Capitulo 49

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Arizona.

Llegué al lugar y todo me sorprendió, estaba toda la familia de Callie en un código de vestimenta blanco, mis hijas a cada lado de Callie las dos con unos vestidos muy muy lindos igual blancos pero resaltaban los detalles rojos. Las piernitas de Luciana temblando por la inestabilidad de la arena y ella apenas camina bien. Estaba por llorar si no hubiera sido por mi suegra que me dió un empujón para que saliera de mi asombro y fuera hacia mi mujer.

Avancé unos cuantos pasos y llegué justo al frente de ella, nos miramos fijamente y era como si solo existiéramos nosotras dos.

Callie: Te ves hermosa.

Arizona: Tu estás realmente linda hoy, bueno siempre. - Se sonrojó un poco.

Callie: Amor mío, hemos pasado por tanto, discusiones, alegrías, tristezas, separaciones; pero aquí seguimos, juntas, y todo esto solo nos ha hecho darnos cuenta de que por más que el destino intente separarnos estamos hechas la una para la otra y es imposible apartarnos. Desde el primer día que te vi lo supe, supe que tú serías la mujer de mi vida, y lo eres, eres y siempre serás todo lo que había soñado, lo que creía imposible, apareciste como un rayo de luz dentro de toda mi oscuridad. Sé que no necesito nada más que a ti y nuestras hijas, nada más que despertar todos los días de mi vida junto a ti, entre mis brazos, ver el sol reflejado en tu cabello rubio y tu hermosa mirada, esa que me hizo enamorarme de ti. Hoy solo me queda decir que me siento realmente agradecida de que estés a mi lado, y así quiero que sea siempre. Te amo.

En ese momento se hincó a una rodilla y mis ojos se hicieron agua, no lo podía creer.

Callie: Arizona Robbins, me concederías el deseo de ser mi esposa nuevamente?

En ese preciso momento me aventé a sus brazos llorando y por poco caemos acostadas en la arena, busqué sus labios y los besé como si fuera la última vez que lo haría; mis bebés se unieron al abrazo y tras unos minutos de estar así, nos levantamos.

Lucia: Si o no! - Mi suegra gritó.

Arizona: Si, si, si!

Todos aplaudían, gritaban y sonreían de la emoción; y yo, yo no estaba diferente, el amor de mi vida me había pedido que nuevamente me casara con ella.

Callie se levantó y me tomó entre sus brazos, me cargó y giró mientras nos besábamos. Volví los pies a la arena y ella tomó mi mano para ponerme el anillo. Nos volvimos a besar y yo me perdía en sus besos y abrazos.

Arizona: No sabes cuánto te amo.

Callie: Te amo.

Arizona: Habrá boda! - Grité y todos se alborotaron nuevamente, corrieron hasta nosotras para abrazarnos y felicitarnos.

Después de eso todos pasamos a la casa para una cena, entre platicas, vino y risas, las tías de Callie planeaban toda la boda, ya estaban ebrias, demasiado diría yo. Pasó un rato y ya eran casi más once de la noche, en casa ya estaba el karaoke y el baile a todo lo que daba, pero nosotras hacíamos una pequeña maleta, Callie no me había dicho a donde íbamos, pero me dijo no necesitaría mucha ropa.

Salimos a toda velocidad en la camioneta, Callie conduciendo y yo de copiloto, llevábamos el carpool karaoke en la camioneta también altísimo, cantábamos y disfrutábamos.
El camino era solitario, cuando por fin llegamos pude ver una única cabaña, sin nada más a la redonda que la piscina y el mar; estaba aluzada por fuera con series de luces y le daba todo un toque más romántico. Antes de poderme bajar Callie fue hasta mi lado, abrió mi puerta y tendió su mano para yo tomarla y bajar.

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