𝑐𝑜𝑛𝑡𝑖𝑔𝑜, 𝑎 𝑐𝑢𝑎𝑙𝑞𝑢𝑖𝑒𝑟 𝑝𝑎𝑟𝑡𝑒
Noviembre, 2019.
LUNA
—Cariño, alguien vino a verte —mamá aparece en la habitación, quitándome los auriculares para conseguir que la escuche—. Maximus —responde ante mi expresión confusa.
Permanezco estática durante un par de segundos. ¿Por qué está aquí? Se supone que me encanta cuando me sorprende con una visita entre semana, pero prefiero que lo haga a escondidas y que pase a recogerme a unas cuadras de aquí.
Mierda, ni siquiera me ha dado tiempo para arreglarme. Llevo un viejo pijama infantil que solo mis padres tienen permitido ver.
—¿Él está aquí? —indago, todavía desorientada.
—Ajá. Está conversando con tu padre. De hecho, está maravillado haciéndole preguntas sobre el futbol americano. Y, si no escuché mal, Max prometió obsequiarle entradas.
Abro los ojos, impresionada.
—¿Qué?
Lo voy a matar.
—¿Cuándo piensas decirnos que estás saliendo con él?
—Mamá... ¿Qué te hace pensar eso? —cuestiono, mientras salgo de la cama e inicio a colocarme ropa decente. Encuentro un pantalón corto de mezclillas y una camiseta blanca, clásica.
—Tú cara. Lo nerviosa que estás. Esas reuniones secretas que tienes los fines de semana. Eres mi hija, te conozco mejor que nadie —sonríe, complacida porque le ha dado justo en el blanco. Lo sabe todo y ni siquiera tuve que contarle nada—. Y debo admitir que últimamente, te veo más feliz.
De pronto soy yo la que sonríe, porque simplemente, no puedo ignorar la verdad. Me he sentido más viva que nunca en los últimos meses.
Acabo poniendo los ojos en blanco, frustrada porque tengo que darle la razón a mí inmiscuida madre.
—Como sea, luego hablamos, mamá —chequeo mi cabello en el espejo que cuelga de la pared y, de inmediato, transito el breve camino hasta la sala.
Mi casa no es como la mansión de Maximus, no se asemeja ni siquiera un poco. Es un sitio bastante pequeño, dos habitaciones, un baño, cocina/comedor y el living, donde mi padre continúa teniendo una amistosa conversación con el rubio.
Dirijo una mirada asesina al mayor, haciéndole saber que debe marcharse. Papá no lo entiende a la primera, por ende, mamá intercede y le recuerda que deben seguir trabajando.
—Tus padres son encantadores —pronuncia Max, que está de pie con las manos guardadas en los bolsillos de la chaqueta negra. Como de costumbre, no está nervioso ni intimidado; carga esa actitud de chico relajado y despreocupado, mostrando que todo está bajo control—. ¿Hice mal en venir?
—Probablemente —contesto, sincera. Solo estoy tratando de no ser hiriente, ya que, por dentro, se me ocurren un montón de aspectos que deseo reprocharle—. Debimos hablar sobre esto primero.
—Lo sé, pero... Dame un minuto. Deja que te muestro algo y luego, puedes enfadarte todo lo que quieras conmigo y gritarme todo lo que quieras —se atreve a bromear, haciendo que mi furia sufra un pequeño incremento. Aunque descubrí que existen muchas cosas que amo de él, también continúan en pie todas las cosas que siempre odié. Tales como su arrogancia o el hecho de creer que, con una de sus sonrisas encantadoras, lo arreglará todo.
—Bien. ¿Mostrarme qué?
Mi escasa paciencia es evidente.
Lo observo hurgar en sus amplios bolsillos. Poco después, sostiene frente a él papeles rectangulares. Extrañada, debo posicionarme unos cuantos pasos delante, para alcanzar a leer lo que dicen.
Primera clase. Asiento 12.
Destino: Mykonos, Grecia.
Fecha: 15 de diciembre, 2019.
Aquellos son los primeros datos que alcanzo a leer, pero mi cabeza no es capaz de procesar la magnitud de la información.
No puedo creer lo que hizo.
Sencillamente, no puedo.
Esta vez enloqueció. Si, de verdad se volvió loco.
Quiero gritar de felicidad, pero también quiero gritarle porque se suponía que estaba enfadada, pero ahora la furia se ha minimizado a causa de la alegría inesperada que acaba de darme.
Soy un caos. Un maldito caos causado por el chico que me lleva al extremo, todo el tiempo.
—Escucha Maximus, si esta es una de tus estúpidas bromas, juro qué...
—No es una broma. Es la mejor decisión que tomé en años.
Continúo viéndole sin creer lo que está pasando.
—Pero estaba en la lista de lugares que solo son sueños.
—Bueno, pero ya no lo será. Iremos, juntos.
Todo en esa última oración suena perfecto y mi primera reacción, es dar un pequeño salto para colgarme de sus hombros y abrazarlo con fuerzas. Ya ni siquiera me importa que mis padres estén rondando por ahí y puedan verlo todo.
—Te odio —bromeo, porque no puedo creer que ha conseguido deshacer mi rabia en un minúsculo segundo. Solo tuvo que sonreír, develar la sorpresa y recordarme que, los días pasan, pero él no deja de pensar en lo que tenemos. No deja de pensar mí y en mis sueños, y en los detalles que me hacen chillar de felicidad. Y eso, eso es lo que se siente realmente bonito.
—No parece —se burla, largando una suave carcajada—. Me odias y viajarás al otro lado del mundo conmigo. Eso no es muy coherente de tu parte, eh.
—¿Y cuando algo entre nosotros ha sido coherente? —me despego para verlo a la cara, demostrando que llevo la razón y con la euforia del momento todavía colándose en mis venas, lo beso como si estuviéramos solos en el mundo.
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Asuntos ilícitos
Mystery / Thriller❝El mundo ardía y yo, solo pensaba en estar contigo❞ ☾✰ Luna se preguntó por qué él lo hizo. Le dolía como el infierno. Pensó en los planes, el amor, la pasión y los secretos. En las personas que habían herido. Pensó en él. ¿Acaso lo que vivieron si...