Capitulo 24: La Luz de la Esperanza

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Cristof conducía presuraso a la ciudad, en la radio hablaban de una bestia que estaba destruyendo todo a su paso, la ciudad era un caos y las autoridades no podían hacer nada para detenerlo.

"¡Informes revelan que hace menos de diez minutos, dos grandes aeronaves militares soltaron a una gigantesca criatura de más de cuarenta metros en el centro de la ciudad, las autoridades se han desconcertado y temen no poder hacer nada para controlar la situación. El ejército se encuentra en camino y piden a los ciudadanos manterse alejados del peligro."

    El celular de Lucy sonó, lo toma y ve que se trataba de su tía Isabella y contesta: —Hola tía... Si estoy bien, tranquila... Llegaré enseguida no te preocupes...— colgó la llamada y guardó el celular. —Es mi tía, está muy preocupada—.
    —¿Quiéres que te deje en tu casa? — preguntó Cristof.
    —No Cris, tenemos que ayudar a la gente de la ciudad...
    —Como órdenes...
    Preocupado por la situación, Zuly cerró los ojos para sentir a la bestia; y a lo lejos, percibió su poderosísima presencia moverse muy despacio, pero eso no era todo. —“¡Oh no, esto es!..." —como si lo golpease un rayo, algo más inquieto sus sentidos y lo puso en una total alerta. Abrió sus ojos de golpe y dirigiéndose a sus amigos, les dijo lo siguiente: —Escuchen, cuando lleguen a la ciudad, el gigante no será el único problema.
    —¿De qué estás hablando? — preguntó confundido Cristof, al instante, la radio volvió a informar de algo muy terrible.

"¡Noticia de última hora!
¡Se están reportando varios casos de canibalismo en la parte central y norte de la ciudad! ¡Testigos afirman que en medio del caos, dos grandes camiones amarillos soltaron un denso gas verde que provocó un comportamiento extremadamente agresivo en las personas! ¡Estaremos pendiente de más noticias para todos ustedes!"

    Justo por esos momentos, pasaban por las vías del tren, por lo que Zuly le pidió a Cristof que detuviera el auto. —¡Cristof detente por favor!
    Extrañado, Cristof detuvo el auto y dijo: —¿Qué ocurre?
    —¿Está todo bien? —preguntó Lucy extrañada.
    El guerrero conciente de la situación, les dijo a los tres lo siguiente: —En la ciudad, ayuden a todas las personas que puedan, pero por nada del mundo se acerquen a la bestia, es demasiado fuerte.
    —¿No vendrás con nosotros? — volvió a preguntarle Lucy.
    —Tengo que encargarme de algo importante, los alcanzaré luego. Ayuden a detener a esos mounstros, no dejen que sigan arrastrando a mas personas a la oscuridad— Zuly se bajó del auto y miró a Lucy, acarició su rosotro con ternura y le dijo: —Tranquila, estaré bien.
    Ella sostuvo con fuerza su mano y asintió, Zuly volvió la mirada a Cristof y le dijo: —Cuídalas amigo...
    —Lo haré, tú también ten mucho cuidado— Cristof prendió el auto y siguió adelante.
     Al ver como se alejaban, Zuly suspiró decepcionado y dijo: —¡Esto tiene que ser una maldita broma! —corrió de inmediato a su departamento, sacó de debajo de su cama una maleta y al abrirla, tomó su judogi (uniforme) de combate, su velo negro y su espada, abrió la ventana de su habitación y voló a gran velocidad directo a las Montañas Blancas fuera de Boston.

    Llegó en cuestión de nada como un rayo, se colocó su uniforme y el velo que cubría todo su rostro, así se aseguraría que nadie pudiera reconocerlo, sostuvo su espada y miró de lejos a la ciudad. Gracias a sus sentidos potencialmente desarrollados, pudo divisar desde esa distancia con su visión de águila, a la enorme bestia destruyendo todo a su paso.
    Zuly agachó su mirada y en su corazón trajo consigo la imagen de una persona muy querida por él, sabiendo que posiblemente sea una noche complicada, dijo: —Sabes abuelo, la primera vez que me enfrente a alguien más grande que yo, terminé inconsciente. Me confíe tanto que no me di cuenta que el enemigo había recuperado el conocimiento y me atacó por sorpresa— suspiró con desasosiego y negó varias veces con su cabeza. Su frustración era tal, que sus sentidos se dispararon como locos y le pedían a gritos liberar todo el poder latente en su interior. Zuly, dispuesto a proteger el mundo de los hombres, dijo severo: —¡Detendré a ese mounstro y los responsables de ésto lamentarán con creces todo lo que han hecho! —el guerrero, volvió a manifestar su aura blanca y dorada que cubrieron todo su cuerpo hasta dejarlo radiante y glorioso, y con magnífica majestuosidad, se elevó por los aire y se precipitó como un rayo a la gran ciudad.

Las Memorias De Orun: El Guerrero CelestialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora