𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐈𝐈𝐈

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Durante esa noche, Harry, intentaba convencerse de que algo le pasó y por eso huyó. Por eso hizo lo que hizo. Tenía que tener un justificativo. Giró y giró sobre sí durante un buen rato, el diario no salía de su mente. Debía leerlo, debía encontrar algo. Una pista.

''Sigue siendo 5 de agosto, solo que no me había podido aguantar para contarte mi día. Lo sé, debería escribir todo en la noche justo antes de dormir. Mañana será. En lo que respecta a mi día en el Callejón Diagon, tengo muchas cosas que contarte.

Hicimos cosas aburridas, como comprar los libros para mí y para James, las túnicas, los calderos... todo lo que la lista pedía. Hasta que finalmente llegamos a Ollivander's. ¡Dónde venden las varitas!

Al principio me sentí un poco desanimada, el lugar era ordinario, era muy normal. No me lo imaginaba así. Pero sí... sé que eso no es lo importante.

Probé muchísimas varitas. MUCHAS. En serio.

Ninguna me elegía. Primero probé una de veinte centímetros, hecha de madera de Álamo con núcleo de pelo de la cola de un unicornio. La agité y los vidrios de la puerta estallaron en mil pedazos. Luego, la varita de Roble Inglés y núcleo de fibra de corazón de dragón; esa tampoco funcionó. Después de cuatro varitas más, que no las recuerdo muy bien, pero que tampoco funcionaron, el señor Ollivander se quedó mirándome fijamente durante un buen rato, hasta que asintió sin explicar nada y se subió a una escalera larguísima.

Admito que estaba muy nerviosa de no encontrar una varita ideal para mí, la primera bruja a la que ninguna varita escogió.

¡Sería un chiste en todo el mundo mágico!

Bajó 10 cajas más de la repisa, afirmándonos que una de esas sería mi varita. Yo no estaba tan segura, y aún menos cuando llegó la quinta y rompí los anteojos de James al agitarla.

Mi paciencia tiene un límite, la próxima en explotar sería yo, y no el tintero negro. Pero llegó la número siete: De 23 centímetros de largo. Rígida. Hecha con madera de espino y el núcleo es del cuerno de bicornio. Mi varita es hermosa. De color oscuro, con una piedra azul en el mango (un lapislázuli, según Ollivander).

Antes de salir de la tienda, tomé un folleto que explicaba, más o menos, los componentes de tu varita. Ollivander remarcó que son opiniones generalizadas, ya que cada mago es distinto, al igual que las varitas que los eligen.

Después de leerlo, aun cuando sabía que no tenía que dejarme llevar por lo que decía, lo hice y arruinó mi día por completo.

''El fabricante de varitas Gregorovitch escribió: El espino hace una varita extraña, contradictoria, tan llena de paradojas como el árbol del que se ha sacado, cuyas hojas y frutos curan, pero cuyas ramas cortantes huelen a muerte".

Y después sobre los núcleos decía:

''Pelo de cuerno de bicornio: Este tipo de núcleos producirá una varita que realizará todo tipo de encantamientos y maldiciones de forma dramática, pero rápida. Un núcleo muy útil para magia oscura".

Y ahora tengo miedo. ¿Por qué me ha elegido esta varita, Diario? Todo apunta a que debería irse con una bruja oscura, una desertora, no conmigo.

Yo no planeo hacer magia oscura ni oler a muerte.

Así que tuve algo que mamá llamó ataque de pánico; me dolía mucho el pecho, como si me lo pincharan, y no podía respirar, sentía que el aire no pasaba a mis pulmones. Por un segundo, creí que me moriría... ¿olor a muerte?

Ahora estoy mejor, claramente, pero castigada.

JAMES ES UN TONTO. Él le contó a mamá que no me sentía bien y que estaba llorando en mi habitación, cuando les conté sobre mi varita maldita, el payaso no hizo más que burlarse de mí.

«M-A-L-D-I-T-A» deletreaba inaudible para mis padres y se reía en voz baja, entonces yo tuve que pellizcarle el pecho, lo cual causó que el nene de mamá me acuse entre lágrimas falsas, lo pateé por debajo de la mesa y él tiró de mi cabello, entonces le mordí un brazo. Nos mandaron a la cama sin comer el postre que YO misma preparé, y además con un castigo que duraría hasta que cumpliera mis 12 años.''

Harry se rio y pasó de página.

''15 de agosto 1972: Ya no aguanto más. Los días pasan realmente lento y son taaaaaaan aburridos. Acabo de tachar otro día más en mi calendario; ya solo faltan 16 días para ir a Hogwarts y comenzar mis estudios sobre la magia.

Estoy muy ansiosa, creo que mi materia favorita será pociones, como papá y decenas de otros Potter, seré la próxima pocionera reconocida por sus grandes hazañas y descubrimientos. Pero para eso falta mucho, mientras tanto hago otras cosas, como por ejemplo, hoy fuimos a un parque en Londres. Estaba lleno de muggles, son raros, pero su ropa me gusta.

¿Podría empezar una nueva moda mágica? Ahora mismo trabajar en la industria de la moda mágica no se ve tan malo, será mi segunda opción, creo.

Te preguntarás por qué fui a un parque muggle, bueno, mi papá cree que hay que respetar a los magos nacidos de muggles y entenderlos, por eso, es necesario aprender lo básico de su cultura y estilo de vivir la vida. Un niño muggle nos enseñó a jugar al fútbol (a mí y a James). Me gusta más que el Quidditch, no se vio tan peligroso y no hay bludgers tratando de matarte.

Ya estoy por dormir, y tengo que decirte, que hoy fue un gran día. Sobre todo cuando el niño le pegó un pelotazo a James en la cara, fue gracioso y James siempre se merece un pelotazo en la cara.

16 de agosto 1972: Sin permiso de mis padres, pinte la pared de mi cuarto... como te imaginas, me gané otro castigo, aunque luego papá me felicitó por lo lindo que había quedado y encantó unas estrellas en mi ventana para que brillen de noche.

Esto debe quedarse entre nosotros; Fleamont no quiere problemas con Euphemia.

Nota: la próxima tengo que pedir permiso, porque parece no importar que se trate de MI cuarto (mío), igualmente mamá o papá tienen que darme el SÍ.

El resto de la tarde leí un libro que compré en el Callejón Diagon; un príncipe es convertido en monstruo por una bruja y debe encontrar a alguien que lo ame por su interior para romper la maldición.

Y ahí va otra cruz en el calendario.

17 de agosto 1972: Hola, diario. Ya es otro día menos para dejar de escuchar a James hablar y hablar sobre sus amigos y lo emocionado que está por entrar al equipo de Quidditch de su casa. Todos sabemos que entrará, no conozco a nadie que juegue al Quidditch mejor que mi hermano. Y aunque el día no se veía tan interesante para mí, después de la cena LE GANÉ en el ajedrez mágico a mi papá por primera vez.''

— Agh. Cuanto falta para el primero de septiembre —se quejó Harry en voz alta, pasando tres páginas seguidas de dibujos y más resúmenes del día a día, hasta que el diario comenzó a pasar hojas solo— ¡Qué demon...!

El diario de Julieth se había abierto en la fecha del primero de septiembre, pero de 1974.

Tendré que ser más preciso la próxima... pensó.

El diario de J. Potter » Sirius & Regulus BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora