Capitulo 29: Aquí Están

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En la penumbre de aquella habitación, Zuly mando un mensaje a Lucy en el que le expresaba y contaba varias cosas, entre ello, el incidente que había ocurrido en la noche con los zombies y todo lo que estaba sintiendo por dentro.
    Habiendo mandado el mensaje, Zuly cerró su correo y apagó la laptop, se puso de pie y caminó hasta el balcón de la habitación, estando ahí, el guerrero contempló una vez más lo hermoso que era San Cristóbal y decía: —Es muy bonito, es un buen lugar para compartir con personas que uno ama— miraba perdido a la nada y la melancolía en su alma se hacía más grande. —Lucy... — con amargo trance recordaba sus últimos momentos con ella y lo mucho que le dolió verla llorar por él.

    Dos leves gotitas de dolor resbalaron por sus mejillas hasta golpear el piso del balcón, el oruniano hiperventiló sutil tratando de no pensar en eso y una ves sus sentidos se calmaron, dio media vuelta y se recostó en un pequeño mueble ubicado a lado de la cama de Leonardo, dónde cerró sus ojos y casi de forma inmediata, se durmió.

(Al día siguiente)

    Siendo aún muy temprano, Zuly se inclinó sobre el sillón en el que había pernoctado y estiró su cuerpo, bostezó soñoliento y girando a la derecha, se percató que Leonardo no estaba ahí. —¿Y Leonardo? ¿Dónde está? — dijo confundido.
    Rápidamente, se percata que alguien abre la puerta con mucha cautela y al observar a esa dirección, Zuly ve con incredulidad a Leonardo ingresar a la había en puntillas —sin camisa—, y con el pelo alborotado.
   El agente rápidamente se percata de la presencia de Zuly quedando paralizado, el guerrero confundido le pregunta: —¿Qué te pasó a tí?
    Leonardo apresuroso se coloca la camisa y le contesta: —Nada que te importe... ¿Por qué estás despierto tan temprano? No me digas que me estabas esperando.
    —No, yo siempre me levanto temprano— dijo Zuly caminando hasta una pequeña mesa que había en el centro del cuarto, donde tomó su mochila con el resto de sus pertenencias.
    —Entiendo. ¿Y cómo tal te fue con la laptop? Hiciste lo que tenías hacer.
    —Si, te lo agradezco mucho en serio. Bueno, me tengo que ir, regreso más tarde— Zuly abrió la puerta del balcón y estuvo a nada de partir, pero Leonardo lo detuvo de golpe diciéndole: —¡Oye espera! ¿A dónde vas?
    —Iré a Cazar algo para comer, regreso luego— contestó Zuly montándose en los barandales del balcón.
    Leonardo estaba por decirle algo importante, cuando en menos de lo que él pudiera reaccionar, el audaz guerrero se marchó volando con admirable ímpetu de la habitación.
    Leonardo tragó saliva estupefacto, y dijo casi tartamudo: —So-solo... quería decirte que... en este hotel... nos dan el desayuno gratis...
    Zuly voló fuera de la ciudad hasta llegar a unas colinas verdosas, dónde alistó su arco y con unas ramas que arrancó de unos troncos secos, hizo más flechas con las que se dispuso a cazar algo para él y los agentes.
     Fijó su atención en dos grandes gavilanes que tomaban el sol en la punta de un árbol, y yendo cuidadoso hasta alla, alisto una de las flechas de su arco con la que son titubear, embistió a las dos aves de un solo ataque.
    Estás cayeron al suelo como dos grandes sacos y habiendo cumplido su objetivo, Zuly volvió corriendo al hotel e ingresó por la puerta principal sin que nadie se percatara de su presencia, subió las escaleras hasta el tercer piso y llegó al cuarto que compartía con Leonardo.
    —Estoy seguro que les va a encantar esto— dijo el gentil guerrero muy feliz.
    Abrió la puerta entusiasmado, cuando sin querer, se topó con una escena un tanto comprometedora... Se encontró a Leonardo besando el cuello de Laura y ella le quitaba la camisa, se echaron sobre la cama y se besaban muy apasioanados, Laura retiró su blusa de su cuerpo y antes que pudieran hacer otra cosa, Zuly agachó su mirada y carraspeó con fuerza, los agentes al verlo inmediatamente se separaron avergonzados y Leonardo pálido, se colocó su camisa y espectó molesto: —¡No sabes tocar una puerta! ¡Imagínate si entrabas y nos encontrabas en pleno!...
    —¡Leonardo! — interrumpió Laura con su semblante rojo, mientras se cubría con las colchas de la cama.
    Zuly apenado le dijo: —Discúlpenme, les juro que no fue mi intención, fuí a cazar como te lo había dicho en la mañana— Zuly veía como Laura se cubría avergonzada al igual que Leonardo, y para que los agentes se sintieran no se sintieran mal, agregó: —Tranquilos... no vi nada... — aunque estaba claro que lo había visto todo.
    La habitación quedó en silencio por varios segundos, Zuly para olvidarse de ese momento, les dijo con una sonrisa falsa: —Mi-miren... ¡les traje comida!... — inmediatamente, saca de su mochila las dos aves que había cazado y las pone sobre la cama.
    Laura al ver eso, se alteró mucho y dijo: —¡¿Qué eso eso?!
    —Son aves, las atrapé para ustedes.
    Laura volvió su mirada a Leonardo y le dijo: —¿Acaso no le dijiste nada?
    Él le contesta: —Iba a decírselo, pero cuando menos me di cuenta, ya estaba como a veinte cuadras lejos de aquí.
    —¿De qué hablan? — preguntó Zuly.
    Laura para que no sienta mal, volvió a ponerse su blusa, se acercó a él y le dijo: —Mira... Santiago... Se que lo hiciste con la mejor de las intenciones —él asiente. —Pero en este hotel tenemos cubierto todo a lo que se refiere con hospedaje y comida. Así que no hace falta... —mira las aves con asco. —Y-ya no hace falta que vuelvas a salir a cazar... — la razón principal por la que Laura dijo eso, fue porque no soportaba ver animales muertos, era una especie de fobia que tenía desde que era niña, y es algo que le daba mucho pánico.
    —Entiendo, no hay problema. Las regresaré al bosque y las enterraré— asintió Zuly tranquilo sin sentirse mal, guardando las aves en su mochila y volviendo a ellos les dijo: —Por cierto, iré al cañón del Sumidero, tengo que investigar algo por esos lugares, los veré luego.
    Laura inmediatamente lo detuvo y le dijo: —¡Espera Santiago Zuly! Ahora qué eres de nuestro equipo, no podrás hacer las cosas por tu propia cuenta, cada que vayas hacer algo tendras que informarnos de todo, ¿entendido?
    —¿En serio? En ese caso, iré a ver si tengo suerte. Desde hace diez días que estoy buscando unas criaturas muy peligrosas. Según el informe de está lista, se encuentran por los lagos de Montebello y el cañón del Sumidero.
    Leonardo revisó la lista leyendo los informes sobre esos mounstros misteriosos, y dirigiéndose nuevamente a él le dijo: —Escúchame esto sera complicado, lo mejor será dividirnos el trabajo. Laura y yo iremos a investigar el cañón del Sumidero, tú vuelve a Montebello y continúa investigando, si descubrimos algo te informaremos; y si tú descubres algo tendras que avisarnos de inmediato.
    —Muy bien, no hay problema— Zuly guardó sus cosas y con la lista en mano, voló a toda prisa a los lagos de Montebello.
    Laura y Leonardo lo observaban con incredulidad; sin embargo, Laura no se sentía segura con él cerca y dirigiéndose a Leonardo le decía: —No sé como esque estamos tan tranquilos con él aquí... Podría llegar a ser alguien muy peligroso...
    Él le contesta: —Es verdad, pero si quisiera hacernos algo ya lo hubiera hecho. Aparte, porque un extraterrestre se esmeraría en salvar un mundo que ni siquiera debería importarle. Algo me dice que es un tipo de fiar.
    —No sé, a mí no me da buen rollo ese tipo— se cruza de brazos pensativa mirando escrupulosa en dirección hacia donde Zuly había volado.
    Leonardo se coloca por detrás de ella y la rodea entre sus brazos por la cintura, sonríe coqueto y susurrándole al oído le dice: —¿Por qué mejor no retomamos en lo que estábamos?
    Laura incredula le contesta: —Ahora no, se me quitaron las ganas, además tenemos que irnos.
    —Vamos nena, sera rápido.
    —¡Que no!
    Leonardo la voltea hacia él despacio, mirándola con mucha intensidad y le dice: —¿Me vas a dejar así? — y la besa apasioanado... —¿Y ahora? — sonríe con algo de malicia en su rostro.
    Laura decepcionada, sonríe negando con su cabeza y le dice: —¡Está bien!, ¡pero que sea rápido! — vuelven a besarse, retomando aquello que habían dejado inconcluso por culpa de Zuly.

(* * * *)

    Por otra parte, el oruniano caminaba por los mismo bosques de ayer y con la luz del sol a su favor, los bosques resplandecian como nunca antes y esto le favorecían en su misión de encontrar huellas o pistas que lo conduzcan a esas extrañas criaturas que aún no conocía.
     Revisando la zona, Zuly observó un árbol grande y muy resistente, lo trepó como una araña y le arrancó con sus propias manos un trozo grande de madera y con ayuda de su espada, armó cincuenta flechas más para su arco y las guardo en un recipiente que él había hecho del cuero de animal, con todo eso listo y su arco preparado, parecía un verdadero cazador.
    Continuó explorando los extensos bosques, senderos y colinas en busca de alguna pista, pero no tuvo éxito y así pasaba el tiempo, hasta que después de varias horas de agobiante búsqueda, el guerrero se encontró con un camino rocoso y bastante antiguo, dónde sorpresivamente se encontró con un montón de manchas de sangre; y alrededor había pisadas deformes y extrañas, parecían ser de hombres pero eran un muy grandes.
    —¿Qué es esto? — siguió las huellas cauteloso que lo condujeron hasta un tipo barranco muy repugnante, donde Zuly miró con aspavientos un montón de animales muertos, en un estados muy avanzados de putrefacción. —¡¿Que demonio pasó aquí?! — inquirió gélido, mientras se inclinaba para revisar los cadáveres y saber qué fue lo que los había matado. —¿Serían los zombies de ayer? ¿Acaso aquí se escondían? — miraba atento aquella escena, cuando de repente..., el guerrero sintió una presencia muy fuerte acercarse a él.
    Espera, no era solo una, varias comenzaba a manifestarse de la nada, aunque lo que alertó por completo sus sentidos, fue cuando se percató que por el cañón del Sumidero, una presencia aún más poderosas que cualquier otra apareció y se movía muy rápido por debajo del aguas.
    Zuly sin dejar de ver los cuerpos de los animales, se puso de pie con una mirada estoica y su rostro era frío y severo. —Aquí están... Finalmente aparecieron— murmullo en seco, girando muy despacio, cuando finalmente el guerrero pudo conocerlos...
    Habían más de diez de esos mounstros mirándolo con mucho escrupulo, sus pieles eran rojas y llenas de escamas, cubiertos por una especie de baba asquerosa, no tenían cabello y sus ojos eran tan pequeño que apenas y se los podía distinguir; sus manos y pies eran anchos y largos, sus bocas espantosamente grandes y deformes, las cuales mostraban unos afilados colmillos.

    Habían más de diez de esos mounstros mirándolo con mucho escrupulo, sus pieles eran rojas y llenas de escamas, cubiertos por una especie de baba asquerosa, no tenían cabello y sus ojos eran tan pequeño que apenas y se los podía distinguir; sus...

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    Tales criaturas los rodearon rugiendo horrible; y fue ahí, dónde en menos de un palpitar de su corazón, esos mounstros se lanzaron contra él con la intención de dejarlo igual o peor que esos animales.
    El guerrero sin siquiera llegar a mirarlos, pasó por en medio de ellos esquivándolos con mucha facilidad y dando un gran salto sobre el aire, los contempló severo a detalle y supo de inmediato que la fuerza y velocidad de esos mounstros, eran muy similares a las de Ronal y Darwin.
    Estando frente a frente con esos mounstros, un comunicador que se encontraba en su mochila comenzó a sonar y la voz de Laura lo alertó diciéndole: —¡SANTIAGO NECESITAMOS DE TU AYUDA AHORA!" — unos rugidos espantosos se hicieron presentes desde el otro lado de la línea, a lo que la agente exclamó con profundo desasosiego. —¡¡¡APRESÚRATE POR FAVOR!!! y seguido, la comunicación se cortó de forma abrupta
    Zuly quedó en shock y sus sentidos se dispararon por los aires, su rostro pacífico y amigable se oscureció totalmente, guardó su arco y desenfundó furioso su espada, miró desafiante a esas criaturas y dijo: —¡Muy bien, veamos de que están hechos! — sus ojos y cabello se tornaron blancos y esplendorosos como el sol, su cuerpo fue cubierto por su aura blanca y dorada, donde potentes rayos salían disparados de su cuerpo, y cubierto de total majestad y gloria, con la hoja de su espada lista para destrozar a lo que sea que se le cruce en su camino, el formidable guerrero se lanzó como un huracán directo contra esos mounstros listo para aniquilarlos a todos.

"Recuerda guerrero de Orun, el verdadero poder radicará siempre en tu interior, recuérdalo."

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Las Memorias De Orun: El Guerrero CelestialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora