𝑐𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 13

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𝑝𝑒𝑟𝑑𝑖𝑑𝑜 𝑒𝑛 𝑒𝑙𝑙𝑎

Julio, 2019

MAXIMUS

—Eh, ¿te vas tan rápido? —pronuncia uno de mis compañeros de equipo y me toca el hombro, con el fin de detenerme.

—Tengo cosas que hacer —respondo, lejos de querer darle más información.

—Vamos, es solo una fiesta. Eres el capitán, Crawford. Deberías salir y divertirte más con nosotros —incita, refiriéndose al equipo.

Ellos asisten a fiestas universitarias cada fin de semana. Comienzan los viernes por la noche después del entrenamiento y acaban los domingos al amanecer, tan borrachos que necesitan el día completo para recuperarse. Vuelven al ruedo los lunes por la mañana, el entrenador espera firme y exigente para comenzar.

—La próxima será.

Doy un paso al costado y salgo del vestuario, directo a la residencia para tomar mis cosas y las llaves del auto, dispuesto a marcharme. Lo que inició como <<solo sexo>> se convirtió en la razón que me lleva a conducir cientos de kilómetros cada fin de semana, el motivo por el que tengo un escaso interés por las fiestas y por cualquier otra chica que pudiera cruzarse en mi camino. Esa razón tiene un nombre, cuatro letras: Luna.

Decido enviar una foto antes de emprender viaje, solo para encender su interés y encontrarla ansiosa por tenerme. En realidad, siempre lo está, pero me divierte provocarla.

<<Yendo por ti.>>

Envío.

Sé que está trabajando, pero recibo una respuesta al instante.

<<Mierda, eres tan lindo que es molesto>>, leo. Sonrío. Llega otro más.

<<Te quiero aquí. Ahora>>.

<<Envía algo>> pido, tampoco puedo esperar a verla. Necesito un maldito adelanto.

<<Lo siento. Tendrás que darte prisa para ver>>.

Su maldad es frustrante, pero a la vez, abre paso a la imaginación. No es la primera vez que lo hace. Luna es una experta en jugar con mi cabeza. De pronto, comienzo a imaginar lo que llevará puesto, que conjunto de ropa interior habrá elegido esta vez y todas las maneras en que deseo tocarla. Siento la temperatura de mi cuerpo elevarse mientras conduzco por la carretera. Me las vas a pagar, Luna.

☾⋆⋆⋆☽

Cuidamos tanto lo que tenemos, que incluso lo ocultamos de nuestros padres. A Luna se le dificulta, ya que tanto su mamá como su papá son muy atentos y mantienen los ojos sobre ella. Sin embargo, para mí es sencillo. Mis padres casi nunca están en casa y su principal preocupación es el fútbol americano, siguen los resultados de cada partido, las criticas deportivas y me presumen con afán frente a sus amistades. Aunque esté fin de semana han decidido quedarse en la casa, por lo que alquilé una habitación de hotel para pasar los próximos dos días con Luna.

Acordamos que esperaría a dos cuadras de su casa, frente al parque principal del vecindario. Mientras me aproximo, me detengo por la luz roja de un semáforo y desvío la vista hacia el espejo retrovisor, solo para comprobar que tan bien me veo. Luego, retomo el trayecto y en el lugar indicado, busco a Luna.

Aún no decido si la besaré en el auto o si esperaré a llegar al hotel, solo para explotar su ansiedad.

El problema, es que no la encuentro de pie, esperando por mí, sino que la reconozco sentada a una orilla de la acera. Da la impresión de que está agobiada.

Asuntos ilícitosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora