Capitulo 15: Un nuevo amanecer

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"¡Despierten ya gente linda! ¡Hoy la ciudad reluce como nunca, salgan a sus ventanas, contemplen el amanecer de un nuevo día! ¡Boston brilla como nunca!"

^ ^ ^ ^

"El Guerrero Celestial
(Segunda parte)🕳️✨ 🖤"

(25 De Febrero 2020)

06h:30 am...

Había terminando ya de desayunar, después de la aterradora batalla de anoche se encontraba muy cansada; aunque por un lado estaba feliz de que todo hubiera acabado. Hundida en sus pensamientos, no notó la presencia de su tía Isabella, la cual, con una expresión estoica en su rostro, se sentó a su lado y le preguntó: —Lucy, ¿a qué hora llegaste anoche? Me quedé despierta esperándote y nunca apareciste.
    Lucy sale de sus recuerdos y la mira incrédula, trataba de recordar que fue lo que pasó, pues ni ella estaba segura de como había llegado a su cuarto. —Bueno tía... lo que pasó fue que... ehmm— No sabía que responderle, pues todo era muy extraño. —"¡Santiago, de esta no te me escapas!" pensó.
    —¿Y bien?, estoy esperando— preguntaba escrutadora Isabella.
    —Lo que pasó fue que... cuando llegué, te habías quedado dormida... y como no quería despertarte... subí a mi cuarto sin hacer ningún ruido... Es todo...— contestó Lucy mientras se tomaba del pelo nerviosa.
    —¿A qué hora llegaste? — volvió a preguntarle insistente.
    Lucy muy apenada le contesta: —A... las tres de la madrugada...— y enseguida agacha su mirada.
    —¿Estuviste con ese chico—? —
    Sintiéndose avergonzada, asintió. —Si tía, estuve con él... ¡Pero no hicimos nada malo! — recalcó, — solo hablamos un rato, luego vimos una película y cuando menos nos dimos cuenta, ya eran más de las dos. Así que cogió y me acompaño hasta casa es todo... ¡Te lo juro! — tuvo que mentirle, pues no podía contarle nada de lo ocurrido anoche, ya que seguramente no le creería.
    Isabella aun con dudas, decidió creerle, no sin antes decirle: —Está bien señorita, te creo... Pero no olvide que en esta casa hay reglas, y espero que sea ya la última vez que llegas nuevamente tarde a casa, ¿quedó claro?
    —Si tía, no volverá a pasar, lo prometo...
    —Bueno, muévete que llegarás tarde a clases—.
    Lucy subió a su cuarto y terminó de arreglarse. Soltó su cabello tal y como le gustaba, tomó su bolso y corrió apresurosa a la universidad.

(* * * *)

Por otra parte...

    Zuly vigilaba desde el aire los bosques de la carretera, miraba atento como la policía seguía ahí y no dejaban que nadie entre ni tome fotos. Los reporteros ya no estaban y solo queda uno que otro paparazzi listo para armar polémicas; de pronto, vio llegar tres camionetas oscuras acompañadas de dos camiones.
    Un hombre apareció de entre las vehículos, vestía un traje negro con gafas oscuras y caminó hasta donde se encontraban los policías, les entregó un sobre y después de eso, todos lo oficiales procedieron a retirarse dejando las cosas tal y como estaban.
    De las camionetas, bajaron un montón de sujetos con los mismos trajes y comenzaron a llevarse los cuerpos de los Rypers que estaban ahí, limpiaron bien la zona y se marcharon.
    —¿Y ellos quiénes son? — preguntó Zuly inquieto. — ¿A dónde se llevan los cuerpos? — quiso seguirlos, pero el timbre de su reloj sonó, indicándole que en veinte minutos comenzaría clases, —¡Maldición! — no teniendo otra opción, tuvo que volver deprisa a su departamento.
    Se dió un baño rápido y se vistió, arregló un poco su cabello y tomando su mochila, corrió a la universidad.
    Gracias a su velocidad, llegó faltando todavía diez minutos, iba tranquilo por el campus dirección al salón, cuando siente que alguien lo sujeta del brazo derecho.
     Al voltear, se topó con Lucy, quien, caminaba un tanto presurosa y parecía estar seria. —Hola Santi... Perdona que te tome así de sorpresa, pero estamos contra el reloj.
    —No te preocupes. Que bueno que me encontraste.
    —¿Te puedo preguntar algo?
    —Claro que si.
    Sin dejar de caminar, le dijo: —¿Cómo fue que me dejaste en casa anoche? ¡Tuve que inventarme una historia poco creíble para que mi tía no se enteré de lo que pasó!
    —Bueno...— Zuly nervioso por la seriedad en la voz de Lucy, le contesta: —Te quedaste dormida y tuve que llevarte a tu casa... Como la puerta estaba cerrada, trepe por la ventana para llegar al segundo piso y...—
    —¡¿Qué?! — lo interrumpe Lucy; quien al instante, se detuvo por unos pasillos y lo regresó a ver confundida. —¿Trepaste por mi ventana? — asintió Zuly nervioso. —¿Co-Cómo hiciste para subirme sin que mí tía o yo nos diéramos cuenta?
    —Lo que sucede es que... —normalmente Zuly no sabe inventar historias, pero la que fuera a decir ahora, tendría que ser muy razonable para convencer a Lucy. —Estabas dormida, así que te cargué en mi espalda y con mi cinturón te até para que no te soltarás, luego subí por la ventana y te dejé en tu recamara. Cómo ya era muy tarde, me fui en silencio para no despertar a nadie, eso fue todo—.
     — ¿Y cómo subiste por mi ventana al segundo piso?
    —No fue complicado, crecí en medio de montañas y soy bueno escalando, además, tampoco es que me haya costando mucho trabajo hacerlo...—
    —Si pero... ¡igual, aun así me tuviste cargaste!... — la joven se sintió muy penada que no era capaz de verlo a los ojos. —¡¡¡AY NOOOO!!! ¡Santi discúlpame!... Aunque me digas que no, yo sé que debió haber sido duro y hasta incomodo para ti haber hecho todo eso... Esque no me lo quiero ni imaginar. Trepar por mi ventanas para dejarme en mi cuarto, ¡y encima cargándome! No, no, no. ¡Que vergüenza! Discúlpame Santi en serio, no quise causarte problemas...
    Zuly condescendió y le dijo: —Lucy tranquila, sabes que lo hago con mucho cariño. Además, me gustó estar contigo esa noche, estoy seguro que sin ti las cosas no hubieran sido iguales...
    Lucy sonrió nerviosa y agachó su cabeza, no pudo evitar sentirse apenada, lo mira y le contesta: —Pero... si gracias a ti esque estoy viva... Yo sola jamás lo hubiera conseguido—.
    Zuly le contesta: —Pero está es tu historia Lucy, y ahora mismo los dos estamos contemplando un nuevo amanecer para los habitantes de esta ciudad.
    Esas palabras, como una flecha ardiente, tocaron el dulce corazón de Lucy, y con profundo agradecimiento le dijo: —Es verdad y, gracias a ti, estoy comenzando a verla con más alegría que de costumbre...— sonrió feliz y volvió agachar su cabeza.
    Zuly sostuvo su mano despacio y Lucy no podía evitar mirarlo. Sus ojos azules chocaron con los suyos, sintió un ligero escalofrío en su pecho y su corazón latía con avidez, suspiraba despacio y sentía que en cualquier momento colapsaría.
    —Vamos, que llegaremos tarde— aseveró tranquilo Zuly mientras tiraba de ella.
    Lucy recordó que estaba en la universidad y que en muy pocos minutos empezaría clases, asintió pero antes de partir le dijo: — Espera Santi... ¿Quiero que me respondas algo?
    —Claro dime...
    Ella le preguntó: —¿Por qué lo haces?
    —¿Hacer qué? — contestó él.
    —Eso... tomar mi mano...— tímida aprieta sutil su mano derecha que él había sujetado.
    —¿Hay algo de malo? — inquirió Zuly confundido mientras la soltaba despacio.
    —¡Nooo! — exclamó de golpe Lucy— ¡ósea!... Normalmente las parejas suelen tomarse de las manos, también los padres lo hacen con sus hijos... Pe-Pero en este caso, ¿tú por qué lo haces...?
    Zuly comprendiendo lo que ella le quería decirle, le respondió: —De donde yo vengo es algo normal, no sabía que solamente las parejas podían tomarse de las manos.
    —Bueno... no precisamente son las parejas las que se toman de las manos... Están los amigos, los hermanos; en fin, un montón.
    —Entonces no hay problema, tú y yo somos amigos...
    —Es verdad.
    —Vamos Lucy que se nos hará tarde— Lucy asintió, Zuly volvio tomarla de la mano y fueron apresurósos a su salón de clases; sin embargo, ninguno de los dos se percató que alguien a lo lejos los había estado observando.
    Camilo sentía su sangre arder al verlos juntos, una chica muy hermosa de tes clara, cabello castaño y ojos grises se le acercó por detrás. Envolvió sus manos en sus ojos y muy seductora le dijo: —¿Adivina quién soy?
    Camilo estoico le contesto: —Catherine ahora no.
    —¡Vamos cariño, no seas aburrido!
    —¡Dije que ahora no! — vosiferó molesto quitándola de su lado.
    —¡Oye idiota, a mí no me tratas así! — Catherine le lanzó una fuerte cachetada y se retiró de ahí muy molesta.
    Camilo se sobó el golpe, y sonriendo dijo: —¡Bua! ¡Nunca más vuelvo a salir con locas! Aunque da igual, no dejaré que esos dos sigan juntos. ¡Yo te lo advertí chico nuevo, aléjate de Lucy! ¡No me importa si vienes de Marte, de la luna o de donde sea! ¡En este lugar yo soy él que manda! — se retiró de ahí y volvió al salón de clases.

Las Memorias De Orun: El Guerrero CelestialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora