Capítulo 09: El Fuego en el Pecado

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-Capítulos: 12 al 15-

Febrero - 1994

Harry estaba feliz, acababa de recuperar la Saeta de Fuego que los profesores Flitwick y McGonagall habían retenido por casi dos meses, y justo a tiempo para el partido contra Ravenclaw. Caminaba junto a Ron hacia la sala común de Gryffindor cuando se toparon con Neville cabizbajo en la entrada.

— Las escribí, pero se me deben de haber caído en alguna parte.

— ¡Id a otro con ese cuento! —respondió sir Cadogan— ¡Venid a atar a este demente que trata de forzar la entrada!

— Cierra la boca —le dijo Ron.

— Agh. Escribí todas las contraseñas de la semana, pero no sé dónde puse el papel —explicó Neville con un suspiro.

Harry dijo la contraseña del día y los tres pasaron.

Todo Gryffindor rodeó a Harry para admirar la escoba.

— ¿Lo ves, Hermione? ¡No había nada malo en ella!

— Por lo menos ahora lo sabe con seguridad —le contestó seria, apartando su vista de los libros por un microsegundo.

— Sera mejor que la lleve arriba...

— ¡Yo la llevaré! —se ofreció Ron con entusiasmo—. Tengo que darle a Scabbers el tónico para ratas.

Agarró la Saeta de Fuego y, sujetándola como si fuera un objeto sagrado, la subió hasta el dormitorio. Harry aprovechó y se sentó junto a Hermione, con quien no había hablado por días. Además de que la castaña no hacía más que estudiar y alimentar a su gato, estaba molesta con ellos (y Ron con ella).

— ¿Cómo vas con eso? —preguntó mirando todos los libros.

— Bien. Mucho trabajo duro.

Y si, se notaba súper cansada, sus ojeras eran gigantes. Harry no llegó a escuchar las maravillas de la Aritmancia porque Ron bajó las escaleras gritando, con sus sabanas en las manos. Se acercó a Hermione furioso y gritando:

— ¡Mira! ¡Mira lo que le hizo!

— ¿Qué pasa, Ron?

— ¡Es sangre! ¡Sangre de Scabbers! Tu gato se la comió —gritaba. Mira, está lleno de pelos de gato.

— No. No —murmuraba ella temblorosa-. Pero no veo a Crooks desde anoche...

Harry se preguntaba si se encontraba ante el fin de la amistad de Ron y Hermione.

Harry estaba convencido de que Crookshanks se había comido a Scabbers, y cuando intentó que Hermione comprendiera que todos los indicios parecían demostrarlo, ella se enfadó con Harry también.

— ¡Ya sabía que te pondrías de parte de Ron! —chilló Hermione—. Solo te pido que me dejes en paz, Harry.

La noche después de la victoria contra Ravenclaw, y de haber logrado un buen Patronum, pasadas la una de la mañana, todo Gryffindor dormía plácidamente hasta que...

— ¡AAAAAH! ¡NOOOOOOOO! —gritó Ron, y escucharon luego un golpe en la puerta, el resto de sus compañeros de habitación habían despertado sobresaltados. Ron estaba en su cama, con una cara de pánico tremenda— ¡Black! ¡Sirius Black! ¡Con un cuchillo! —soltó al fin.

— ¿Qué?

— ¿De qué hablas?

— Estaba aquí mismo. Aquí. Hace un momento. ¡Rasgó mis cortinas!

— Estabas soñando...

— Te digo que no. Míralas. Míralas. Estaba aquí.

Bajaron a la sala común, donde muchos otros estudiantes se habían asomado. Percy principalmente, con su pin puesto en el pijama.

— ¡Todos a la cama! ¡McGonagall lo ordenó! —les decía. Pero los murmullos le ganaban y sus palabras se iban en el aire.

La profesora McGonagall no tardó en aparecer, la sala común de Gryffindor era un griterío. Ella los regañaba cuando Ron gritó al mismo momento que todos hicieron silencio:

— ¡NO FUE UNA PESADILLA! ME DESPERTÉ Y SIRIUS BLACK ESTABA DELANTE DE MÍ, CON UN CUCHILLO EN LA MANO

— ¿De qué hablas, Weasley?

— Lo vi, profesora. Estaba a mi lado. Lo juro.

— ¿Cómo iba a pasar?

— No lo sé, pregúntenle a Sir Cadogan.

McGonagall corrió un poco temblorosa hasta la entrada, Gryffindor hizo silencio para escuchar lo que decían.

— ¡Sí, gentil señora!

— ¿De... de verdad? ¿Y la contraseña?

— ¡Me la dijo! —respondió altanero—. Se sabía las de toda la semana, señora. ¡Las traía escritas en un papel!

La profesora volvió sobre sus pasos y los miró con el ceño fruncido.

— ¿Quién fue? ¿Quién escribió todas las contraseñas y las perdió?

Neville, pálido y tembloroso, se hizo cargo.

Sir Cadogan fue despedido, la Dama Gorda volvió (aunque solo porque pusieron unos gigantescos guardias) y a Neville no le dirían más las contraseñas, debería esperar a sus compañeros para pasar.

En esos días, además de la carta vociferadora de Neville, un búho dejó en manos de Harry y Ron una carta de Hagrid. Los invitaba a tomar el té en su cabaña. Todo para comentarles lo mal que la estaba pasando Hermione ahora que estaban peleados, e intentó hacer entrar en razón a Ron, después de todo, Crooks era un gato y Scabbers una rata. También les comentó sobre el juicio de Buckbeak.

Ese sábado, irían nuevamente a Hogsmeade. Y Harry, con el mapa del merodeador y la capa invisible, podría sumarse a Ron. Cosa que le funcionó, por segunda vez, a la perfección. Con la excepción de que Snape lo atrapó saliendo por la joroba de la bruja tuerta al volver. Snape lo regañaba severamente en las mazmorras, sacándole el mapa del merodeador y llamando a Lupin (quien terminó salvando a Harry de las garras de Snape, pero de igual manera confisco su mapa, y también lo regañó).

Hermione les habló solo para darles unas terribles noticias, iban a ejecutar a Buckbeak. Y entre lágrimas, los tres amigos arreglaron todos sus asuntos, de hecho creían que su amistad se haría más fuerte, logrando rescatar la vida del hipogrifo.

Las vacaciones de Semana Santa no fueron nada relajantes con los exámenes pisándoles los talones, y leyendo todo sobre los juicios a criaturas mágicas. Además de que Harry tenía la presión por la copa de Quidditch, tenían que ganarle a Slytherin. Podía sentir la respiración de Wood sobre su cuello.

La noche anterior al partido, el primer viernes después de la semana santa, todo Gryffindor estaba en la sala común rodeando a sus jugadores. Wood dio un discurso motivador, los gemelos hacían sus gracias, y la saeta de Harry seguía siendo motivo de toda la atención. Muy tempano, Oliver los envió a la cama para estar bien descansados.

Harry no durmió nada bien, tuvo pesadillas con el partido. Se despertó a mitad de la noche con mucha sed, se levantó a servirse un vaso con agua cuando algo llamó su atención en la ventana. Un animal rondaba por el césped, después de ponerse los anteojos, vio que se trataba de Crookshanks. Después apareció un perro negro y gigante, el gato canela corrió hacia él, estaban juntos... Harry intentó despertar a Ron, pero al volver a la ventana, ambos animales habían desaparecido.

Al otro día, después del partido más sucio que habían visto, Gryffindor finalmente ganó la copa.



El diario de J. Potter » Sirius & Regulus BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora