Capítulo 37

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Arizona.

Subimos a la habitación besándonos y chocando con todo, nuestra calentura era más fuerte.
Al fin llegamos, rápido me arrodillé y le bajé el short que traía y la blusa casi se la arranqué, yo ya solo estaba en la parte inferior del bikini.

La aventé a la cama y me puse encima de ella, nos besamos como si no hubiera fin, estábamos demasiado excitadas y me prendía más que fuéramos así de rudas y salvajes.

Fui hasta el armario y saqué unas esposas que Callie hace tiempo había comprado, fue en una ida que compramos varios juguetes entre ellos las esposas y el arnés. Nunca las hemos utilizado así que este es el momento perfecto para tenerla bajo mi poder.

Las escondí en mis manos detrás de mí y me miró muy intrigada.

Callie: Que traes ahí?

No dije nada, pasé mi mano abierta desde la punta de su dedo del pie, por todo su cuerpo hasta que llegué a sus manos, ahí sujeté las dos con las esposas, con cuidado de no lastimarla. Después con mi lengua hice lo mismo que con mi mano, por todo su cuerpo, pero esta vez llegando a su boca. Me demoré besándola suave pero a la vez muy deseosa para que supiera lo que me provocaba.

Sentía su desespero por no poderme tocar, yo me movía arriba de ella sensualmente para excitarla aún más, como estaba encima de su pelvis mis movimientos causaban fricción en su centro, trataba de hacerle un baile.

Me paré lo más rápido que pude, ya saben Lu, y entré al baño dejándola ahí desconcertada. Me puse la lencería que anteriormente había empacado era un set negro, el brasier era transparente, solo en la parte de los pezones tenía tela más gruesa para que de ahí no se viera, y la tanga era pequeña, solo me cubría de enfrente ya que de atrás era un pequeño hilo.

Salí con una bata para que así no me pudiera ver todavía  y tomé un pañuelo, le vendé los ojos, y su desesperación aumentó más , no me podía ver ni tocar.

Conecté mi celular al teatro en casa y encendí las bocinas, puse música para ambientar, muy sensual.

Le destapé los ojos y juro que en ese momento vi como se le olvidó respirar.

Callie: Oh nena! Me prendes tanto. Déjame tocarte si?

Arizona: No, no aún. Espera Calliope

Se acomodó en una posición que quedó sentada y no acostada como estaba antes, me puse frente a ella y al ritmo de la música me comencé a mover, me resultaba muy cachondo como jadeaba y se lamía los labios al verme bailar.

Estuve ahí unos tres minutos, lo que dura aproximadamente una canción, y por fin fui hasta ella que ya estaba más que impaciente.
Me puse encima de ella y la besé bajando por su cuello y parando en su pecho, seguro tendrá marcas mañana, de ahí salté hasta su abdomen y lo mordía, sus gemidos y jadeos me motivaban más. Besé cada rincón de su morena piel hasta que ya no quedaba uno solo. Volví a besarla y mientras lo hacía desabroché su sostén, quedó en la esposa ya que no podía salir por el nudo.

Ahora si me dirigí directo a sus senos, no pensaba ser nada amable, comencé a morder y chupar succionando, mientras el otro lo masajeaba. También junte sus dos senos con mis manos y los apachurré, teniéndolos así mordí sus pezones hasta qué quedaron lo más duros que podían.

Callie: Ari.. Arizona.

Gemía mi nombre y eso que solo estaba chupando sus pechos, pero lo gemía de una manera tan rica que ya quería hacerla mía.

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