quiere que nadie lo moleste.

Las Memorias De Orun: El Guerrero CelestialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora