Capitulo 30: Los Levitans

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Narra Leonardo...

Bajamos al estacionamiento del hotel, Laura sacó de la cajuela del auto una maleta donde guardabamos nuestro equipo, yo fui por mi teléfono e hice una llamada para alquilar un bote, según el tipo ese que viene de ni si que lugar extraño y los informes que leí en esa lista, lo que buscamos podría esconderse en esos lagos.
    —Buenas mucho gusto. Me gustaría saber a cuánto está el alquiler de los botes... No señorita, no quiero hacer ningún recorrido turístico solamente quiero que me alquile un bote es todo... Si... Ajá... Perfecto señorita, gracias— colgué la llamada y volví donde Laura.
    —¿Qué dijeron? — preguntó ella.
    —Que no había ningún problema. Cuando lleguemos al cañón tendremos que recorrer un pequeño sendero que nos conducirá directo a un pequeño estacionamiento de botes. Ahí un hombre nos estará esperando.
    —De acuerdo, entonces preparemos todo lo necesario y salgamos de aquí.
    —Muy bien.
    Laura comenzó a organizar el equipo que íbamos a llevar, en esa maleta habia un montón de armar y mientras ella alistaba todo, me le acerqué por detrás y le dije: —Creo que necesitamos algo pesado, equipa las magnus, prepara las granadas, los rifles y... — analizando el arsenal que traíamos y lo difícil que se podía llegar a poner todo, me pareció prescindible llevar un arma extra de apoyo por si todo se salía de control. —Llevemos un cohete por si acaso.
    —¿Seguro que necesitamos tanto?
    —Después de lo de anoche, un par de pistolas o cuchillos no nos servirán de mucho.
     —De acuerdo, cómo tú digas— Laura preparó todo y nos colocamos nuestros respectivos uniformes, Laura se hizo un pequeño moño en el cabello y ambos nos subimos al auto directo al cañón del Sumidero.
    En el camino dirigiendonos a nuestro próximo objetivo, Laura un tanto incredula me preguntó: —¿Seguro que sabes usar ese cohete? No es poco grande para tí.
    Sin dejar de ver el camino le contesté: —Se te olvida que soy el mejor haciendo explotar cosas, o ya te olvidaste quien fue el que lleno de explosivos picantes las carpas de esos tipos que solían acosarte.
    —Si mal no recuerdo..., fue Marcos quien colocó los explosivos en las carpas.
    —Si pero yo los conseguí... Aparte la que apretó el botón de detonación fuiste tú.
    —Y el que me indico como hacerlo fuiste tú.
    —¿Creí que querías hacerlo?
    —¡Tonto, claro que quería! ¡De lo contrario no lo hubiera hecho! — reímos con sutileza y ella me preguntó: —¿Qué crees tú que haya pasado con ellos?
    Le respondí: —Bueno, Jhonny trabaja para el FBI, Carlos pertenece al servicio secreto, Harry si mal no recuerdo, se volvió un agente de la organización G. D. V; en cuanto a Alfred, bueno de él no se nada, lo perdí del radar hace mucho tiempo.
    —Fue una noche muy loca, ¡jamás olvidaré sus gritos de niña! Uno hasta salió corriendo desnudo por todo el patio— era imposible no reír con todos esos recuerdos, de cuando aún éramos unos pequeños aprendices anhelando un día ser grandes soldados.
    —Solo los grito, ¿no se te olvida algo más? — la miré con mucha picardía.
    Ella se sonrojo algo apenada y me respondió: —Bueno, también eso— puse mi mano sobre su pierna y la aprete un poco, sostuvo mi mano con una leve sonrisa y continuamos con nuestro viaje al cañón del Sumidero.

    Después de algunas horas, finalmente habíamos llegado, de lejos se podía ver lo atractivo del lugar y porque era uno de los sitios favoritos de los turitas, estacioné el auto a un costado de un sendero que conducía al lago y bajamos por allí.
    Alistamos todas nuestras cosas, coloqué el lanza cohetes en mi espalda, guardamos las magnus en nuestros estuches de repuesto y nos aseguramos que los rifles estuvieran en buenas condiciones en caso de peligro.
   —¿Lista? — le pregunté mirándola a los ojos.
 

  Ella suspiró un tanto desconfiada y me dijo: —Si...
    —Bueno compañera, en marcha— entonces nos adentramos al sendero, y sabiendo más o menos a lo que nos podríamos enfrentar, procuramos estar siempre alerta.

Las Memorias De Orun: El Guerrero CelestialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora