𝑐𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 14

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𝑐𝑜𝑛𝑡𝑖𝑔𝑜 𝑒𝑠 𝑠𝑢𝑓𝑖𝑐𝑖𝑒𝑛𝑡𝑒

Septiembre, 2019.

LUNA

Él inició el caos, trajo el desorden y las locuras.

Y yo, lo amo por eso.

Desperté por la mañana pensando en Maximus. Recordaba la conversación del fin de semana, donde contó que disputaría un partido importante el próximo viernes. El resultado define el ingreso del equipo al campeonato universitario de futbol americano, allí competirán las universidades más importantes del país.

Usualmente no guardo en mi memoria ese tipo de explicaciones deportivas, pero encontré cierta ilusión en sus ojos, mientras me contaba que se trataba de algo importante. Luego, con su facilidad para hacerme pasar de un estado emocional a otro, me rompió el corazón: <<Mis padres están de viaje por trabajo, así que no pueden ir a verme>>, lo agregó como un simple detalle, que quedó en el aire.

A solas, llegué a la conclusión de que nadie estaría ahí para apoyarlo. Jude y Sebastian continúan su viaje fuera del país, Caleb realiza pasantías en una empresa importante y su relación con Irvin está cortada. Al parecer, después de la amenaza que recibí en la calle, Max y él tuvieron un encuentro; no sé qué pasó exactamente, pero como todos seres irracionales, acabaron a los golpes -y lo regañé por eso.

La cuestión es que, entendí que yo era su único apoyo. No puedo fallarle. Sobre todo, teniendo en cuenta cada esfuerzo que él hace para mantener esta especie de relación. Viaja cada fin de semana para verme, consigue sitios bonitos y se mantiene atento a lo que necesito.

Esta vez, me toca a mí.

Así que conté mis ahorros, compré un pasaje y una entrada para el partido. Sería más fácil decirle que estaré ahí, pero quiero darle una sorpresa. Además, prefiero no interrumpir su concentración.

☾⋆⋆⋆☽

El estadio deportivo de la universidad es enorme. En las tribunas, se agrupan un montón de chicos y chicas de mi edad, virando por su equipo favorito y bebiendo cerveza. Me da una punzada de envidia y a la vez, melancolía. Suena cruel, pero es cierto: esta es la vida que me pierdo al quedarme en la ciudad trabajando en la panadería con mis padres. Es lo que tocó y no desestimó su esfuerzo, pero a veces me gustaría volar por mi cuenta.

No comprendo por qué Max prefiere volver conmigo los fines de semana. Quiero decir, a él siempre le gustó la atención, los grupos de amigos grandes, beber y salir de fiestas. Debería estar enloquecido por esta vida, pero no es así. Deja todo esto para encerrarse en una habitación, conmigo.

El partido inicia y, escabullida entre la multitud, me atrevo a quitarme el capuchón de la sudadera gris que elegí para pasar desapercibida. Después de todo, no hay nadie allí que pueda reconocerme. Los minutos trascurren a toda prisa y, de forma inesperada, me encuentro gritando alborotada tal cual fan, cada vez que el equipo de Maximus anota un punto. Aún más, si lo anota él.

Y acabo sintiéndome como una estudiante de preparatoria, cuando, después de marcar un tanto, Max me reconoce en medio del alboroto y me da una de esas sonrisas que me hacen vibrar por completo. Estoy flotando.

<<Eres el mejor>>, modulo a la distancia y por su expresión, creo que lo entiende.

—¿Luna? —un hombre que viste las prendas del equipo me toma por sorpresa.

—Sí, soy Luna —respondo confundida y leo en su credencial <<Daniel, asistente>>.

—Por favor, déjame guiarte al sector de invitados. Maximus lo pidió.

Asuntos ilícitosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora